miércoles, 11 de junio de 2008

Siete pueblos abandonados en la sierra de Petatlán tras ataques de sicarios y Ejército

Siete pueblos abandonados en la sierra de Petatlán tras ataques de sicarios y Ejército



Maribel Gutiérrez

Las Humedades

Tercera parte

Siete pueblitos de la ruta de Las Humedades en la sierra de Petatlán están abandonados. En diferentes fechas desde el año 2000
las familias que ahí vivían tuvieron que dejar sus casas y sus tierras de cultivo y cosechas, sus potreros y ganado para salvar su
vida.
En la subida a la sierra de Petatlán desde la costa, a unos 60 kilómetros comienza la zona de más conflictos.
La primera localidad sola se llama Las Humedades. Desde la carretera las casas se ven atrás de una explanada con árboles
frutales, y al pie de éstos el suelo tapizado de toronjas y limones, porque ya no hay nadie que se acerque a recogerlos.
Hace mucho dejó de oirse el ladrido de los perros; todo está en silencio y nada se mueve ni en los patios ni en los corredores de
las casas de madera, todavía pintadas de azul, rosa y café.
Las familias que aquí vivían se fueron en julio de 2003, porque el día 6 fue asesinado el campesino Bernardo Millán Zúñiga,
precisamente ese domingo de elecciones federales.
Los Millán, encabezados por el padre, Daniel Millán, que es un defensor de los bosques que siempre denunció las acciones
destructivas de los caciques, narcotraficantes y talamontes, dejaron sus casas por temor a más muertes.
De acuerdo con la información difundida en días siguientes, el 6 de julio de 2003 Bernardo Millán, de 23 años, se dirigía a la
comunidad de El Camalote, la más poblada de esta ruta de la sierra, donde se localizó la casilla electoral.
Testigos que iban con él vieron que lo atacaron cuatro hombres con armas largas, AR-15 y escopetas, vestidos con uniformes
tipo militar, y entre ellos reconocieron a Marcelio Acosta y Modesto Acosta, quienes se dedicaban a explotar los bosques de Las
Gordureras y presuntamente al narcotráfico, y pertenecen al grupo del ex presidente municipal Rogaciano Alba.
Contaron que Bernardo bajaba por el camino de la sierra, iba a votar a El Camalote, acompañado de su esposa Virginia Yáñez, su
hermana Isabel Millán Villa, y su cuñada Paula.
Pasó el sitio conocido como Paso de la Cucha donde hay un arroyo, y más abajo, a 300 metros, desde el monte le tiraron un
balazo con el que le rompieron un pie. Según las testigos salieron del monte Marcelino Acosta y Modesto Acosta y otros dos
desconocidos, los cuatro vestidos de verde como uniformes tipo militar, y lo remataron.
Los campesinos de Las Humedades entendieron que con este asesinato los Acosta y su jefe Rogaciano Alba buscaban que se
salieran de aquí los Millán y otras familias que se oponen a la explotación forestal.
Como no era un pleito en particular contra Bernardo Millán, sino contra todos los que defienden los bosques, las familias
tuvieron miedo de que a este asesinato siguieran otros. Y se fueron.
En el esquema de posiciones de esta parte de la sierra, los Millán están del lado de las familias de Rancho Nuevo, y Rogaciano
Alba y sus pistoleros los Acosta quieren acabar con los primeros. Pero aunque sacaron a los Millán de Las Humedades, los Acosta
no han podido regresar a sus terrenos en Las Gordureras, porque todavía hay muchas familias en los pueblos de esta área que no
los aceptan porque han sido agraviadas por ellos. “Han matado a muchos, de todas las familias y todos los pueblos”, según sus
oponentes, y por eso no se sienten seguros para regresar.
Y no era la primera muerte en este lugar atribuida a los pistoleros de Rogaciano Alba, los Acosta.
El campesino Alejandro Cortés Torres fue asesinado en El Camalote el 23 de mayo de 2003.
Antes fueron asesinados Bolívar Acosta Ávila, el 7 de julio de 2002 en El Pedregoso, y Meregildo Torres, en El Tremendo, el 14 de
agosto de 2002.
En Las Humedades vivían unas ocho familias, que están desplazadas por la violencia.
Más arriba en la sierra, Rancho Nuevo, donde había siete casas, fue abandonado el 28 de agosto de 2007, y antes se habían
quedado solas La Espinuda donde vivían cuatro familias, El Nogal de dos casas, las tres que había en El Naranjo, seis de El
Nogalillo y seis de Las Palancas.
En la parte más alta de esta ruta de la sierra de Petatlán, a más de 60 kilómetros de la cabecera municipal, se siente la tristeza y
el miedo, no sólo por los pueblos solos con casas abandonadas; también en las poblaciones nuevas o en las que se han refugiado
los desplazados, las familias viven bajo amenaza.
Piensan que en cualquier momento van a llegar soldados, policías o pistoleros privados a atacar. Vigilan el camino, para saber si
se acercan extraños, o si en algún paraje hay gente armada.
Y ante el aviso de algún movimiento, todos y todas se ponen en alerta, listos para escapar a esconderse en el monte o a
protegerse en sus refugios.

