lunes, 11 de diciembre de 2023

La alimentación en Acapulco después de Otis

 

La alimentación en Acapulco después de Otis.


Chef A.M.R

Un día como cualquier otro en Acapulco, hacía calor y todo se sentía muy bochornoso, el sol brillaba en todo su esplendor. Mientras tanto alrededor de la 1 y las 2 de la tarde comenzaban cada vez más los reportes del clima, anunciando que se acercaba una tormenta tropical.

Poco después de una hora anunciaban que la tormenta tropical se había transformado en huracán de categoría 3. Trabajo como chef en una cadena de restaurantes. Terminé mi turno alrededor de las 16 horas de la tarde y ya todo se estaba nublado, marque a casa para saber si no se iba  a necesitar algún alimento para pasar a comprar de camino en algún OXXO. Me contestaron diciéndome que no era necesario y que mejor me diera prisa porque estaba a punto de llover, sin saber que estaba cometiendo el peor error.


Y no solo yo cometí ese error, si no que nadie se preparó, ni si preocupó por comprar víveres para resguardarse durante y después del huracán. Todos creímos que sería como una tormenta cualquiera y que al otro día todo seguiría como si nada. Otis, categoría 5 en la escala Saffir Simpson

 Esos fueron los errores que cometimos los acapulqueños al principio ya que para las 8 de la noche el huracán ya pasaba a ser categoría 5 y los daños por el fenómeno, iniciaban.

Muchos de los negocios comenzaron a cerrar y a mandar a sus empleados a sus casas para resguardarse del huracán porque se veía que impactaría con mucha fuerza, y así fue.

Cuando tocó tierra aquella inmensa masa de viento y agua, se agitaba como si estuviésemos dentro de un remolino o un tornado para alrededor de la 12 de la noche y terminó cerca de las 3 de la mañana, dejando una ligera lluvia. En la mañana siguiente cuando desperté, decidí salir a comprar  algún  alimento para desayunar y comprar algo para la hora de la comida , (también para ver que  daños había dejado Otis).

mientras caminaba hacia el Oxxo (siempre compro en las tiendas locales pero estas estaban cerradas) veía que muchas personas pasaban con cajas de llenas de alimentos enlatados, cervezas, frituras entre otras cosas.


 Al llegar al Oxxo me percaté de que había sido saqueado y no quedaba ningún alimento, literalmente la tienda ya estaba vacía. Caminé por toda la avenida y por cada tienda que pasamos ya habían sido víctimas de la rapiña y así durante la primera semana después del huracán Otis. La rapiña no solo destruyo más a Acapulco durante los primeros días, si no que la mayoría de ellas, terminaron mal en el hecho de que los alimentos que no eran tratados con el cuidado que   se debía, y muchos de ellos terminaban en el suelo ya pisoteados por las multitudes de personas o abiertos por los empujones y jalones.

La gente de Acapulco nos alimentamos durante los primeros tres días de esa semana de embutidos, carne de res puerco y pollo que se mantenían con buenas características aptas para el consumo humano, toda la comida que se tenía que hacer solo era para comerse en ese instante ya que no hubo refrigeración para mantenerla y comerla después.

El pescado fue uno de los alimentos que no consumimos debido a que este era muy escaso y que aparte se descompone en cuestión de horas, días después, la carne dejo ser consumida ya que esta al pasar del tiempo se echaba a perder más rápido por el calor y la falta de electricidad en la ciudad.

Como a los primeros días de la segunda semana comenzaban a llegar pocas despensas y víveres, los que tenían automóvil optaron por buscar alimentos en los municipios de los alrededores. Durante la segunda semana nuestra alimentación se basaba en Arroz, frijol, lentejas, sopas, sardinas enlatadas y nuestra proteína salvadora, el atún enlatado.

El atún enlatado ha jugado un papel muy importante durante estos días porque nos proporciona más proteína sin altos contenidos de grasa ayudándonos a mantenernos con fuerza para limpiar el desastre que había quedado tras aquel evento catastrófico de la naturaleza. Durante la tercera semana después de Otis, se empezó a restablecer en la costera y en algunas colonias de alrededor la energía eléctrica, el mercado central volvía tener fluidez de productos y personas y con ello mas variedad de alimentos como huevo, frutas y verduras, pollo y algo de carne de res con la seguridad de que en las colonias y en los lugares con electricidad ya se podía mantener por más tiempo la comida.

 No hay que olvidar que también varias personas de manera independiente tuvieron la iniciativa de regalar comida a las personas más necesitadas, también comenzaron a surgir comedores comunitarios de la Secretaría de Marina, Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) y Guardia Nacional. Otros programas surgieron para ayudar al pueblo de Acapulco así como el “World central Kitchen” en Zibu Acapulco con la cocina dirigida por el chef Eduardo Palazuelos, quien desde las cinco de la mañana ya está listo preparando miles de raciones de comida al día.

 

*Este texto está basado en el testimonio de un amigo shef, sobreviviente al devastador huracán Otis,el pasado 24 de octubre de 2023*

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