viernes, 11 de febrero de 2022

El club de mis amigos suicidas

 El club de mis amigos suicidas





Todos tenemos amigos suicidas, uno mismo puede ser un suicida en potencia, yo misma lo he sido. Pero las telarañas de la depresión siempre están ahí, visibles, nunca escondidas, hacemos que no las vemos, pero tampoco las queremos barrer o fumigar. A mi no me gusta fumigar, eso de los insecticidas no va conmigo, por eso de lo ecofriendly.


Para ser suicida debe haber detonantes, como la depresión, abuso sexual, rechazo familiar o laboral, un shock postraumático, antecedentes familiares, desorden químico cerebral, ciertos motivos, y valor, mucho valor. Pienso que cuando lo intentas, y quienes lo logran, es porque decidieron que ya vieron suficiente de esta perra vida – con perdón de las perras- . A mi me da envidia leer del suicidio asistido o de la muerte digna, y rabia, impotencia de vivir en un país tan conservador que no permite el suicidio o muerte digna, menos, el derecho al aborto que tenemos las mujeres.


II



Pero eso no es lo que les quiero contar, para nada, quiero contarles de mis mejores amigos: Óscar W, Leñero, Jane, Virginia W, Rimbaud, y Emily Bront (que soy la que narro). Ninguno de nosotros ha tenido la misma vida ni época, aunque Weber asegura a mi, me ha ido mejor – jura-. La verdad es que todos somos diferentes. Óscar sigue con ese rencor a que no fue aceptado por su preferencia, seguido hablamos de ello, dice que he cambiado, yo me veo igual aunque Weber diga que vivo en un mundo de fantasía y drogas. Pienso que todos nos hemos drogado alguna vez, hemos caído bajo según el asunto. Jane es la más positiva y trata de ver lo bueno en la gente. Virginia es una dramática teatrera que cree todos los hombres le romperán el corazón, al final es ella quien lo hace. Cuando la muerte no te quiere, ni te lleva. Leñero ahí la lleva, recuperándose. Y yo, esperando otro abismo para tirarme.



III


Virginia debió llamarse Sylvia Platt, por su tremenda vida, sus rizos caoba son hermosos, toda ella es linda, su personalidad supera su baja estatura y su cuerpo fornido. Ama sus perros, aunque he dejado de verla y no sé si siga cuidándolos. Fue una de mis primeras amigas, eramos muy niñas cuando nos conocimos por nuestras familias. Luego estudiamos juntas, después de años de no vernos en la prepa nos encontramos, hicimos revueltas, sacamos a un docente por acoso sexual. Luego, la vida nos volvió a separar. Cuando nos volvimos a ver, Virginia era diferente, y se iba a casar. Fui su testigo. Aunque su drama – no el que enseña como maestra de teatro- apenas empezaba.

Ignoro aún por qué me llamó esa noche, siempre he pensado que soy mala amiga, me sacan de quicio y digo verdades, soy muy distante, pueden pasar años y no le hablo a mis mejores amigos, no me gusta andar en bola, y todas esas cursilerías, a menos que tengan una urgencia o sepa que es real estar con ellos y lo soliciten, voy. De lo contrario, no sé, soy un poco especial para eso llamado amistad.


Virginia me marcó como a las 11 de la noche, se escuchaba en shock, no puedo decir ebria o drogada, más bien tenia un ataque de pánico. Lloraba porque se sentía sola, siempre ha presumido de estar bien soltera, pero es como muchas, la realidad, es que el amor es una obsesión en la vida humana. En ese momento estaba con Weber, no pude más que pedirle que se tranquilizara, después de casi una hora de convencerla es una hermosa mujer, que algún día encontrará alguien que la valore, que es más de lo que imagina, y de luchar contra el “me quiero morir”, su voz se calmó y dijo irse a dormir. Aún así no dejé de hablarle al día siguiente y acompañarla un poco. Pero por un mal entendido, hace 3 años no le hablo. Sólo sé, que su hermano es novio de una familiar lejana.


IV




Les cuento que mis amigos suicidas y yo andamos, casi, por la misma edad, ya pasamos los 30, y estos hechos los relato ahora porque siento les debo a mis parnas una historia, según yo, sé escribir historias, la neta diría Weber, “sufren de alta autoestima”, “orgullo pendejo”, diría mi madre fallecida. Se me metió en la cabeza la idea obsesiva que tengo pocos amigos cercanos, muy pocas amigas, como buena piscis soy selectiva y desconfiada, así que para tener una relación emocional pongo a prueba a las personas, a veces me paso, otras hiper confío, y otras, con sólo mirar a los ojos a las personas, sé si van a traicionarme o no, aún así, les doy oportunidad. Por eso quiero contarles de mis amigos suicidas, un día haciendo relajo, le dije a Óscar W que alguna vez haría un cuento llamado así.


