Zacarías Cervantes
Chilpancingo
Una gira salpicada de respaldos a algunos candidatos, balconeo de presidentes municipales que no del gobernador Zeferino
Torreblanca Galindo pese a las muestras de inconformidad contra éste fue la que sostuvo ayer el ex candidato a la presidencia de
la República, Andrés Manuel López Obrador por seis municipios de la zona Centro del estado, con la que concluyó su recorrido
por los 81 municipios de Guerrero que comenzó el año pasado como “presidente legítimo” de México.
A las 10 de la mañana, López Obrador encabezó el primer mitin en la plaza principal de Zitlala; el templete se colocó al pie del
Palacio Municipal y desde la fachada del mismo edificio se colocaron los tendidos amarillos. A pesar de que este municipio es
gobernado por el perredista Ciro Bello, la visita de López Obrador logró reunir apenas a unas 100 personas.
En Chilapa, municipio gobernado por la priísta Alicia Zamora Villalva, el ex candidato presidencial logró reunir a más de 500 de
sus simpatizantes en la plaza Central Adolfo López Mateos;
En esta cabecera municipal felicitó a los perredistas por haber logrado la unidad en torno a la candidatura de Raymundo
Casarrubias para la alcaldía, y dijo confiado que “en Chilapa se va a ganar la Presidencia Municipal y bien merecido lo tenemos”.
En Apango, cabecera del municipio de Mártir de Cuilapan, gobernado por el perredista Gerardo Celino Flores, las autoridades
municipales tiraron la casa por la ventana, como se dice por estos lugares: una lujosa lona de casi seis metros de largo por
cuatro de ancho fue colocada a espaldas del presídium, y también fueron instaladas graderías alrededor de la plaza que se
acondicionó para el acto, mientras que decenas de policías municipales resguardaron el mitin y una patrulla escoltó de regreso a
la comitiva de López Obrador hasta que salió del municipio.
Poco más de 400 se concentraron en esa plaza en donde una joven de aproximadamente 13 años dio la bienvenida al visitante.
“Es un honor estar con Obrador”, dijo y un coro la secundó.
Pero aquí no todos vieron con buenos ojos la visita del ex candidato presidencial. De la fachada de la casa del dirigente
municipal del PAN, Crisóforo Nava Barrios, colgaba una manta con la leyenda: “Perredistas chismosos, revoltosos, ingenuos,
sinvergüenzas. AMLO vete a Chimalchilapa”.
En esta cabecera de un municipio de numerosa población nahua, López Obrador habló de su trayectoria y dijo que cuando fue
jefe de Gobierno del Distrito Federal se creó el programa de ayuda a los adultos mayores, “un programa que ahora lo copiaron
otros pero mal”, dijo; agregó que también creó las becas para todos los estudiantes, así como la Universidad de la Ciudad de
México y luego aseguró que su lucha no es por cargos públicos.
Explicó que si fuera por eso hubiera negociado desde el principio, “hubiera negociado con la cacica Elba Esther (la líder del
SNTE), pues ella me buscó, pero imagínense si hubiera negociado con ella, como después lo hizo con Calderón a cambio de la
SEP, porque ahí pusieron a Josefina Vázquez Mota pero solamente de adorno porque quien realmente decide es Elba Esther por
medio de su yerno –el subsecretario, Fernando González Sánchez–”, dijo.
Añadió que el poder sólo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás; “nosotros no queremos
políticos tradicionales, de esos políticos prepotentes, fantoches, mediocres, ladrones, que tanto daño le han hecho a nuestro
país, queremos gente que le sirva al pueblo, que nunca cambie, porque hay quienes se suben a un ladrillo y se marean, porque el
poder atonta y a los tontos los vuelve locos. Sólo se puede soportar la tentación del poder cuando hay principios e ideales. Así es
como queremos que sean los políticos, mujeres y hombres del movimiento democrático, eso es lo que estamos proponiendo, no
la misma cosa de siempre, que cada tres años, cada seis años hay nuevas camadas de ricos, de gente ambiciosa que nomás llega
a los cargos a enriquecerse, esos ya no los queremos”.
