"UNA CATÁSTROFE PARA EL PUEBLO, UN NEGOCIO PARA LOS PATRONES"
Analizando el Programa Laboral de Piñera previo al terremoto y al
cambio de mando, dábamos cuenta de cómo las promesas populistas de la
derecha llevaban consigo la profundización del neoliberalismo sobre la
base de la flexibilidad laboral, las privatizaciones, la reducción del
gasto social y el ataque a los derechos laborales. Dicho y hecho. Tal
como Piñera y sus asesores lo anunciasen, el Programa de Gobierno no se
ha corrido ni un punto, y la catástrofe natural que ha significado la
perdida de cientos de vidas, la destrucción de miles de hogares y un
enorme daño en general para el pueblo chileno, le ha brindado una
valiosa oportunidad al gobierno para adelantar medidas que en otro
contexto hubiesen producido un gran rechazo y para incluir dentro de
las soluciones a los afectados algunas de las acciones que tenderán a
empeorar aún más las condiciones de vida de la clase trabajadora.
Crear un millón de empleos entre el 2009 y el 2014 se ha presentado
como una de las grandes metas al alcanzar por el gobierno de Piñera.
Para esto, antes del terremoto, ya se venían delineando los caminos
para alcanzarla, entre los que se contaban una mayor flexibilidad
laboral y el fin a la indemnización por años de servicio a cambio del
fortalecimiento del seguro de desempleo. La lógica aquí es clara:
favorecer al empresariado (con mayor flexibilidad, precariedad laboral
y menores costos a la hora de despedir) y utilizar los recursos del
Estado para paliar los desastres del modelo (aumentando el gasto
estatal en seguros de desempleo). La modificación a la indemnización
por años de servicio lo que permitiría es reducir los costos de los
despidos, otorgándole la facultad al empresariado para despedir
trabajadores u obligar a otros a jubilarse sin mayores costos, para
luego recontratarlos o contratar a otros bajo mayores condiciones de
explotación.
Estas medidas, lejos de amilanarse con el terremoto, cobraron aún mayor
fuerza. Los patrones, haciendo uso del artículo 159 Nº 6 del Código del
Trabajo, diseñado por José Piñera durante el régimen militar y que
permite en situaciones de catástrofe despedir a trabajadores sin pagar
ni el mes de aviso ni los años de servicio, no necesitaron de las
reformas anteriormente mencionadas para comenzar a deshacerse de los
trabajadores, sobretodo de los más antiguos, reduciendo los costos de
los despidos.
No habían pasado ni días de la catástrofe y el dolor aún golpeaba
fuertemente a las familias de la región del Bio Bio, cuando Versyluys
despedía a 306 trabajadores bajo el articulo 159 Nº 6, lo mismo hacia
Coinfa Limitada, ASMAR, pesqueras Landes, Paños Bio Bio, Termoeléctrica
Colbun en Coronel, Forestal Santa Elena, Multivoice, sólo por nombrar
algunas empresas de la región del Bio Bio, una de las más devastadas y
con las ciudades con mayores índices de cesantía en el país. A los
empresarios se suman los alcaldes, quienes viendo una buena oportunidad
para minar el poder docente, procedieron al despido inmediato de miles
de profesores a contrata a lo largo del país y a la reducción de horas
de otro importante número. Cientos de empleadores de todo el país deben
ser agregados a esta lista, no existiendo hasta el momento una cifra
oficial de despidos bajo esta causal, aunque datos de la Dirección del
Trabajo indican que serían al menos 8.758 sólo en el mes de marzo,
concentrándose principalmente en Santiago y Concepción.
Buena parte de estas misma empresas, aprovechándose de la cesantía
existente producto de la destrucción de los puestos de trabajo o de los
despidos arbitrarios realizados, contratan o recontratan mano de obra
con menores sueldos y mayores jornadas de trabajo, utilizando esta
situación para obligar a quienes aun mantienen su empleo a que acepten
reducciones de sueldos o extensión de las jornadas. De esta forma el
terremoto ha sido una perfecta excusa para que los patrones se deshagan
de los pagos por años de servicio y puedan adquirir mano de obra
dispuesta aceptar una mayor explotación.
