jueves, 3 de febrero de 2022

Casa La Playa, rescatando la memoria…

 Casa La Playa, rescatando la memoria…




Hercilia Castro


Casi no hablo del hogar, de la casa donde crecí y donde se han tejido muchas historias, anécdotas buenas y malas, (no es mi oficio decirlo) pero esta vez, les contaré un poco de mi casa, Casa La Playa, una pequeña casa que desde 1948, en que todavía Zihuatanejo no se constituía como municipio, pues pertenecía a La Unión de Isidoro Montes de Oca, y los primeros lugareños tenían que ir a hacer sus trámites a ese municipio.


Sergio Castro Aburto, mi padre, nacido el 20 de septiembre de 1938, fecha en que el expresidente Lázaro Cárdenas del Río creó la primera escuela primaria del puerto, la Vicente Guerrero, que con el tiempo, todos querían estudiar ahí, pues se consideraba de primera, sobre todo, por quien la inauguró. Mi padre estudió en esa primaria.


Hijo mayor, mi abuelo le encarga a mi padre que se ocupe de la huerta, previo a la expropiación del Fondo Nacional de Turismo, que hasta la fecha, no le ha pagado las 490 hectáreas robadas (porque fue un robo) a los 110 ejidatarios, entre ellos mi abuelo, Alberto Castro Villalpando. Para finales de los 40, el predio de mi abuelo era ocupado por la tía Isidra, quien participó como pistolera en la revolución Mexicana, sin embargo, debido a que estaba enferma, muere por una infección. Es cuando entonces mi abuelo decide darle el terreno a mi padre y lo escritura a su nombre.


La vida en Zihuatanejo no era precisamente de pescadores, la mayoría eran campesinos, y testimonios de locales, cuentan que no sabían pescar debido a que no había anzuelos o tarrayas (red para la captura de peces), que incluso, hacían café de las semillas de parota (árbol codiciado por su fina madera) y harina del árbol de pan.


Zihuatanejo entra en el turismo en los años 50, un poco después del boom acapulqueño. Semi virgen, artistas y personalidades comienzan a llegar y a filmarse, películas. Desde Las pirañas aman en cuaresma, hasta El niño y el tiburón, Barba amarilla, La isla de los hombres solos, Un pirata de 12 años, Dónde quedó la bolita, Chanoc, Besos de arena, Tesoros, Shawshank redemption, when a man loves a woman, El día de los asesinos, Marea suave y Los Piratas.

Mi padre contaba que cuando fue la filmación de Las Pirañas aman en Cuaresma, todos los jóvenes iban a ver a la guapa Isela Vega, anonadados, mientras ella empoderada, mostraba sus piernas al sol. Además, las visitas frecuentes de Germán Valdez Tin-Tan que pescaba en el muelle sin que nadie lo molestara, o paseaba en su yate Tintanvento, o Johnny Weismuller (que fue uno de los primeros tarzanes), o Andrés García, Pedro Infante, Silvia Pinal, Paul Newman que venía a las regatas del Río Balsas y pasaba a Zihuatanejo (dos veces lo vi, guapísimo), o Pedro Arméndariz hijo, que también venía a esos torneos, y a todos saludaba.

Pero también anduvo en este puerto, Julio Cortázar, estuvo en las villas Las Urracas, en el verano de 1980, creando Cuadernos de Zihuatanejo, libro de sueños; Gene Lysaker, fotógrafo que documentó desde los 50 hasta 1998 y a quien cariñosamente los lugareños le decían Cri-Cri, por el sonido de su cám La Playa tuvo también a algunos escritores, uno de ellos fue Bruno Travén, que según mi padre, sólo salía a comer y se encerraba a escribir, y que estuvo más de un mes en esta casa. 

La pintora Stella Tambak qu


e vino por más de 20 años y nos regaló un cuadro, pero todas las navidades y cumpleaños nos mandaba una tarjeta. Mi padre era políglota, aparte de la primaria, nunca fue a una universidad, en esos años tanto las preparatorias como universidades estaban lejos, y era costumbre de los padres, dejar al mando de las huertas a uno de los hijos. Pero Sergio (Cheyo) como le decían, no se limitó a ser uno más, estudió inglés, tomó un curso de alemán, hablaba un poco italiano y entendía el francés. Fue buzo cuando los hombres se sumergían a grandes profundidades a puro pulmón. Tuvo una lancha de motor y aún queda en casa una panga amarilla que mis padres bautizaron como el Dinky. Tuvo muchos amigos, de todas las nacionalidades, pero también en esa convivencia se volvió alcohólico. Le gustaba leer, todo, y cuando estaba con sus cervezas ya encima, decía llamarse Serguei Castronof, primo directo de Fidel Castro.



