miércoles, 3 de junio de 2009

Alba y el Ejército van de la mano contra la gente de la sierra: ERPI

Relatan casos de personas detenidas sin justificación que luego aparecen ejecutadas
Alba y el Ejército van de la mano contra la gente de la sierra: ERPI

Acusan milicianas al cacique ganadero y a militares de desapariciones, torturas y muertes

“De qué sirve que votemos si no tenemos trabajo ni escuelas ni médicos”, reprochan

LENIN OCAMPO 

Mujeres del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), provenientes de varias comunidades de la sierra, denunciaron asesinatos y hostigamiento del Ejército y los grupos paramilitares que operan en Costa Grande y Tierra Caliente.

En una asamblea efectuada el pasado fin de semana en un lugar de la sierra, en la que participaron varias mujeres con sus hijos, denunciaron que los militares “llegan a las comunidades encapuchados y acompañados por Rogaciano Alba (Alvarez) para amedrentar y espantar a los pueblos”.

Alba fue señalado por la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) como lugarteniente del narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán, líder del cártel de Sinaloa. Además, fue dirigente ganadero y alcalde de Petatlán en tres ocasiones, por el PRI.

Las mujeres, que son base de apoyo del ERPI y provienen de varias comunidades, narraron sus vivencias durante la asamblea en la que estuvieron presentes algunos reporteros de prensa escrita y televisión.

“Apenas el lunes (25 de mayo) de la semana pasada lo enterramos, y eso no es justo, ya no queremos que bajen nuestros hijos”, dijo una mujer adulta con el rostro semidescubierto, luego de que contó que a su hijo, de 19 años, lo encontraron ejecutado dos días después de que fue a surtir su despensa.

La asamblea de mujeres se desarrolló en una choza de madera, en la parte alta de la sierra, entre la niebla y bajo la vigilancia de al menos 40 guerrilleros, armados con fusiles AK-47, cuernos de chivo.

Blanca, una combatiente del ERPI, recordó que hace 15 años le mataron a un hijo “cuando iba a apagar un incendio en el bosque”.

Por eso “ya no nos vamos a dejar, por eso yo estoy en una columna del ERPI, al igual que los hijos de varias compañeras; nada nos han traído los gobiernos, prueba de ello es que las comunidades no tienen carreteras ni centros de salud, y mucho menos médicos” exclamó la guerrillera.

Madre de ocho hijos, acusó al gobierno del estado de que solapa a “Rogaciano (Alba) para que haga lo que quiera en las comunidades” y que con el fuero que le da el gobernador Zeferino Torreblanca Galindo “agarra gente, la tortura y luego la mata”.

La miliciana también habla de Marcelino Acosta y Daniel Bautista, quienes también los intimidan “al igual que Rogaciano, protegidos por el gobierno. A mí hace poco me quisieron bajar de una camioneta, pero no me dejé”.

Mencionó que ya no quieren bajar a las ciudades porque las están deteniendo.

“Los maestros tampoco quieren subir. No hay escuelas, hay cientos de niños sin recibir clases desde hace varios años. Andan diciendo ahora que van a agarrar a todos los niños y a la gente grande y que los van a matar. Al que agarran ya no regresa”, dijo otra señora con el rostro cubierto.

Rememoró que hace siete años se llevaron a siete personas de una comunidad, las torturaron y mataron, “luego sacaron a niños y mujeres al sol, y todo el día se la pasaron llorando, y no las dejaban comer. Su papá de esta mujer –dijo señalando a una de las asistentes– lo agarraron también y le descarnaron los pies por debajo, se lo llevaron al filo del cerro y lo ejecutaron”.

Señaló que a otro muchacho le fue peor cuando bajó a la ciudad: “lo levantaron, se lo llevaron y lo caparon”, dejándole los testículos en la boca.

De todos estos casos las mujeres responsabilizaron a Rogaciano Alba y al Ejército, “que en las comunidades operan de la mano”.

Apoyo, pero al narcotráfico

Una jefa, de tez blanca, platicó que cuando vivía en su comunidad los paramilitares y soldados mataron a su papá, y posteriormente tuvo que huir con su familia a Cuernavaca, Morelos. “Allá estuvimos tres años, pero como ya no teníamos trabajo, decidimos regresar a nuestra comunidad, porque no nos alcanzaba para vivir, y sobre todo, para que mis hijos fueran a la escuela”.

Blanca nuevamente habló. Explicó que por casos como los relatados no votan por nadie, “porque el gobierno en Guerrero y en el país está apoyando a los meros narcotraficantes y no a la gente pobre”.

Lamentó haber votado por Torreblanca: “la de verdad estoy muy arrepentida de haberlo hecho; hoy el único camino que nos queda es el de las armas; no voto ni por presidentes, ni diputados o alcaldes, de qué sirve que votemos si no tenemos trabajo ni escuelas ni médicos” 

Reveló que los militares llegan encapuchados a las comunidades y ya no las dejan trabajar. Como no quieren vivir con miedo, “por eso nos unimos al ERPI”.


http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2009/06/03/index.php?section=sociedad&article=005n1soc

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