Junto a la ofensiva de los patrones nos encontramos con las medidas
tomadas por el gobierno. Dando cuenta de la necesidad de crear empleos
y teniendo en la mira el objetivo de la flexibilidad laboral, Piñera ha
anunciado la creación de 60.000 nuevos empleos para las personas
afectadas por el terremoto, entregando subsidios a las empresas que
contraten mano de obra, las que aprovechándose de la necesidad de
empleo contratarán con el sueldo mínimo y condiciones absolutamente
precarias. A su vez, Piñera ha propuesto flexibilizar los requisitos
para acceder al Fondo de Cesantía Solidario, pero al mismo tiempo, a
través de la Ministra del Trabajo, ha iniciado la ofensiva respecto al
fin de la indemnización por años de servicio.
Siguiendo con las promesas piñeristas, analizamos en el artículo
anterior que para mantener un crecimiento promedio del PIB del 6% la
solución pasaba por aumentar la productividad, produciendo más con
menos, lo que en la práctica nos llevaba a una reforma al Estado en
donde los ejes son la reducción del gasto fiscal, en términos de gasto
en programas sociales y remuneraciones y empleos en el sector público,
y una privatización encubierta de las empresas estatales o con alta
participación del Estado (Codelco, Enap, Enami, entre otras), bajo la
modalidad de las concesiones a privados y la venta de activos.
Otra vez, dicho y hecho. Utilizando como excusa la necesidad de enfocar
todos los recursos estatales hacia la reconstrucción, Piñera ha
anunciado la drástica reducción de gasto social y la postergación de
una gran cantidad de programas que había dejado el anterior gobierno.
Al mismo tiempo, en medio de la conmoción por la catástrofe y como
supuesta medida para financiar los gastos de la reconstrucción, Piñera
anunció su intención de vender el 40% de participación que Codelco
posee sobre la Empresa Eléctrica Norte Grande S.A. (Eldenor), con lo
cual se iniciaría el camino que tiene por meta la privatización de
Codelco. Siguiendo con las privatizaciones, el gobierno evalúa vender
también los activos que posee sobre Aguas Andinas, donde Corfo posee un
35% de participación, Esval, con un 30% de participación, y Essbio, con
un 43,4% de participación.
Pero el terremoto no sólo ha servido para desviar la atención respecto
a estas intenciones privatizadoras, sino que también ha abierto una
gran puerta para el ingreso y apoderamiento del sector público por
parte del sector privado. Uno de los principales mecanismos planteados
para reconstruir el país es la concesión a privados, la forma principal
de “privatización encubierta”. Escuelas, hospitales, cárceles,
carreteras, infraestructura pública serán concesionadas a empresas
privadas, las cuales, gracias a la Ley de Concesiones, no sólo podrán
levantar la infraestructura destruida o dañada, sino hacerse cargo de
la administración de los establecimientos, lo que significaría el fin,
por ejemplo, de la educación y la salud pública.
Los virajes tácticos en la Concertación
Frente a la derrota de la Concertación en las elecciones de enero,
anticipábamos que la movilización social adquiriría un papel
fundamental en tanto le permitiría a este conglomerado reformularse con
un rostro progresista dentro de un proceso de acumulación de fuerzas en
las bases sociales dentro de un eje de movilización social por la
defensa de las “conquistas” logradas durante los gobiernos
concertacionistas, entrampando al mismo tiempo reformas claves para el
gobierno piñerista. Renovar su imagen, acumular fuerzas y frenar los
avances del enemigo, eran parte de los objetivos de la movilización
social a ser impulsada por la Concertación. Por lo cual la Central
Unitaria de Trabajadores (CUT), la Agrupación Nacional de Empleados
Fiscales (ANEF), el Colegio de Profesores, la Confederación Nacional de
Funcionarios de la Salud Municipalizada (CONFUSAM), la Federación de
Estudiantes de Chile (FECH) y el CONFECH, entre otros, adquirirán un
papel fundamental.