Pero la casa la fue construyendo de poco a poco, con cuartos sencillos, los mejores, obviamente los hizo con vista al mar, a unos 20 metros sales y tienes la arena a tus pies. Alguna vez mi padre plantó jamaica, ajonjolí, había más limoneros, caña, plátano maconcho y plátano morado, papayos, un árbol enorme de Nimm, enredaderas a más no poder, iguanas y ardillas en libertad, tlacuaches, una vez me trajo de regalo una tuza, un roedor de campo horrible por su pelo crespo, muy agresivo, y otra vez, tuvimos unos días de mascota un tlacuache de nombre Monchito, también cuidamos un tiempo tortugas (que siguen llegando frente a casa), y otra ocasión tuve un murciélago unos días, todos en libertad. Él, amaba la naturaleza.


Luego conoció a mi madre, corría el año de 1968, ella pidió su cambio de escuela lo más lejos posible, acababa de pasar la masacre de Tlatelolco y ella no entendía a los audtos que decían que “qué bueno que el gobierno le dio un escarmiento a esos jóvenes”, porque había gente así. La vida siguió su curso y pese a ser “fuereña”, mi padre la aceptó aún teniendo ella cinco hijos de dos matrimonios anteriores. Se quisieron loca y apasionadamente, a pesar de la diferencia cultural y educativa. Para 1978 llegué a sus vidas, única hija de Sergio, y él, feliz. O al menos así se ve en las fotos.


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La casa, como muchos hotelitos porteños, vivió toda su gloria hasta la devaluación de Ernesto Zedillo Ponce de León, la crisis de 1994, en que los precios se alzan y los pescadores dejan de regalar su producto, porque existía tanta abundancia que entre mismos pescadores se regalaban el producto sobrante. Aún, con el despunte del desarrollo htelero Ixtapa, que sólo benefició a los empresarios y expresidentes de la República.



Porque la vida era tan abundante, y mis padres tan buenos anfitriones, que aún recuerdo las cenas que les hacía a sus clientes extranjeros y mexicanos: Mi madre y yo nos poníamos a hacer ensaladas, carnitas, salsas, o mole, chiles rellenos, pan horneado, y postre, eso cuando era cena mexicana. Otras veces, mi padre hacía langostas, de a kilo, no la baby lobster que no se debe consumir porque apenas está creciendo- Por favor, no la consuman pequeña, menos en tiempos de veda, es criminal -, camarones al ajo o la mantequilla, pasta, panecillos, vinos, bebida, mucha bebida. Ninguna cena vi que la cobrara como lo haría hoy un mediano resort, porque esa era su forma de atender a sus clientes y hacer amistades perdurables.


Una de las visitas que más recuerdo, fue la vez que el máster Rius (Eduardo del Río), vino a la casa con mi tocaya Hercilia , Hercilia, que alguna vez fue novia de mi padre años antes de conocer a mi madre. Una mujer muy guapa y culta, que sabía que mi madre y yo eramos fans de Rius y lo trajo a visitarnos. Estuvo unas seis horas sentado en la mesa de la cocina, platicando obvio, de política, de arte, de que venía constante a Zihuatanejo y se quedaba en casa de doña Helene Krebs Posse, quien fundó la única Sociedad Protectora de Animales en el puerto y gracias a ella y sus hijos, la nueva generación cuida un poco más a sus mascotas esterilizándolas y denunciando el maltrato animal.


La vida turística del puerto, su “turismo de alto nivel”, decayó, también por las tranzas de las administraciones municipales, la privatización de playas, resorts hechos en terrenos ejidales, despojo, la contaminación de las plantas de tratamiento vertiendo las aguas negras al mar, la mala atención de algunos prestadores de servicios, y la cereza del pastel, la violencia desde el sexenio de Vicente Fox Quezada.


