"La revolución necesaria" (Revista Proceso, 21 de noviembre de 2010)
En solidaridad con Juan Angulo y El Sur.
"I think you have to be crazy
to be a revolutionary in a country like Mexico today", exclamó en 2001
el recién estrenado secretario de Relaciones Exteriores del gobierno de
la alternancia, Jorge Castañeda Gutman . Poco antes, en noviembre de
2000, el mismo Vicente Fox se atrevió a declarar que por su cuenta
corría que para el final de su sexenio en lugar de celebrar la
Revolución el 20 de noviembre los mexicanos celebraríamos la
culminación del Plan Puebla-Panamá. Felipe Calderón también ha sido
explícito en su intención de priorizar este año el legado de la
Independencia por encima del de la Revolución, y de enaltecer el papel
de la Iglesia y las Fuerzas Armadas por encima de la movilización
ciudadana en la construcción histórica del país.
Todavía hoy, Castañeda, junto
con Héctor Aguilar Camín y un grupo de intelectuales muy cercanos al
poder, mantienen incólume su férrea intolerancia antirrevolucionaria.
"México es preso de su historia", afirman estos dos autores en su texto
Un futuro para México, y precisan: "ideas, sentimientos e intereses
heredados le impiden moverse con rapidez al lugar que anhelan sus
ciudadanos. La historia acumulada en la cabeza y en los sentimientos de
la nación --en sus leyes, en sus instituciones, en sus hábitos y
fantasías-- obstruye su camino al futuro". La Iniciativa México no ha
hecho más que retomar esta misma idea cuando Javier Aguirre y otras
figuras públicas llaman a "enterrar el México de los complejos y
alumbrar el México de hombres y mujeres seguros de sí mismos".
José Woldenberg también se suma
resuelto a la comunidad de críticos de los "revolucionarios" cuando, en
la celebración de los 20 años del Instituto Federal Electoral (IFE),
dice que solamente "muy pequeños grupos y expresiones excéntricas" no
comparten el "acuerdo profundo" de que "sólo la voluntad de los
ciudadanos expresada en las urnas es y puede ser la fuente de
legitimidad de los gobiernos". Hay que reconocer que para el
exconsejero presidente del IFE los revolucionarios de hoy no serían una
bola de "locos" (Castañeda dixit), sino simplemente unos "excéntricos"
o "weirdos".
Vínculo a nota en EL UNIVERSAL del 20
de noviembre con datos que ratifican los resultados de la encuesta de
Beltrán citados en esta columna: http://www.eluniversal.com.mx/nacion/181967.html.
Estos resultados son aún más llamativos ya que señalan que 18% de la
población (y 22% de los hombres) incluso estaría
personalmente"dispuesto a recurrir a las armas para hacer cambios
profundos en México".
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