La alimentación en Acapulco después de Otis.
Chef A.M.R
Un día como cualquier
otro en Acapulco, hacía calor y todo se sentía muy bochornoso, el sol brillaba
en todo su esplendor. Mientras tanto alrededor de la 1 y las 2 de la tarde
comenzaban cada vez más los reportes del clima, anunciando que se acercaba una
tormenta tropical.
Poco después de una
hora anunciaban que la tormenta tropical se había transformado en huracán de
categoría 3. Trabajo como chef en una cadena de restaurantes. Terminé mi turno
alrededor de las 16 horas de la tarde y ya todo se estaba nublado, marque a
casa para saber si no se iba a necesitar
algún alimento para pasar a comprar de camino en algún OXXO. Me contestaron
diciéndome que no era necesario y que mejor me diera prisa porque estaba a
punto de llover, sin saber que estaba cometiendo el peor error.
Y no solo yo cometí ese
error, si no que nadie se preparó, ni si preocupó por comprar víveres para
resguardarse durante y después del huracán. Todos creímos que sería como una
tormenta cualquiera y que al otro día todo seguiría como si nada. Otis,
categoría 5 en la escala Saffir Simpson
Esos fueron los errores que cometimos los
acapulqueños al principio ya que para las 8 de la noche el huracán ya pasaba a
ser categoría 5 y los daños por el fenómeno, iniciaban.
Muchos de los negocios comenzaron
a cerrar y a mandar a sus empleados a sus casas para resguardarse del huracán
porque se veía que impactaría con mucha fuerza, y así fue.
Cuando tocó tierra
aquella inmensa masa de viento y agua, se agitaba como si estuviésemos dentro
de un remolino o un tornado para alrededor de la 12 de la noche y terminó cerca
de las 3 de la mañana, dejando una ligera lluvia. En la mañana siguiente cuando
desperté, decidí salir a comprar algún alimento para desayunar y comprar algo para
la hora de la comida , (también para ver que
daños había dejado Otis).
mientras caminaba hacia
el Oxxo (siempre compro en las tiendas locales pero estas estaban cerradas) veía
que muchas personas pasaban con cajas de llenas de alimentos enlatados,
cervezas, frituras entre otras cosas.
Al llegar al Oxxo me percaté de que había sido
saqueado y no quedaba ningún alimento, literalmente la tienda ya estaba vacía.
Caminé por toda la avenida y por cada tienda que pasamos ya habían sido víctimas
de la rapiña y así durante la primera semana después del huracán Otis. La
rapiña no solo destruyo más a Acapulco durante los primeros días, si no que la mayoría
de ellas, terminaron mal en el hecho de que los alimentos que no eran tratados
con el cuidado que se debía, y muchos
de ellos terminaban en el suelo ya pisoteados por las multitudes de personas o
abiertos por los empujones y jalones.
La gente de Acapulco
nos alimentamos durante los primeros tres días de esa semana de embutidos,
carne de res puerco y pollo que se mantenían con buenas características aptas
para el consumo humano, toda la comida que se tenía que hacer solo era para
comerse en ese instante ya que no hubo refrigeración para mantenerla y comerla
después.
El pescado fue uno de
los alimentos que no consumimos debido a que este era muy escaso y que aparte
se descompone en cuestión de horas, días después, la carne dejo ser consumida
ya que esta al pasar del tiempo se echaba a perder más rápido por el calor y la
falta de electricidad en la ciudad.
Como a los primeros
días de la segunda semana comenzaban a llegar pocas despensas y víveres, los
que tenían automóvil optaron por buscar alimentos en los municipios de los
alrededores. Durante la segunda semana nuestra alimentación se basaba en Arroz,
frijol, lentejas, sopas, sardinas enlatadas y nuestra proteína salvadora, el atún
enlatado.
El atún enlatado ha
jugado un papel muy importante durante estos días porque nos proporciona más proteína
sin altos contenidos de grasa ayudándonos a mantenernos con fuerza para limpiar
el desastre que había quedado tras aquel evento catastrófico de la naturaleza.
Durante la tercera semana después de Otis, se empezó a restablecer en la
costera y en algunas colonias de alrededor la energía eléctrica, el mercado
central volvía tener fluidez de productos y personas y con ello mas variedad de
alimentos como huevo, frutas y verduras, pollo y algo de carne de res con la
seguridad de que en las colonias y en los lugares con electricidad ya se podía
mantener por más tiempo la comida.
No hay que olvidar que también varias personas
de manera independiente tuvieron la iniciativa de regalar comida a las personas
más necesitadas, también comenzaron a surgir comedores comunitarios de la
Secretaría de Marina, Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) y Guardia Nacional.
Otros programas surgieron para ayudar al pueblo de Acapulco así como el “World
central Kitchen” en Zibu Acapulco con la cocina dirigida por el chef Eduardo
Palazuelos, quien desde las cinco de la mañana ya está listo preparando miles
de raciones de comida al día.
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