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La Casa se mantuvo aún pese a todo, con turismo, con clientes frecuentes como Tom Hopes y su esposa Lynette, Mary y Ed, el sr Alan y el sr. Jacobs, Estella Tambak, los motociclistas de Gabo, que dejó de venir después de la muerte de su esposa, y la señora Fisher, David, un estadounidense que cada año pasaba por Zihuatanejo pero iba por productos a Guatemala, así que durante casi 20 años, algunos más, cada enero llegaban huyendo del frío estadounidense. Dígamos que mi vida fue crecer entre adultos de todas las nacionalidades, ser consentida y tener los primeros juguetes de moda antes que llegaran a las jugueterías, como una Cabage Patch original que tuve, o cajas enormes de Lego. Ṕero también era escuchar a mi familia hablar de política, o que mi padre me corrigiera cuando pronunciaba mal las palabras en inglés, Sergio detestaba que no hablara inglés británico, yo me defendía diciéndole que ya había nuevo slang,y que se tenía que actualizar porque los “gringos” hablaban diferente. A él le molestaba, decía que ese no era el idioma verdadero. También me tocó escucharlo hablar en alemán con sus amigos Germán y Ruth (dueños de la salchichonería Selva Negra), pero que en ese tiempo trabajaban junto a su amigo Pedro Serrano en la primera planta de embutidos en Zihuatanejo, hacían salchichas de tortuga, y las famosas jarras. Se dice también que la fama de las latas de almejas frescas de Zihuatanejo que mandaban a la Ciudad de México, en realidad llevaban marihuana, vayan a saber, bueno, queda para otra memoria.


El conflicto de hablar “bien” o más o menos bien el inglés, era que ya en la secundaria el profesor no sabía dar la clase, yo era la típica chica que le hacía la tarea de inglés y literatura a los demás para poder encajar, porque odiaba a mis compañeros, no sabían leer, no tenían tema, yo quería platicar de ciencia, de política, y ellos no querían clases, aún así, nunca fui soplona o arrastrada como otras sabelotodo. De llevar 9 y 10, mi profesor de inglés me reprobó porque en mi fase de asperger, le dije que no sabía dar la clase, que mejorara su método. Me fui a extraordinarios.


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Les cuento de Casa La Playa y de Zihuatanejo porque a veces olvidamos cómo nacen los pueblos, los sacrificios de su gente, cómo el campesino y el pescador pierden sus tierras a manos de un Estado asesino. Como cuando bajó el precio de la copra y los copreros fueron a protestar a Acapulco, mi abuelo quería que mi padre fuera a la manifestación, pero por azares no fue, el resultado, un número indeterminado de campesinos asesinados, gobernaba Raymundo Abarca Alarcón, y fue el 20 de agosto de 1967.


A mi me tocó andar en el plantón de 1988, después del fraude hecho por Carlos Salinas de Gortari, mi padre llevaba las cazuelas de comida que hacía mi madre, todos se inconformaron, menos la hueste rancia priísta que se burlaba de los que reclamábamos. Recuerdo bien que nos echaron a los soldados, la caballeriza militar. A partir de ahí, recuerdo casi todas las luchas y reuniones que había en casa organizando eventos de protesta, peticiones, demandas, haciendo pancartas, discursos, Nunca mi padre le prohibió a mi madre protestar, para él era su maestra, su ejemplo, y pese a sus malos ratos, siento que apoyaba la causa porque él mismo fue despojado de sus tierras, su familia perdió todo con la expropiación de 1974 que hizo Fonatur.


Siempre la Casa La Playa ha sido casa de huéspedes, aunque después de ña muerte de mi padre todo se vino abajo, sus árboles consentidos murieron, su mandarino, los cientos de tordos que les daba de comer, volaron sin retorno, sus gatos adoptados se fueron. Pero la casa no ha dejado de ser sinónimo de lucha, aunque ahora pareciera la gentrificación, los hoteles de lujo y el paso del tiempo y huracanes la quisieran tumbar.


