“Quizá la violencia atroz que vivimos hoy tenga su origen en la impunidad de las etapas anteriores: como nunca se castigó a los culpables, los culpables siguen haciendo atrocidades y no han recibido el castigo que merecían y siguen mereciendo”, conjetura el ex rector de la UAG
Nuestro temor es no tener tamaños para dar resultados
El presidente de la Comisión de la Verdad, José Enrique González Ruiz, es contundente: “En Guerrero –dice– se dio una guerra sucia en la que el Estado en todos sus niveles, estatal, federal y municipal, atacó a la población. Se cometieron crímenes de lesa humanidad en Guerrero, más que en cualquier otra parte del país; hubo aquí ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, hubo tortura, hubo persecución a pueblos enteros y exterminio a esos pueblos, como el caso de El Quemado; y todos esos hechos son como una herida abierta, siguen latiendo ahí en la conciencia social”.
Sentado frente a una taza de café, en un restaurante de la Costera, donde se desarrolla la entrevista, el también ex rector de la Universidad Autónoma de Guerrero aventura una hipótesis: “Quizá, me atrevo a especular, quizá la violencia atroz que vivimos hoy tenga su origen en la impunidad de las etapas anteriores: como nunca se castigó a los culpables, los culpables siguieron haciendo atrocidades y no han recibido el castigo que merecían y siguen mereciendo”.
–Desde antes de que se conformara la Comisión –se le pregunta– empezaron una serie de hechos, como el asesinato de la esposa de Lucio y ahora estos últimos incidentes: la irrupción de la Policía Federal en sus oficinas de Acapulco y el cristalazo en la de Chilpancingo. ¿Ustedes sienten algún temor ante una posible embestida desde la oscuridad del poder que pudiera verse afectado por su trabajo?
–El temor que tenemos es no tener los tamaños para dar resultados; el otro es parte de la vida. Ya hemos andado mucho por esos caminos, así que estamos acostumbrados.
Creada por el Congreso de Guerrero hace tres meses para tratar de esclarecer los crímenes de lesa humanidad cometidos durante laguerra sucia, la Comisión de la Verdad, explica González Ruiz, tiene un tiempo acotado sólo a 10 años: revisará lo que sucedió de 1969 a 1979, cuando el Estado lanzó una operación policiaco-militar para desmantelar a los grupos guerrilleros de entonces, particularmente el de Lucio Cabañas en la sierra de Atoyac.
“Fue creada porque los familiares y las víctimas durantes muchos años la pelearon, la promovieron; entonces, es un buen instrumento; además, cuando se estuvo analizando cómo crearla, se vieron los parámetros internacionales, vimos cómo han funcionando en otros países las comisiones de la verdad, vimos la experiencia de Perú, leímos bien sobre la de Sudáfrica; analizamos las experiencias que hay, y pensamos que la ley que creó la Comisión en Guerrero está bastante bien hecha, es una ley que se ajusta a los parámetros internacionales”, expresó.
A la entrevista, el comisionado llegó solo, y más tarde se le unió Martín Hernández, ex dirigente estudiantil de la UAG.
“Es –remarca el ex rector– una comisión formada por ciudadanos; ninguno de los que estamos ahí somos dirigentes de partidos políticos, ni tenemos un cargo público en el corto plazo en nuestros antecedentes; somos gente de la sociedad civil y todos tenemos experiencia en el tema de los derechos humanos, uno de un modo y otros, de otro: Pilar Noriega y yo, como abogados; Nicomedes Fuentes, por su participación en la lucha social; Hilda Navarrete, por su organización en la Costa Grande, y Arquímedes Morales Carranza fue rector de la UAG y conoció de cerca estas luchas; es muy ciudadana la Comisión, quedó bien constituida, no hay el riesgo de que pueda ser cooptada o enredada en cuestiones de carácter electoral o político”.
–¿Por qué, entonces, no habían hecho público el lugar donde operarían?
–Tenemos tres meses que rendimos protesta ante el Congreso. Estábamos echando el cimiento de la Comisión, estábamos buscando espacios, formando un equipo de trabajo. Formamos un equipo de investigación que se encargue de trabajar sobre la memoria histórica, un equipo jurídico de abogados para que trabaje sobre las posibles pruebas que vamos a ir acopiando y que vamos a entregar al Ministerio Público, un equipo de prensa que tendríamos que ir tratando de conformar, y por eso habíamos preferido tener un perfil bajo. Sin embargo, alguien se enteró de que existe la Comisión y que tiene sedes, y ya empezaron a hacer maldades. Yo espero que hayan sido simplemente eventualidades, cuestiones que no sean un cuestionamiento a fondo del trabajo de la Comisión de la Verdad y que simplemente hayan sido de esas peripecias que ocurren en la vida. En realidad, en el fondo, a nosotros nos interesa esa tarea que tiene asignada la Comisión, que es de la mayor relevancia.
–Precisamente, parece que la gente ha puesto mucha expectativa ante el trabajo que desarrollarán, ¿ustedes cómo se sienten ante ese reto?
–Muy impactados por la responsabilidad. Es cierto, es una expectativa muy grande, la gente sí espera eso. ¿Qué espera alguien que viene a declarar con nosotros? Espera saber qué pasó con su familiar, qué se va a hacer con el culpable, espera que lo castiguemos, que lo castigue el Estado, y espera una reparación, y espera garantías de no repetición. Entonces, esas son muchas expectativas, y nosotros no las vamos a poder satisfacer todas. Entonces, tenemos que hablarle con la verdad a la gente y decirle que valoraremos todos los casos, igualitos, con el mismo rasero, pero algunos tendrán más elementos de prueba que otros, y hay que tener claro que esos serán los que se profundicen para que en esos casos se busque a los responsables y se les lleve a juicio. Le hablaremos con la verdad a la gente para no tener expectativas que después no podamos cumplir.
–La Comisión es estatal, pero en la guerra sucia intervinieron autoridades no sólo estatales, sino también federales, ¿cómo van a resolver esa parte?
–También tenemos un reto para saber si tenemos capacidad o no para hacer que las autoridades federales cooperen.
–Por ejemplo, los archivos del Ejército.
–Y de la Femospp (la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, creada por Vicente Fox para investigar los crímenes de la guerra sucia), que son grandes retos. Les vamos a hacer una petición pública a la Sedena y a la PGR para que nos permitan el acceso a esos documentos, y vamos a denunciar si no nos permiten el acceso. Vamos a agotar todos los medios legales: se los pedimos, nos los niegan o no dicen nada; promovemos amparo para que nos entreguen la documentación, tendrán que decirle algo al juez federal, y si no lo entregan, vendremos a la prensa y diremos: aquí están los documentos que pedimos y no nos los quieren entregar. Éso para efectos de validez formal, pero la información está ya en poder de mucha gente, pues ha sido muy pública. Acuérdate que el archivo de la Femospp se filtró a un periódico norteamericano y de allá nos llegó la información. Está como el caso ese de HSBC y pillerías que cometen: nos tenemos que enterar por periódicos norteamericanos. Esa documentación ya es pública, se conoce; entonces, nosotros lo que tenemos que hacer es validarla jurídicamente para que nos sirva en la investigación.
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