Hasta antes del terremoto la CUT y los gremios afines la Concertación
(para este análisis incluimos al Partido Comunista dentro de la
Concertación) comenzaban a mover sus fichas y un ambiente movilizador
se hacía sentir. Reuniones entre personeros de la Concertación y
dirigentes sindicales proclamando una “bancada social”, “convergencias
para la lucha social” que tendrían expresiones en las calles el día de
la mujer, el día del cambio de mando, el 28 de marzo con la
conmemoración de los asesinatos de Manuel Guerrero, José Manuel Parada
y Santiago Natino, anuncios de movilización por parte de la ANEF y el
Colegio de Profesores anunciaban una táctica movilizadora para este año
dentro de la estrategia para retornar al poder el 2014.
Sin embargo, tanto el terremoto como las configuraciones y fricciones
internas dentro de la Concertación provocaron un cambio táctico en el
marco de la coyuntura política de la catástrofe. Al darse cuenta del
error político que significaría seguir con su plan movilizador, el que
sería rechazado por todos los sectores al ir en contra de las
necesidades propias de la catástrofe, los gremios manejados por la
Concertación se colgaron rápidamente del “Gobierno de Unidad Nacional”
proclamado por Piñera, haciéndose parte de los esfuerzos por
reconstruir el país. El acuerdo entre la CUT y la Confederación de
Producción y Comercio (CPC) en términos de trabajar juntos para
levantar el empleo, el diálogo y acuerdo entre Lavín y el Colegio de
Profesores, que pospuso el tema de la deuda histórica y calmo los
ánimos movilizadores, y los acuerdos entre el mismo Lavín y el CONFECH,
en donde el gremio estudiantil adoptó el compromiso de no movilizarse a
cambio de todas las facilidades para desarrollar sus “trabajos
voluntarios”, son ejemplos del cambio táctico adoptado por la
Concertación en ese momento. Esto no sólo tenía el objetivo mediático
de colocar a la CUT, al Colegio de Profesores o al Confech como
entidades que eran capaces de “dejar de lado sus diferencias con el
Gobierno” para enfrentar unidos los desafíos del terremoto, sino para
desarrollar, en esta misma línea, una táctica de inserción política en
las zonas afectadas. A través de la CUT, el Colegio de Profesores y la
FECH, la reconstrucción tomo un carácter político con el claro objetivo
de desarrollar bases de apoyo en esos sectores y perspectivar futuros
dirigentes, utilizando de esta forma el sufrimiento del pueblo para
pavimentar su retorno al poder.
Así, con los gremios enfocados en temas de reconstrucción y la
Concertación con sus problemas internos, las grandiosas movilizaciones
anunciadas pasaron sin pena ni gloria. Lo anterior para el caso de las
movilizaciones anunciadas por la Concertación, ya que el pueblo, ese
mismo pueblo devastado que veía como la CUT tomaba acuerdos con los
representantes de los empresarios, comenzó a movilizarse de forma
autónoma. Decenas de protestas comenzaron a levantarse en las regiones
afectadas y, al mismo tiempo, el programa económico de Piñera comenzó a
hacerse cada vez más notorio al igual que sus ataques a la clase
trabajadora y al pueblo. Pequeños chispazos de movilizaciones
comenzaron a darse y las bases controladas por estos gremios comenzaron
a inquietarse, al igual que sus dirigencias quienes veían cómo se
desarrollaban pequeñas movilizaciones sociales que escapaban a su
control. Al mismo tiempo, el terremoto como hecho mediático fue
perdiendo fuerza y la televisión volvió a llenarse de noticias sobre
delincuencia y deportes.
Entendiendo esto, y viendo cumplida la primera fase de su inserción
territorial a través de la “ayuda solidaria”, la Concertación y los
gremios controlados por esta han comenzado un nuevo viraje táctico en
el contexto del 1 de mayo. Al igual como Piñera ha al terremoto para
legitimar su plan económico, los gremios concertacionistas comienzan a
retomar tímidamente su estrategia movilizadora y el plan de lucha
desarrollado, ahora matizado con las demandas propias de la catástrofe.