Decenas de compas, de amigos de lucha han pasado por aquí al menos un día, como Bertoldo Martínez, luchador social queridísimo y líder del Frente de Organizaciones Democráticas del Estado de Guerrero (FODEG), y que en las madrugadas llamaba y me decía “ya voy para zihua”, eso significaba que iríamos a la Sierra a ver los pueblos allanados y torturados por los guachos, Raymundo Díaz Taboada, coordinador del Colectivo Contra la Tortura y la Impunidad, que junto con Oly Cortés han estado apoyando también a los compas de Ayotzinapa, también los camaradas ecologistas de la Sierra de Petatlán como Albertano Peñaloza y que murió en el exilio, los compañeros del Consejo de Ejidos y Comunidades Opositoras a la presa La Parota (CECOP), y claro, iniciar en el primer movimiento de mujeres feministas de Zihuatanejo, Mujeres Por La Paz AC.


Y las mismas luchas contra la privatización de la Bahía de Zihuatanejo que he ido contándoles en TW.


los valientes y hermosos maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG), disculpen el halago, pero soy hija de maestra disidente; las Torres, que han vivido también bajo el acoso de los grupos criminales de la Sierra de Petatlán, los campesinos de Juluchuca, Petatlán defendiendo en el 2010 su arroyo contra la empresa materialista de un alcalde priísta de apellido Lacunza, los desplazados de Puerto de Las Ollas, municipio de Coyuca de Catalán, o Las Palancas, o Guajes de Ayala, o la semana que estuvieron los compas de la Red Manglar Internacional, y que llegaron a la casa la compañera Esperanza y Gabriel de Bios-Iguana, de Colima, de Campeche los ecologistas de Procosta, de Lázaro Cárdenas, y los compañeros Javier Monroy e Isabel del Taller de Desarrollo Comunitario, o cuando llegaron a esconderse porque venían perseguidos los compas de la extinta Sicartsa, los compañeros de la Asociación Mexicana de Abogados del Pueblo (AMAP) Y DEL Agustín PRO-DHo Carlos Cassani, actor y compañero de las luchas sociales, y claro, El llanero solitito, el gran Enrique Cisneros fundador del CLETA,actor y luchador social. Y qué decir de los escritores y periodistas, promotores culturales, abogados ambientalistas honestos, tengo sus nombres, interminables, pero les daré su espacio a cada uno, prometo.



Por eso hoy quise contarles un poco de este Zihuatanejo escondido, y de por qué, he iniciado una campaña de rescate a este hostal-hogar-refugio, de aves, gatos, hombres y mujeres valientes que nos han acompañado y que hoy, Casa La Playa, necesita ayuda.


En https://www.indiegogo.com/projects/help-us-rescue-casa-la-playa#/ Indiegogo, hemos comenzado una campaña para rescatar la Casa, la meta es de 150 mil para arreglos estructurales y pagos, tenemos 57 días para llegar a la meta, sin embargo parece nadie la está viendo. También en la misma campaña mencionamos que pueden hacer donaciones en especie o voluntariado a cambio de un fin de semana. Como bien saben, en estos momentos me encuentro en una situación crítica, debido que al no tener un sueldo seguro los gastos básicos se acumulan, los gatis deben comer, y para colmo, mi epilepsia y esclerosis tuberosa se ha incrementado.



Voy para dos años sin servicio médico, sin seguridad para comprar mis medicamentos anti epilépticos, sin que me valoren en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco, y para colmo, sin que el IMSS me dé la pensión que merezco debido a mi enfermedad, ojalá Zoe Robledo leyera que sólo me dan largas y que mi diagnóstico de epilepsia/ Síndrome Esclerosis Tuberosa avanza, no me han hecho niveles séricos, aunque ya tengo la valoración de mi internista, falta la del neurólogo y el psiquiatra.

De no lograr la meta qué haría? Casa La Playa tendría que ser vendida y dejaría de ser el último bastión de lucha en Zihuatanejo, además de un lugar acogedor para nuestros turistas nacionales e internacionales...Ayúdenme a salvar Casa La Playa y la interminable historia a contar mientras exista...


*Maullidos: Como saben, estoy haciendo sin apoyo publicitario mi trabajo, se aceptan donaciones o, si quieren más fácil, tengo permanentemente a la venta mis acuarelas de gatos. Ya saben en qué twitter estoy @HerziliaKatito, claro.



Abrazos y nos leemos en la próxima entrega...


Hercilia Castro 

Ponen centro de acopio de alimentos en apoyo a afectados por incendios en Santa Rosa

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