La cadena de asesinatos

Las familias de Rancho Nuevo, de La Morena, Las Humedades y El Jilguero llevan la cuenta de sus muertos. Juntos tienen la suma
de 32.
El recuento de las violencia comienza con el asesinato de Otoniel García Torres, y el ataque de policías federales a Rancho Nuevo,
el 21 de febrero y 5 de marzo de 1999.
Buscando que se detuviera la violencia, Salvador Cortés Torres, de El Nogal, bajó a Petatlán, un día de octubre de ese año, con la
intención de atacar a Rogaciano Alba que iría en una camioneta, pero en su lugar iba su hermano Rubén, que murió en la
emboscada con un acompañante. En lugar de parar la violencia se desató.
El 18 de febrero de 2000, Rogaciano Alba encabezó a unos 40 soldados del 40 Batallón de Infantería del Ejército con sede en
Ciudad Altamirano, comandados por el teniente Alberto Carrera Álvarez, que mezclados con pistoleros irrumpieron en Las
Palancas y con violencia se llevaron al hermano de Otoniel, Alfredo García Torres (que fue encarcelado en Acapulco y sentenciado
por el homicidio de siete policías judiciales federales y madrinas en Rancho Nuevo, y en el reclusorio fue presidente del Comité
de Presos Políticos y de Conciencia).
También se llevaron a sus tíos, Álvaro García Ávila y Juan García Ávila, que estuvieron presos en Acapulco cinco años y medio.
Con los militares y pistoleros bajo su mando, Rogaciano Alba se trasladó a El Nogal, a buscar a Salvador Cortés. Lo encontraron
en el camino, arreglando las llantas de su cuatrimoto, y de inmediato le tiraron una lluvia de balas y lo mataron.
En el tiroteo una bala hirió a la joven Elba García López, que estaba embarazada, y aparentemente esto hizo que los militares se
vieran obligados a reportar sus operaciones en la sierra, y a entregar a los tres detenidos en Las Palancas, primero a las
autoridades militares de Petatlán, donde los sometieron a torturas, y después al agente del Ministerio Público federal.
Cuentan los testigos que ese día iban unos 40 soldados, mezclados con pistoleros, todos uniformados de militares, y lo más raro
es que en lugar de armas del Ejército todos llevaban AK47 conocidas como cuernos de chivo.
Los testigos reconocieron entre los soldados a pistoleros de Rogaciano Alba como Daniel Bautista, Marcelino Acosta Ávila, Elmo
(Memo) Alba, Adelfo García, Vicente García, Bernardo García.
La venganza no paró con el asesinato de Salvador Cortés. Siguió su hermano, Fortino Cortés Torres, el 25 de febrero de 2000; los
sicarios fueron a buscarlo hasta Lázaro Cárdenas, Michoacán, donde trabajaba y se dedicaba a predicar con la Biblia.
Al día siguiente vinieron sicarios enviados por Rogaciano Alba a la casa del señor Julián Ramos Piedra, que vivía en Potrerillos, en
esta misma zona. Él salió corriendo, pero los pistoleros siguieron el ataque a su casa y le tiraron a sus hijas; a una joven que se
llama Estela le cortaron la mano, e hirieron a una niña de 8 años. Finalmente, le prendieron fuego a la casa.
A la pregunta de qué conflictos tenía Julián Ramos que motivaran ese ataque, Luis Torres Landín dice que Rogaciano Alba pensó
que era amigo de Salvador Cortés.
Al poco tiempo mataron a Valente Yáñez Torres, en Rancho Nuevo, el 23 de marzo de 2000, un joven de 19 años al que
quemaron vivo. Los que se llevaron a Valente iban vestidos de soldados, pero dejaron una mochila que tenía una credencial de
Marcelino Acosta, lo que hace pensar que nuevamente iban mezclados soldados y pistoleros.
El 21 de marzo de 2003 mataron a otro hermano de Salvador Cortés, Alejandro Cortés, que era ecologista y también predicador
religioso. Venía de la iglesia, montado en un macho; en la cuesta de El Camalote lo agarraron; lo amarraron de un pie y lo
arrastraron, le rompieron los dedos de las manos, le refregaron la cabeza con una piedra.

Nos cayeron los federales

Pocos días después estaba un grupo de efectivos del Ejército estacionado en El Nogal, y Rogaciano Alba fue a traerlos,
supuestamente bajo contrato, para que atacaran Rancho Nuevo.
“Nos cayeron los federales, corrimos, nos empezaron a echar balazos, yo me quedé escondido. Los soldados se llevaron todo de
la casa, principalmente los comestibles. Yo les hablé, les pregunté que si eran gobierno o gente vestida de militar”, , dice Luis
Torres Landín. Luego se retiraron, recuerda.
Su esposa María Cruz Yáñez fue a presentar la denuncia al cuartel del 19 Batallón de Infantería del Ejército, en la cabecera
municipal de Petatlán.
Ahí declaró que los soldados se llevaron arroz, azúcar, harina y lámparas de mano.
Luis Torres insiste: “Los soldados vinieron de pistoleros de Rogaciano”, y dice que mientras los militares cayeron disparando a la
casa, los pistoleros de Alba mataron vacas de Rancho Nuevo a balazos.
En el año nueve de esta guerra siguieron los crímenes. El 1 de mayo de 2007 mataron a Javier Harrison Torres, en el ejido de La
Soledad de La Palma. Un señor, Felipe Osorio, que le compró madera lo llamó para pagarle, y lo entregó a Rogaciano Alba,
porque era uno de los Torres.
Dicen que Felipe Osorio, Rogaciano Alba y su gente sacan madera robada de los bosques del ejido de La Soledad de La Palma, y
también de ahí surge un conflicto
El 15 de abril de 2007 la víctima fue el vaquero Leobardo González. Finalmente a otro vaquero de Rancho Nuevo, de Enrique
Peñaloza, que se llamaba Andrés, lo mataron el 15 de enero de 2008.


http://www.suracapulco.com.mx/nota1.php?id_nota=39653

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