miércoles, 8 de octubre de 2008

La derrota de Zeferino

La derrota de Zeferino

Jorge Salvador Aguilar

Eran las 10 de la noche en la casa de campaña del distrito 18 y en la cara de los activistas del PRD se notaba cansancio y fastidio, pero no se veía desilusión o frustración, como si la derrota no les importara o ya hubiese sido esperada y es que el dos por uno que les metió el PRI en ese distrito no puede ser un resultado de última hora, sino del deterioro de la confianza de la ciudadanía y de la falta de una propuesta y una candidatura atractiva.
La escena se repetía en la casa de campaña de la candidata a presidenta municipal, Gloria Sierra López. La mayoría de las casillas daban cuenta de algo que muchos habíamos advertido: que la candidata del poder sería rechazada por la ciudadanía, ofendida por un gobernador que había traicionado su confianza. En un sistema democrático los gobernantes pueden engañar al pueblo durante un tiempo, pero éste siempre cuenta con su voto para castigarlos.
Una victoria, igual que una derrota, es resultado de una serie de circunstancias y tácticas, donde muchos son responsables; pero nunca una derrota, como la sufrida por los perredistas ayer, ha tenido tantos responsables; casi todos los actores importantes de esa vertiente política contribuyeron a ella: las cúpulas nacionales, al dividir al partido; el perredismo local, por el sectarismo que lo hizo llegar dividido al proceso electoral, Andrés Manuel López Obrador, por no ser un factor para buscar la candidatura unificada del FAP, pero hay un responsable fundamental que es el gobernador Zeferino Torreblanca Galindo, que ha destruido al partido que lo llevó al poder, y ha sembrado la desesperanza entre la ciudadanía, mediante un gobierno ajeno a las grandes causas del proyecto de izquierda en el que se sustenta el PRD.
Nunca una derrota se había construido con tanto ahínco. Cada uno de los responsables hizo lo que le correspondía para lograrla, como si a nadie le interesara el triunfo del PRD. Así, pues, excepto a los activistas venidos del centro, a nadie tomó de sorpresa esta derrota; lo que si sorprendió un poco fue que el ganador en Acapulco fuese el PRI, cuando la mayoría de las encuestas daban a Luis Walton como ganador.
Pero analizado a toro pasado, tampoco esto es inesperado. Entre los tres principales candidatos a la presidencia de Acapulco no había una sola diferencia de fondo. Los tres son representantes de las élites económicas y políticas; los tres han sido formados en la cultura de la derecha. Así, pues, en el minuto que los ciudadanos se encontraron frente a la papeleta, se decidieron por el más recordable y decidieron votar por el pasado; esto pasa siempre que la ciudadanía no encuentra ninguna propuesta novedosa, se refugia en la “seguridad” de lo conocido.
Manuel Añorve representa lo peor del viejo régimen, la corrupción, el manejo patrimonialista del poder, el cacicazgo, pero ante el desorden del gobierno actual a nivel municipal y estatal, ante la incertidumbre y la violencia de que es presa la sociedad suriana, en general, y porteña, en particular, la sociedad siempre se refugia en la seguridad que cree que le pueden dar los gobiernos autoritarios.
Qué le ofrecía a los acapulqueños Convergencia con Luis Walton; una reedición de Zeferino; el candidato del partido naranja es un personaje ajeno a las luchas sociales ¿por qué entonces votar por él?. Cuál era la oferta del PRD con Gloria Sierra, ninguna que la distinguiera de los otros dos candidatos. Sierra López fue como un barco que fuera echado al mar sin ruta, sin brújula, sin capitán y sin timonel. El pueblo nunca se embarca en aventuras que no lo llevan a puerto seguro.
Como lo dijimos en la entrega anterior, este triunfo del PRI cambia diametralmente la correlación de fuerzas en el estado y socava más la endeble legitimidad del gobierno del Torreblanca, obligándolo a estrechar su alianza con los factores de poder estatal y nacional. De esta manera Zeferino se convierte en rehén del caciquismo y no en jefe de éste, como pretendía.