La CUT se ha manifestado en contra del fin a la indemnización por años
de servicio y ahora (después de mucho silencio) ha sacado la voz
denunciando los despidos realizados bajo el artículo 159, retomando la
agenda laboral para cambiar el Código del Trabajo y lograr un reajuste
del 10% al salario mínimo, en compañía de los parlamentarios
concertacionistas, en especial del PS. El Colegio de Profesores ahora
saca la voz por la concesión de los establecimientos municipales, al
igual que lo hace la Confusam. Y la FECH, luego de gastar la mayoría de
sus recursos en hacer trabajo político en las zonas afectadas, empieza
tímidamente a criticar las propuestas de Lavín para ayudar a los
estudiantes afectados, obligados en parte por pequeñas articulaciones
que comienzan a darse en el movimiento estudiantil de manera autónoma
al CONFECH.
Así, la Concertación aun dentro de su desorden, ha aprovechado de
manera oportunista el sufrimiento del pueblo chileno, primero
utilizando con fines políticos la ayuda inmediata a las zonas
afectadas, y luego utilizando las movilizaciones de los más afectados
para retomar su estrategia de presión y de cooptación de las
movilizaciones y del malestar social.
El panorama de los trabajadores
La postura adoptada por la CUT, las privatizaciones que comienzan a
plantearse como parte del Programa de Reconstrucción de Piñera, los
despidos injustificados y los ataques a los derechos a la clase
trabajadora, han provocado la reactivación de muchos sectores que se
encontraban dormidos o a la espera y la articulación de otros. Luego
del terremoto y de su impacto, la calma inicial aparente comienza a
desaparecer. Tanto los gremios manejados por la Concertación, aquellos
que reciben su influencia, como aquellos que desarrollan sus luchas de
forma autónoma, comienzan a retomar la dinámica que venían
desarrollando antes de la catástrofe, aunque con el claro impacto de
ella; veamos algunos casos ilustrativos de lo que está sucediendo a
grandes rasgos con la lucha de los trabajadores.
Ya antes de la asunción de Piñera, la presidencia la ANEF mostraba su
preocupación por un posible despido masivo de empleados públicos
ligados (y no ligados también) a la Concertación y una precarización de
sus condiciones laborales producto de las modificaciones que Piñera ha
anunciado para el sector. La ANEF ha denunciado el despido de más de
500 funcionados públicos no vinculados a cargos políticos, lo que
afecta principalmente a trabajadores a contrata y honorarios. Los
trabajadores en esta condición equivalen al 60% del total, cuando por
ley sólo deberían existir un 20% en esta condición y el resto ser
trabajadores de planta, sin embargo, durante los gobiernos de la
Concertación nunca se quiso regularizar esta situación. Frente a esta
realidad, y a los posibles despidos que se produzcan al asumir nuevas
autoridades en regiones y provincias, la ANEF ha anunciado acciones en
la Contraloría e iniciar las movilizaciones si es que no hay
soluciones. Siguiendo en la línea de los despidos en el sector público,
la Asociación Nacional de Funcionarios del Consejo de la Cultura,
ANFUCULTURA, se encuentran movilizados (apoyados por la ANEF) por los
despidos realizados por el Ministro Luciano Cruz-Coke y las condiciones
de precariedad que afectan al sector; por su parte, la Asociación
Nacional de Funcionarios del Fosis se ha declarado en estado de alerta
luego de que el Mideplan le pidiese al director nacional de Fosis su
renuncia, pese a que el gobierno se había comprometido a mantenerlo en
su cargo debido a que había sido designado mediante un concurso de Alta
Dirección Pública. Despidos también amenazan a los trabajadores de la
Empresa de Ferrocarriles del Estado, quienes han denunciado que ya van
20 despidos injustificados y se esperan unos 300, ante lo cual se
encuentran en discusiones para iniciar la paralización del servicio de
trenes. Siguiendo en el sector público, los trabajadores de la Empresa
de Aeronáutica de Chile (ENAER), se encuentran movilizados con el
objetivo de lograr un reajuste salarial de 4,5% que les corresponde en
tanto trabajadores del sector público. Junto con esto, Consejo
Metropolitano del Colegio de Periodistas ha manifestado su rechazo a
las declaraciones de Andrés Allamand y de la Editorial de La Segunda
que llaman a cerrar el Diario La Nación, lo que o sólo afectaría a los
trabajadores de este medio sino que atacarían la libertad de expresión.
