viernes, 20 de septiembre de 2013

Manuel “fue el día del juicio”, narra una sobreviviente de La Pintada

Unas 300 personas del poblado atoyaquense fueron trasladadas al albergue del Centro de Convenciones de Acapulco

Manuel “fue el día del juicio”, narra una sobreviviente de La Pintada

HÉCTOR BRISEÑO
“Fue el día del juicio para nosotros”, expresó doña Eufrosina Rosas Nazario, de 90 años, sobreviviente del alud del cerro de La Pintada, comunidad de Atoyac de Álvarez, quien fue trasladada vía aérea al Centro Internacional Acapulco (CIA), durante el miércoles pasado, con más de 300 personas, que ahora esperan con tristeza y dolor profundo su destino.
Con la mirada perdida, recostada en una colchoneta en el salón Teotihuacan del CIA, doña Eufrosina recuerda que fueron dos casiones que el cerro de La Pintada “hizo explosión”.
Narró: “fue muy duró lo que pasó, muy triste, muy horroroso, sí joven, está muy trabajoso esto… yo perdí mis tres nietecitas, mi casa, dos mis yernos, dos de mis hijas”.
Junto a ella se encuentran otras dos de sus nietas, menores de 11 años, y dos de sus hijas, cuyos ojos aguantan las lágrimas entre recuerdos y desesperanza.
“Todo fue en cuestión de instantes, se oyó como un zumbido, de un momento a otro el cerro sacó mucha agua y lodo, todos en el pueblo empezaron a gritar, y a las cuatro horas volvió a pasar lo mismo”, mencionó Lorena Urioso Cerón, de 47 años, quien explicó que el primer deslave ocurrió el pasado lunes como a las 3 de la tarde.
Señaló que después del segundo estallido del cerro, el pánico cundió entre los habitantes del poblado, que se aglutinaron en las afueras de La Pintada.
Señaló que “se oyó como que tronó, fue un susto muy fuerte pues el cerro de La Pintada no era muy grande, cuando pasó se veía como que salía humo entre la lluvia, fue algo muy rápido, parecía que escupía mucha agua y tierra y se cubrió todo el pueblo, los coches, las casas”; mencionó que la lluvia llevaba tres días.
Declaró que en el alud fueron sepultados su hijo y su nuera, quienes se encontraban en el lugar para un estudio para mejorar la siembra del maíz, pues su hijo, de 23 años, se acaba de graduar de ingeniero en Iguala.
Apenas conteniendo el llanto, externó: “ahora cómo le vamos a decir a los papás de mi nuera, ellos son de Iguala, no tenemos forma de comunicarnos”. Agregó que no quiere regresar a La Pintada, localidad de aproximadamente 600 personas dedicadas a la cafeticultura, pues sería volver a los recuerdos y vivir con temor ante un nuevo deslave.
En el CIA, Baldovina García Alcocer, de origen indígena, suplica por información de su hija, Nicelia, de la que no sabe nada desde hace seis días, por lo que tuvo que viajar el domingo pasado desde Tecoanapa para buscarla a ella y a su nieta.

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