Para terminar su intervención llamó al alcalde Gerardo Celino Flores, que estaba ligeramente atrás de él, junto con el resto de los
integrantes del presídium; lo tomó del hombro y el alcalde le correspondió abrazándolo.
–A ver, ¿cómo se ha portado?
–Mal –gritaron algunos desde las graderías.
–¿Cómo se ha portado?
–Mal –volvieron a insistir algunos.
López Obrador cambió entonces la estrategia y pidió: “Levanten la mano quienes digan que se portó mal” y casi la mitad la
levantó. Después pidió que la levantaran quienes opinaban que se portó bien y un número similar al anterior levantó la mano; sin
embargo, López Obrador fue quien decidió: “Bueno, la pasaste mano”, pero nuevamente algunos de los asistentes desaprobaron
desde las graderías.
El mismo ejercicio lo repitió el tabasqueño en Tixtla, donde gobierna el perredista Rogelio Nava Peralta; en Quechultenango,
donde el perredista Napoleón Silva García acaba de ser sustituido por Guadalupe Olivares Pacheco y en Mochitlán, donde
gobierna el también perredista Delfino Alarcón Bello. En los tres lugares hubo quienes desaprobaron la gestión de los alcaldes.
En Tixtla, López Obrador fue recibido por unos 200 de sus seguidores y antes del mitin depositó una ofrenda floral al pie de la
estatua de Vicente Guerrero, un día después del aniversario de su natalicio.
En Quechultenango se observó a un preocupado diputado Bernardo Ortega Jiménez. Y no era para menos; 15 minutos antes de la
llegada de López Obrador, sólo cinco personas se encontraban sentadas en las sillas que se dispusieron en la explanada del
Ayuntamiento, de un total de 300. Algunos de los organizadores, incluso, comenzaron a recoger las sillas de las últimas hileras.
Sin embargo, en menos de cinco minutos, un nutrido contingente comenzó a llenar el espacio y a la llegada del ex candidato
presidencial había por lo menos 200 personas; “no sé cómo le hicieron, pero cuando me fui al baño no había nadie y cuando
regresé ya estaba lleno”, dijo al término del evento una integrante del FAP que acompañaba al diputado Ramiro Solorio Almazán.
Al final del mitin, pidió a los asistentes que sigan confiando en él, “yo no voy a cambiar, yo no voy a traicionarlos”, dijo y
entonces desde las graderías se escuchó: “Que escuche Zeferino”.
López Obrador después preguntó a los asistentes que cómo se ha portado su alcalde y nuevamente se escuchó la voz “pregúntale
a Zeferino”, pero López Obrador se hizo el desentendido y dio por terminado el acto.
Al final, entre las decenas que lo rodeaban, se le acercó el candidato a la alcaldía de Chilpancingo por Convergencia, Víctor
Wences Martínez, quien saludó al ex candidato presidencial y hábilmente levantó su brazo jalando el de López Obrador, lo que se
vio como una señal de respaldo al aspirante naranja a la alcaldía.
En Mochitlán, López Obrador fue recibido por unas 150 personas y también ahí llegaron nuevamente el presidente estatal del
PRD, Medrano Baza, así como el candidato del PRD a la alcaldía por Chilpancingo, Alejandro Mendoza Pastrana.
López Obrador fue recibido con una pancarta que por un lado decía: “Señor presidente, el PRD en Guerrero ya no es de izquierda,
Zeferino nos falló” y con letras más pequeñas: “Chavarría oportunista”. En el reverso la misma pancarta decía: “Mi voto no será
por ningún vividor, al diablo con todos ellos”.
Aquí, a la mitad del mitin que se realizó en el kiosco de la plaza central, cayó un torrencial aguacero, que sin embargo no logró
ahuyentar al compacto grupo de lopezobradoristas que lo escucharon hasta el final.
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