Para solucionar el problema de la infraestructura en salud destruida
por el terremoto, Piñera anunció la construcción de 20 hospitales
mediante el mecanismo de la concesión a privados, entre los que se
cuentan los hospitales Barros Luco Trudeau y Exequiel González Cortés.
Esto provocó un inmediato rechazo de la Federación Nacional de
Profesionales de la Salud del Barros Luco quienes anunciaron el
comienzo de las manifestaciones. De igual forma la Federación de
Funcionarios de la Salud denunció un aprovechamiento del gobierno de la
situación de catástrofe para privatizar la salud pública, en tanto
Esteban Maturana, consejero de Salud de la CUT y miembro de la
CONFUSAM, convocó a todos los trabajadores de la salud a manifestarse
contra la privatización del sector y a salir a las calles el 1 de mayo.
Otros sectores que se encuentran atentos frente a las posibles
privatizaciones son el Colegio de Profesores y los sindicatos del
cobre. Los primeros ya han hecho público su rechazo a la concesión de
establecimientos educativos como medida de reconstrucción y se han
puesto en alerta frente a los avances que tiene en el legislativo la
Ley de Superintendencia y Agencia de la Calidad de la Educación. Por su
parte, la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC), la Federación de
Sindicatos de Supervisores y Profesionales de Codelco (FESUC) y la
Federación Minera de Chile, entre otros, ante la posible venta de la
participación de Codelco en Eldenor, han seguido la línea de defender
un Codelo 100% estatal, rechazando la privatización y denunciando
posibles próximas privatizaciones, como la que podría suceder con el
yacimiento de cobre El Abra, en donde Codelco posee un 49% de
participación.
En tanto, diversos sindicatos siguen en movilizaciones o en procesos de
negociación colectiva. Se han manifestado los sindicatos de Coca Cola
en Rancagua, los trabajadores de termoeléctrica Patache, los
trabajadores del sindicato Nº2 astillero Marco Chilena, los
trabajadores de Tottus Mall, los trabajadores contratistas de Movistar,
los trabajadores de la empresa contratista CLP, entre otros.
Demostrando que la lucha por los derechos de los trabajadores no cesa.
Los efectos ahora visibles del Plan Económico de Piñera, expresado en
despidos, privatizaciones encubiertas, y el viraje táctico de la CUT
han reactivado a algunos sectores en las cercanías del 1 de mayo. Sin
embargo, una serie de movilizaciones se han venido dando desde antes de
este proceso. Las necesidades derivadas de la catástrofe, la ausencia
de ayuda real y concreta de parte de los gobiernos, la destrucción de
puestos de trabajo, el problema de vivienda y de subsistencia, los
despidos abusivos realizados por los patrones, entre muchos otros
factores, provocaron una oleada de protestas en las zonas más
afectadas, especialmente en el Gran Concepción. A pesar del Estado de
sitio imperante, los trabajadores no dudaron en salir a las calles. El
acceso al Puerto de Talcahuano fue cortado por los trabajadores en San
Vicente, lo mismo sucedió con el ingreso a la termoeléctrica Bocamina
II en Coronel, profesores de Huelpen protestaron frente al municipio
rechazando los despidos y las bajas en los sueldos, en Los Álamos los
trabajadores de la forestal Santa Elena se tomaron las instalaciones
cuando esta se declaró en quiebra, los profesores de Penco se
movilizaron contra los descuentos salariales, pobladores y trabajadores
de Dichato cortaron la ruta a Tome producto de las demoras en la
construcción de medias aguas, los deudores habitaciones del Gran
Concepción protestaron frente a la gobernación exigiendo la condonación
de sus deudas, los trabajadores despedidos de Versyluys protestaron en
San Pedro, sólo por nombrar algunas movilizaciones que se han dado y
que seguirán dándose. Frente a la ineficaz ayuda gubernamental y a una
dirigencia de la CUT más preocupada de obtener réditos políticos de la
catástrofe, ha sido la organización y movilización independiente de
pobladores y trabajadores la que se ha levantado para hacer frente a la
catástrofe.