A pesar de que he oído decir a algunos amigos inteligentes que ésta no es una derrota del PRD, sino que debe endosarse únicamente al gobernador, es indiscutible que el domingo este partido sufrió un severo golpe que lo pone en terapia intensiva, al borde de la inanición, porque no sólo perdieron los candidatos del gobernador, sino los de todas las corrientes; la del domingo fue una derrota generalizada; fue una derrota de la izquierda.
Otra cosa es que, de ser bien manejada, esta derrota puede ser una gran oportunidad para saldar cuentas con el zeferinismo y para que la izquierda recupere el control del partido. Es ahora o nunca. Para ello el PRD requerirá una adecuada lectura de la realidad guerrerense y, a partir de ahí, la estructuración de un proyecto alrededor de tres ejes: la constitución de un amplio frente social, donde los principales actores: maestros, indígenas, ambientalistas, mujeres, campesinos, universitarios, Cecop, se unan alrededor de un programa que incluya las demandas históricas de la sociedad guerrerenses; un replanteamiento de las alianzas internas al interior del PRD, que sin ignorar la dinámica nacional, ponga el énfasis en la local, en aras de recuperar el papel de la izquierda en la sociedad suriana; que a partir de ese nuevo realineamiento al interior del perredismo se obligue al gobierno estatal a concretar una verdadera alianza con este partido, que se refleje en el programa de gobierno y en la conformación del gabinete.
Lo anterior requiere un liderazgo que unifique a todas las corrientes perredistas, un proyecto visionario y perfil de estadista de ese liderazgo. Por más que busquemos al interior del perredismo, no vemos una personalidad con esas características, por lo que no quedará más que el movimiento social para asumir ese liderazgo y empezar a crear a partir de ahí un nuevo liderazgo.
Si en el PRD se vuelve a imponer la vieja inercia sectaria y el pragmatismo y hace como si nada hubiese pasado, este partido será barrido del escenario político estatal por un PRI que en los próximos dos años y medio hará valer su fuerza en el Congreso, obligando al gobernador a trabajar para fortalecer la vieja política, algo que al gobernador no le dará mucho trabajo.
Por lo pronto, y como algo secundario, la derrota perredista de ayer ha destruido muchas esperanzas personales; para empezar, la de aquellos que poniendo por delante sus intereses personales abandonaron las filas perredistas buscando la sombra protectora del nuevo caudillo; hoy en la orfandad política, están obligados a regresar a los cauces de la izquierda vía el movimiento social.
Quedan cancelados los sueños caciquiles de Zeferino Torreblanca; ahora sólo tiene dos opciones: o llega a un acuerdo con el PRD, compartiendo con éste el gobierno, lo cual es impensable para un ego como el del gobernador, o se entrega abiertamente en los brazos de Felipe Calderón, lo cual es más factible.
La pelota está ahora en la cancha de la izquierda y del movimiento social. En perores circunstancias la sociedad guerrerenses ha salido adelante; ésta no tendría porque ser la excepción

Aunque usted no lo crea

Para que no se dude que la de ayer fue una catástrofe para el PRD, por primera vez en 20 años este partido ha perdido su bastión Teloloapan, nada menos que frente a poderoso Partido Alternativa Socialdemócrata, que compite en Guerrero por primera vez. Así se acaban dos décadas de gobiernos perredistas que en nada cambiaron las condiciones sociales de este municipio…La foto de primera plana de El Sur es reveladora: Ángel Aguirre, Manlio Fabio Beltrones, Manuel Añorve, y Beatriz Paredes, sonrientes, levantando las manos en señal de triunfo. Expresivos rostros del pasado con quienes regresa la vieja política corporativa, caciquil y patrimonialista. Si esto no alerta a los perredistas, merecían perder.


maquiaveloyalgohotmail.com

http://www.suracapulco.com.mx/opinion02.php?id_nota=3651

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