miércoles, 23 de marzo de 2022

Mis amigos, mi gatos...o por qué amo los gatos

Gatos Pardos

Sidharta, Shary mis amigos... O de por qué amo los gatos

Shary, reina de la galaxia y alrededores


Mis amigos, mi gatos...o por qué amo los gatos


Hercilia Castro

Zihuatanejo, 23 de marzo 2022. No recuerdo otras imágenes en casa o fotos de las que se reía mi madre, como aquella donde siendo yo una beba, Fígaro estaba cuidándome mientras mi padre, que se supone me vigilaba, dormía a rienda suelta. También esa foto donde mi madre carga un gatito amarillo, la casa apenas iba tomando forma, no estaba la casa actual ni tantas plantas, frutos,flores, o árboles.

Mi padre era producto de su generación, hijo de campesino, encargado de las tierras, el ganado, su toro cebú, su collie Sultán, todo transcurría como en un pueblo olvidado de la mano de Dios, dicen, algunos, hasta madre, que ella creyó llegar a Macondo. Pero al ver el mar, nunca más quiso irse. Indiscutiblemente, los gatos han estado una y otra vez en mi vida, como mi gato blanco Titi (después supe que así se llama un mono), era blanco, ojos azules y sordo, pero yo lo quería mucho. También a la Mitzi (gatito en Alemán), una gata carey hiper peluda que tuvo unas dos camadas que se regalaron. También hubo un padre muy responsable con su gatito que se la pasaban persiguiendo ardillas, aunque estás se burlaban de ellos y nunca las cazaron. O el güero, mi gato adorado que lo descubrió envenenado mi padre.

Madre y yo lloramos a no poder mientras íbamos a visitar a mi tía Eva Saldaña, la mejor siquiatra y amiga que he tenido, aunque yo era una niña, pero la admiraba demasiado por su independencia, su libertad y quería ser como ella, psiquiatra, desgraciadamente cuando leí el libro de psicología genética que tenía muchas ilustraciones de pacientes con patologías mentales, vi que esa no era mi profesión.

Cuando mi tía Eva nos vio llorando, nos preguntó que quién había muerto, cuando supo era Güero la pena, nos llevó con su sobrina que tenía una gata con unos cinco gatitos de un mes y medio aproximadamente. Elegimos uno con manchas atigradas y de sobra está decir que lo llamamos Tigre. Era consentidisimo por todos, nosotros y turistas. Alguna vez tuvimos un Tecuán (tigrillo pequeño), mi madre lo cuido porque estaba lastimado, pero lo dejó en libertad porque según ella, le daba miedo que me comiera, yo tenía meses de nacida.

Luego, un 31 de diciembre de no sé qué año, llegó una gatita persa con toda confianza,, todos la chulearon, le puse Arlene, como la novia de Garfield, vivió 15 años con nosotros. Era mi confidente.

Uno siempre idealiza, la memoria es así, se queda con los buenos recuerdos, los distorsiona pero te hace feliz. Las malas experiencias, para qué sacarlas todo el tiempo. Aunque la psique es maravillosa, es buena tahúr y cuando menos lo esperas, te gana en el poker. Mis gatos siempre estaban ahí, han estado en esos momentos. Cuando padre se alcoholizaba y arrancaba la camioneta, prendía el motor mostrando que él era el mandamás. Madre le mentaba la madre, se defendía, yo, niña de 5 años y hasta los 15, solo rompía en llanto, mis gatos me rodeaban, como queriendo consolarme. 

                                                         Princess
                                                       

Padre decía: ¿Por qué lloras?, ¿Qué, acaso me morí?, llora cuando este muerto. En mi inocencia entendía era algo razonable su argumento. Aprendí a leer a los tres años de edad,y a caminar al año, rodeada de gatos, libros y privilegios de hija única. A excepción, la otra realidad, el alcoholismo de mi padre y la menopausia de madre, me tuvo a los 44 años de edad, embarazo de alto riesgo.

Los gatos iban y venían, como Pelusa, que mi medio hermano la vino a dejar porque no la querían en su casa,ya que la vio hermosa por lo bien cuidada que la teníamos, se la llevó a Acapulco. Tigre seguía ahí, amaba a mi madre, todos lo queríamos cargar pero él prefería a madre…y a Donna, una estadounidense que le daba cheese wiz en la boca, del queso en espray. Yo envidiaba al gato.

Era hermoso con sus manchas atigradas, un mini tigre. Alguna vez tuvimos un restaurante de mariscos, todos trabajábamos, mi madre cocinaba, los meseros en su labor, yo mesereaba. Pero Tigre iba diario y se hacía el pobre gato hambriento y abandonado, se azotaba en el piso y los comensales le aplaudían y sentían lástima por él, ¡¡tanto así, que le dejaban buenas propinas!!.

Arlene llegó después de la muerte de Tigre, a mi padre no le gustaban los gatos, pero supongo por amor a mi madre los cuidaba y protegía, jamás dijo “asco de gato”, jamás fingió odio, los cuidaba, les daba filetes de pescado, no dejaba mi madre los quitara de la silla, cuidaba a mis consentidos, como Bibi, o Memecita (le puse así para que no lo castraran, ahora sé fue un error).

