Parteras rurales, poco valoradas: especialista

FERNANDO HERNÁNDEZ (Corresponsal) 

Iguala, 12 de julio. La coordinadora del proyecto de investigación, Muertes maternas en México ¿qué hacer para evitarlas?, Dilys Walker, señaló que las autoridades estatales y federales no han valorado la importancia del trabajo de las parteras comunitarias en los esfuerzos por la erradicación de la mortalidad. Denunció que en Guerrero la mayoría de los centros de salud no cuentan con lo necesario para atender un parto.
Detalló que tanto el gobierno federal como el estatal deben prestar mayor atención a la medicina tradicional, para reducir las muertes antes, durante y después de los alumbramientos.
La también investigadora de la Universidad de Washington, Estados Unidos, aseguró en las comunidades en la que se han capacitado a parteras los índices de mortalidad han disminuido considerablemente.
Aseguró que el programa se ha enfocado en la inclusión y profesionalización de parteras en los procesos de salud de las comunidades de Guerrero y Oaxaca, acciones que han derivado en “excelentes resultados de 2008 a la fecha”.
Sin embargo, puntualizó que los altos niveles de marginación, pobreza y exclusión social en el estado continúan siendo un factor determinante para que la entidad continúe estando dentro de los primeros lugares en mortalidad materna.
“Claramente la pobreza afecta a los factores relacionados con la mortalidad materna, (a) los que tienen menos recursos, menos oportunidades”, remarcó la especialista.
Agregó que “quienes viven más alejados en muchas ocasiones tampoco tienen los recursos socioculturales para saber cuándo y cómo llegar a una atención médica, o las campañas de salud”.
Walker indicó que la experiencia en otros lugares, al incluir a parteras que han pasado por un proceso de profesionalización en los alumbramientos, “ha sido una herramienta muy útil en muchas comunidades”.
Empero, reconoció que en Guerrero las autoridades de la Secretaría de Salud (Ssa) no han valorado el potencial de las parteras comunitarias para la reducción de la mortalidad materna, que además es uno de los Objetivos del Milenio que México suscribió ante la comunidad internacional.
En lo referente a la perspectiva de género en la elaboración y aplicación de políticas públicas encaminadas a la erradicación de la mortalidad materna, sostuvo que las parteras en las comunidades tienen una visión y forma de trabajar distinta a la de los médicos alópatas, pero el sector gubernamental no ha valorado su trabajo lo suficiente al no otorgarles un salario digno, o en algunos casos, ni siquiera remunerarles su trabajo, o paradójicamente, no procurarles ningún tipo de seguridad social.
Un obstáculo más ha sido el desdén oficial y de los habitantes de las localidades hacia los centros de salud comunitarios, al señalar que en sus recorridos, durante el desarrollo del programa, se han encontrado centros médicos con altos niveles de desabasto de medicamentos, lo que priva a las parteras de lo necesario para hacer su trabajo.
En Guerrero, argumentó, “tenemos toda una evaluación de casi 30 clínicas rurales, sobre todos de sus recursos, pero en muchas de ellas no tienen ni lo básico para atender los partos”.


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