En el sector pesquero, miles de familias de pescadores artesanales han
perdido sus fuentes laborales, los trabajadores de empresas pesqueras
están siendo despedidos, al igual que los trabajadores portuarios. Del
mismo modo, en el sector del salmón, el terremoto ha sido una perfecta
excusa para realizar despidos producto del terremoto, a lo que hay que
sumar el terremoto social que ha producido la aprobación de la nueva
Ley de Pesca que terminó por privatizar el mar chileno. A la dura
realidad de los trabajadores del salmón y a los miles de cesantes que
ha dejado esta industria, hay que sumar la eliminación del Programa de
Empleo para la Salmonicultura, Plan Salmón, en el que venían
comprometidos $10 mil millones para generar trabajo y palear la enorme
cesantía presente en la Región de los Lagos, así como un recorte del
17% del presupuesto regional, el que supuestamente irá a parar al Plan
de Reconstrucción. Frente a esta situación que agrava aún más la
miseria de los trabajadores sin empleo, se han anunciado movilizaciones
de parte de trabajadores y sindicatos.
Otro de los sectores duramente afectados es del agro. Miles de familias
de pequeños campesinos y temporeros han sido damnificadas o han visto
destruidos sus bienes materiales y sus siembras. Han perdido sus frutas
producto del terremoto, se han destruido los canales de regadío, el
riego por goteo, han visto destruidas sus viviendas, no tiene dinero
para alimentar a sus animales, puentes y caminos en mal estado, etc.
Todos efectos de la catástrofe acentuados por las miserables
condiciones de vida en la que se encontraba la gente del campo.
Significando esto la pérdida del sustento familiar en el caso de los
pequeños campesinos, la destrucción de sus fuentes de empleo y una
mayor necesidad de trabajo, lo que será aprovechado por los patrones
para aumentar las condiciones de explotación, de los temporeros.
El terremoto neoliberal de Piñera y su Programa Económico comienza
afectar duramente al pueblo chileno, al igual que lo han hecho la
catástrofe natural. Sin embargo, ha sido la ayuda solidaria de clase y
la movilización activa la que comienzan a danos una luz de esperanza.
Ha sido la ayuda brindada a las zonas devastadas por decenas de
sindicatos de base, por estudiantes organizados, por las mismas
comunidades afectadas, las que han ayudado a resolver por parte del
mismo pueblo las necesidades inmediatas del pueblo afectado. Y ha sido
la movilización y la presión de estos mismos afectados la que ha
logrado poco a poco que las autoridades respondan y los recursos
gubernamentales comiencen a llegar. Ayuda solidaria y movilización han
sido los caminos para enfrentar la catástrofe natural y deben ser los
mismos caminos que debemos tomar para enfrentar la catástrofe que
Piñera pretende implementar para enriquecer aun más a los dueños del
poder y la riqueza. Rechazar las privatizaciones, combatir el Programa
Económico y el Plan Laboral de Piñera, fortalecer la organización de
base de los trabajadores y la lucha autónoma por nuestros derechos son
los caminos para hacer realidad en al ámbito de la lucha la consigna
que los pobres y explotados del campo y la ciudad han levantado para
hacer frente a la catástrofe y sus secuelas: Sólo el pueblo ayuda al
pueblo.
LUCHANDO AVANZAN LOS TRABAJADORES
Danilo Neira
http://www.cedema.org/ver.php?id=3905
Historias de Casos de Privatización de recursos naturales, Violación a Derechos Humanos, Censura, Guerrillas y Otros... Crónicas de Masacres anunciadas, esa es la historia y el pueblo en marcha siempre...Este es Guerrero en pie de lucha Atte: Hercilia Gato... La relidad segun el GatoNegro
sábado, 1 de mayo de 2010
"UNA CATÁSTROFE PARA EL PUEBLO, UN NEGOCIO PARA LOS PATRONES":COMUNICADO DEL MIR, CHILE
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