Después de la muerte de Padre, un gato negro que le decía “humildito), se fue, también mi hermoso gato negro, Memecita murió, y Mitzi (otro gato atigrado), y los tordos, zanates, palomas, y sus árboles murieron. Mi sobrino tuvo un accidente y estuvo a punto de morir por una herida infecciosa, afortunadamente, ese pacto de médicos, hizo que lo atendieran en en hospital de Infectología en la Ciudad de México. No olvidaré jamás esas fresas con crema chantilli que comimos en la calle con mi hermano, jamás me había invitado algo, jaja.

Luego, a los pocos días de regresar, tuve una crisis epiléptica generalizada, mi cerebro tuvo ese efecto de ver el túnel y la luz. Ingresé a urgencias del IMSS de Zihuatanejo y vagamente recuerdo que el dr García Partida – ya jubilado- me salvó la vida. Me pusieron mi diazepanazo y las enfermeras me cuidaron, mi madre esperó fuera, pero debo decir las enfermeras, como ya era clienta asidua, se portaron muy lindas conmigo.

A los dos días que salí toda débil del IMSS, recuerdo el periodista y pintor David Obscura, me regaló a mi compañerita Linguito. Meses antes, mi gato negro había muerto envenenado. Hay gente maldita que a fuerza quieren dominar toda forma de vida, al gato no lo dominas, por eso los matan, quieren sumisión, el gato jamás se doblega.

Hubo años que prefería estar hospitalizada, me sentía más querida que en casa, a excepción de mis gatos.

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Rony, Ronito, Ronroneador
 

Pero el motivo de mi amor por los gatos, no fue por los comics, fue por esa compañía cuando lloraba, fue porque Memecita me defendió de un ex que sólo me golpeaba, se drogaba, recuerdo que al defenderme mi gato, se abalanzó al monstruo y le clavó las garras en los testículos, él, lo aventó, pero el gato si estaba en la recámara, no permitía se me acercara. Días más tarde, me puso una patiza (o putiza)mi gato se acurrucó a mi lado y tuve que gritarle a padre, después de casi 4 años de esconder maltrato y violencia, padre me defendió, le dio sus llaves y se largó. Me pateó por ayudarle a mi padre a atender a un cliente israelí. Luego, se fue, no sin hablar mal de mi, y decirle a mi madre que yo era una puta interesada. Era psicólogo, me llevaba 20 años y aunque yo era mayor de edad, violó la ética, cometió tortura, me drogó sin mi permiso con nalbufina y rohipnol, y cuando vio que casi moría, fue cuando se asustó. Alguna vez leí que mientras más nivel educativo tenemos las mujeres, más difícil es decir la verdad, hablar del maltrato. Coincido con ello, es un condicionamiento, así como Pavlov con sus perros.

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Bibi y Linguito
 

Pero los gatos, los libros, la música y el mar me han mantenido cuerda, más mis amados gatos, han sido fuente de mi inspiración en estos 28 años de pintar (los), de escribir, de dormir bien, porque falso o verdad, yo sí creo ellos alejan los monstruos que te acechan en la noche, me lo han demostrado. Como la vez que en una navidad, tenía tos y mi madre me dio un remedio casero, cirián, que es como una calabaza verde fermentada con jerez. Esa cosa me puso mal, subí a dormirme, ni brindé, y a los pocos minutos caí en shock epiloide, tuvieron que llamar a la Cruz Roja, para que al final no supieran qué hacer. Pero Linguito, llegó maullando lastimosamente a donde estaba, eso me dijo mi sobrina, dice que pedía entrar al cuarto hasta que le abrió, y la gata angora se sentó sobre mi cabeza.

Recuerdo que ese día de navidad, había terminado de leer el libro que me regaló mi hermano Cristian “Mi vida con el Lama”, de Lobsang Rampa, al contarme lo de Linguito pensé: Linguito me salvó! De seguro luchaba con los señores de la muerte. En 2008, tres años después de la muerte de padre, todo Zihuatanejo estaba metido en la defensa de la bahía, contra un proyecto ecocida de la SCT, el alcalde perredista y ex diputado, Silvano Blanco de Aquino, se había regodeado frente a quienes nos oponíamos a un muelle a la mitad de la bahía porque había hecho la solicitud al briago de Felipe Calderón Hinojosa. Obvio todos le cuasi mentaron la madre. Hicimos manifestaciones, comunicados a compas de ongs internacionales y nacionales, pero la información es poder, y en ese momento me dejaron en la Red de Organizaciones y Grupos Ambientalistas de Zihuatanejo, la UCD, la unión de Trabajadores de la Construcción, lo más pesado, investigar nexos de corrupción, gracias a Erica Serrano y a amigos del Agustín Juárez PRO DH, aprendimos metodología y estrategia, en parte,creo por ello mis vísceras se calmaron. ¿Qué descubrimos? Sin fin de desarrollos con prestanombres, políticos metidos, etc.


