viernes, 8 de junio de 2012

No tolerar más masacres, exige el obispo Raúl Vera en El Charco

En silencio total, indígenas conmemoran el 14 aniversario de la matanza de 11 campesinos

No tolerar más masacres, exige el obispo Raúl Vera en El Charco

Reclaman la UCEZ y APPG a Aguirre por el asesinato de 2 normalistas y los esterilizados de El Camalote
ROBERTO RAMÍREZ BRAVO ( Enviado)
El Charco, 7 de junio. En la cancha pública de la primaria Caritino Maldonado Pérez, de esta comunidad indígena donde el Ejército asesinó hace 14 años a 11 campesinos, el silencio es fuerte y denota reclamo.
Se siente, se ve: es una expresión de la población indígena que se repite en los rostros de las mujeres, en los hombres que permanecen de pie sin decir nada, en los ancianos que se sientan en el piso con la mirada baja y sólo escuchan.
Durante todo el acto de conmemoración de la matanza, los indígenas no hablan; ni siquiera participan en la ceremonia, sólo observan y callan. En su representación, sólo un sobreviviente, Bernardino García Francisco, habla en mixteco, sin ser traducido al español.
Hasta este lugar llegó el obispo de Saltillo, Raúl Vera López, para oficiar la misa en recuerdo de los caídos aquella madrugada del 7 de junio de 1998. Ante más de un centenar de indígenas y los representantes de organizaciones sociales que acudieron en gesto de solidaridad con los sobrevivientes y con las víctimas de la matanza, el religioso pidió a los deudos asumir que la sangre derramada de sus familiares es una semilla para que crezca la búsqueda de justicia, de dignidad y de amor. “No podemos seguir tolerando que haya personas masacradas por las fuerzas que debían defenderlos”, dijo.
A diferencia de otros años, en que se organizan en esta fecha una marcha, y un mitin en que suelen participartanto indígenas como representantes de organismos de derechos humanos y organizaciones sociales, y se lee algún comunicado, en esta ocasión se trató de un acto sencillo, casi íntimo. Fuera del programa –mientras se esperaba al obispo que llegó unas dos horas después de lo previsto– hablaron los visitantes: el luchador Pablo Sandoval Cruz, el dirigente del sindicato de Mineros, Roberto Hernández Mojica; el dirigente de la UCEZ, Arturo Hernández Cardona; el dirigente de la APPG, Nicolás Chávez Adame; la dirigente de la OPIM, Obtilia Eugenio Manuel; todos con el denominador común de condenar al Ejército, inclusive, tanto Chávez Adame como Hernández Cardona centraron también su crítica al gobierno de Ángel Aguirre. El primero dijo que se olvidaría el tema de los normalistas asesinados el 12 de diciembre pasado; y el segundo recordó que durante la matanza de El Charco y los esterilizados de El Camalote, era precisamente Aguirre Rivero en su tiempo de priísta, quien gobernaba la entidad.
En el centro de la cancha de la escuela, que ahora tiene un techo metálico, se colocó un altar, adornado con 11 velas medianas y dos cirios grandes, y una sábana de flor conocida como santa misapé o, a secas, santa misa, que es oriunda de la región. En el interior de los salones, donde murieron la mayor parte de los campesinos, también hay otro altar, y en cada uno, ha sido pintado un mural recordando aquellos hechos.
Antes de la llegada del obispo, el sacerdote de Concordia –que aglutina a 30 poblados de los alrededores, entre ellos El Charco–, Javier Zuloaga, leyó un pronunciamiento enviado por los integrantes de la pastoral social en el que les expresan su deseo de que haya justicia para todas las comunidades crucificadas por la violencia y que tengan “ánimo en su aniversario de dolor, y esperanza en el ciclo nuevo y la tierra nueva”.
Asimismo, les manifiestan que “Dios y la historia son testigos de su caminar” y que deben ser y seguir siendo protagonistas de su cultura.
En la cancha se aglutinan tres generaciones de indígenas: los viejos, surcado el rostro por arrugas y de pelo cano, los jóvenes que en su mayoría son mujeres; y los niños y adolescentes. Todos permanecen inmóviles. En el piso de cemento, algunos ancianos y ancianas se acuclillan. Parecen palomas en espera de levantar el vuelo.
El obispo Raúl Vera López llegó acompañado de los sobrevivientes Ericka Zamora Pardo y Efrén Cortés Chávez; del director del centro Agustín Pro, José Antonio Marroquín; de Magdalena López, de la red Década contra la Impunidad; y Raymundo Díaz Taboada, del Colectivo Contra la Tortura y la Impunidad.
De entrada, el obispo expresó a los indígenas su indignación por la matanza, y recordó que a él le tocó vivir de cerca otro caso similar en Acteal, Chiapas, pero allá, dijo, el Ejército usó paramilitares, mientras aquí actuó directamente.
Hizo una semejanza con la sangre derramada de Jesucristo y la de los indígenas muertos; dijo que el primero, al derramar su sangre, sembró la semilla de la lucha contra la violación a los derechos humanos en el mundo; y los segundos, han sembrado una semilla para que se dé a conocer lo que ocurre en Guerrero en ese sentido, y volvió a ejemplicar con los casos de Inés Fernández y Valentina Rosendo, violadas por militares en este municipio, que con su sacrificio, lograron hacer visible en el mundo las violaciones a derechos humanos cometidas por militares en Guerrero.
Les expresó que no están solos en su lucha, pues cuentan con el apoyo del Centro de Derechos Humanos Agustín Pro, del colectivo Década contra la Impunidad, y de muchas organizaciones.
“Nosotros estamos en deuda con ustedes. Yo no hago un favor con venir aquí, yo tengo la obligación de atenderlos”, dijo.
“Ustedes –agregó– son la parte donde debemos poner los ojos para ver un México más justo donde no haya masacres. Nosotros tenemos que poner atención a la gente más desprotegida de este país”.
Después, el obispo ofició la misa y entregó la comunión a los indígenas en una ceremonia sencilla. Al final, tomó protesta a los comités de sobrevivientes y comités de viudas, a quienes les insistió en comprometerse a seguir luchando por los derechos humanos no sólo derivados de la matanza de El Charco, sino de toda la región indígena.
“Hoy sabemos con la certeza de que Jesús está con nosotros, que no podemos cesar, no podemos detenernos en luchar por la justicia, la dignidad, el amor”, expresó Vera López.


http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2012/06/08/index.php?section=sociedad&article=004n1soc

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