                                             Sidhartita



Una noche que estaba metida investigando y me había preparado mi bebida para no dormir, chocolate con azúcar, bombones, café y jarabe hersheys, y que había terminado mi programa en Radio La Nueva República, Linguito, la gata angora que todas las noches esperaba paciente a que apagara la compu y durmiera, estaba a mi lado cuando de repente, saltó hacia la puerta que da a la azotea. De inmediato salté con ella, más por instinto que por medio, lo último que alcancé a ver fue la bota de un policía y cómo este bajaba por una escalera que había colocado para entrar a mi habitación. En ese entonces, toda la información de la defensa de la bahía y documentos confidenciales, estaba a mi cargo. Cerré la puerta y llamé a mi madre para que no abriera y llamara a la policía, la cual nunca llegó. Linguito volvió a salvar mi vida.

Días después fuimos a la Ciudad de México, al regresar, mi cuñada nos dijo que habían vuelto a entrar dejando heces por todos lados, y uno de los cuartos embarrado con mierda.

Las amenazas jamás han terminado, ni el hostigamiento o los asesinatos de compas cercanos, pero ese es otro tema.

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 Reina Shary

Mis gatos me han mantenido cuerda, el mar, el café, pero si algo he aprendido de ellos es la resiliencia, domar el ímpetu, cultivar la paciencia, la independencia (aunque eso aún me cuesta trabajo, soy humana y gregaria) , pero también a amar el silencio. Mis silencios y los suyos, amar su sensualidad, el gato es un ser muy sensual, selectivo, desconfiado, no a todos les brinda su querer. Me gusta pintarlos, tomarles fotos, darles su lugar, porque ellos voluntariosos, me dan mi lugar, a veces soy su amiga y otras soy la chica que limpia la casa y les da la comida, y otras soy la humana encimosa que les da pollito o jamón, sea el caso. De repente les caigo bien, pero, si estoy enferma o presienten una “entidad” me ronda, duermen sobre mi pecho, cuidándome como si fueran enfermeros de guardia.

                                                   Sharo, reina de la casa y la galaxia

Ahora tengo ocho gatos: Shary, la reina de la galaxia y sus alrededores – le digo así y se la cree, no permite la cargue a menos ella quiera amor- ; Rony, Ronaldo, Ronito, Ronaldiño, Ronroneador, un gato totalmente protestante, de todo reniega, de chico robaba cosas, juguetes, cojines, ganchos de pescadores, pescados grandes, etc, ya se reformó después de su operación, sigue neuras pero, es “malandro buena onda”; Princess que es una gata carey cariñosamente salvaje y gandalla, Doradis, que es la típica doñita que “yo no juzgo, pero cada quién su vida”, oji verde, dorada, la clásica señora criticona que se cree fifi, aspiracionista, eso sí, le sale lo golpeadora y a la pequeña de Aida no la deja en paz; Intruso que es su marido pero que es un rabo verde que le da cuerda a Shary y Princess, a pesar que Doradis es su gata. Linguito, mi gata enfermera y ninja que este 16 de enero cumplió 17 años la viejita. Y Sidharta, Sidharta que es un amor, nunca había tenido un gato tan consentido y codependiente como él, se pone ansioso si no me ve.

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Aidita, la más peque
 

Tenía días que quería contarles de mis gatos y estos retazos de vida, a veces tan monótona, otras tan inusual, pero sobre todo por qué amo los gatos. Los antepondría a una relación interpersonal? Creo que sí. Un gato no juzga, no critica, no ofende, marca lo que le gusta o no, pero jamás te dirá palabras altisonantes, ni dirá “qué asco”. Toda la vida he estado con gatos, cuando he reído a carcajadas y cuando lloro a mares y que sólo ellos me ven y saben lo que oculta mi alma, si es que existe, o mejor dicho, mi psique.

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 Shary e Intruso

Neta, si tienen gatos o han pensado en darle hogar a alguno, escojan a los viejitos, esos que nadie quiere por ser adultos, merecen morir llenos de amor, y si quieren que juegue, adoptenle un gatito que le haga feliz. Hay tantos gatos en refugios y abandonados en la calle a la espera de que pase un humano y los adopte, o mejor dicho, de adoptar un humano. Un gato te enseña a amar, así, sin poseer, ya lo dijo Cortázar:

«Querer a las personas como se quiere a un gato, con su carácter y su independencia, sin intentar domarlo, sin intentar cambiarlo, dejarlo que se acerque cuando quiera, siendo feliz con su felicidad.»

- Julio Cortázar

¿Tú amas como gato?…

Hercilia Gato 022’ 

                                                        Doradis y el boyfriend Intruso


 

Maúllidos : Como bien saben, sigo tratando de resistir y escribir, si gustas donar, todo apoyo es agradecido para 8 gatis y esta gata negra que no quiere dejar de escribir...Se les quiere






 



Ponen centro de acopio de alimentos en apoyo a afectados por incendios en Santa Rosa

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