De las últimas veces que vino, y sé que no recordará mucho, le dije que estoy hasta la madre de salvar a mis amigos suicidas, se atacó de la risa, sabe no lo digo en serio, pero le dije que, muchas veces, a mi ¿Quién me pregunta si estoy bien? Nadie.


Óscar y yo tenemos unos dos sexenios o más de conocernos, dice que yo le ignoraba, cosa súper cierta, porque era más amigo de mi madre que mío, con el tiempo, por el interés en la cultura, la lectura, mi trabajo periodístico y mi mala maña de protestar contra las injusticias, nos hicimos más amigos. Nos consideramos casi hermanos, aunque él dice que yo no lo conozco como es, pienso que jamás llegas a conocer a las personas, pero que si así es, no sabe absolutamente nada de mi vida.


A Óscar lo siguen matando sus demonios, sus purgas de su Londrés victoriano tardío donde lo acusaron de indecencia a pesar de las novelas que ha escrito y pasaron a la historia. Lo sigue atormentando esa religión llamada catolicismo, y el estigma de no ser el hijo heterosexual.


Que trata de no acercarse demasiado ni tener demasiados amigos ni amigas por temor al qué dirán, pero la única solución que tiene es salir de su encierro, y entender ya estamos en otro siglo, y su pareja puede no ser Constance, sino Alfred. Que no todos lo odian, que tiene amigos que daríamos todo por él, y no por eso debe destruir, que no todo lo que toca lo destruye y que no será mutilado por ser como es. Sé que a veces quiere morir, le he dicho busque ayuda, pero es necio, cerrado, no admite la psiquiatría y es algo, que ufff, padre Freud o Marx le ayudarían mucho, jeje. Pero también su entorno pueblerino ya no le ayuda,debe recorrer mundo para entenderlo, y no me refiero a sólo irse a la CDMX.


A veces destruye sus obras, sólo necesita mejorarlas, hablar de él, sin hacer copy paste de otras obras, abrirse, porque, como le dije una vez: Hay que hacer las paces con tus demonios, cuando los domas y te llevas bien con ellos, todo fluye. Pero sé que muchas tardes, de sus tardes, se deprime tanto que piensa en morirse y echar todo por la borda.


V



De Leñero no contaré mucho, más que me siento feliz de haberlo conocido antes de que lo absorbiera la corrupción de los reporteros locales, es un hombre emprendedor, y en cierta manera admiro su estilo de vida tan simple, él sí es minimalista, no como Óscar. Leñero es el más joven del club, coincidimos en lo mismo, que hay que tener ética en el periodismo y que como dice Kapuściński: Las malas personas no pueden ser periodistas.


La noche que me habló, recuerdo era de madrugada, había fallecido un bombero y todos fueron al velorio, él estaba mal, nunca me hablaba, pero esa noche lo hizo. Me dijo que se sentía mal, que pensaba hacerse daño, no supe cuánto tiempo le dije que se calmara, al final me dijo que iría al cortejo, le pedí se comunicara y no hiciera locuras. Al día siguiente, más tranquilo y hablamos, dijo que le había dado a un espejo. Después traía su cicatriz. Ahora lo noto más tranquilo, ya pasaron años de eso. Pero me da gusto verle así. Haciendo lo que quiere, tomando cerveza con su banda, viendo a su perra retozar, jugar ajedrez frente al mar, y echarse un porro.


VI



Jane es la más vanidosa y egolatra amiga que tengo,me recuerda las chicas de la serie Brigerton, pero es la más chida, con la que no hemos parado nuestra amistad, la que ha estado conmigo cuando he tenido convulsiones, al igual que Óscar, ¡conoce Europa!. Y ambas nos preciamos que pese a todo, nadie nos ha separado, nos decimos las verdades, por ahora la tengo en veto porque me enfada a veces sea tan yoista y no acepte que la riega. Aún así hemos vivido de todo. Es hermosa,aunque en esa hermosura a veces le sale un poco su fase whitexican. Jane cree aún en las historias de amor.


La tarde que me habló fue para contarme de su ruptura amorosa, estaba al límite, Jane, la que ve soluciones, la leo positiva llorando, pero me asustó, habló de querer quitarse la vida y me asusté, la escuché y traté de calmarla. Algo sirvió. Apenas hace 3 días hablamos para chismear.




VII





Rimbaud murió el día que se colgó, en su casa, la gente lo tachó de maricón, de cobarde, era mi amigo, fue más, cuando nos conocimos me cayó mal, y viceversa, su tío era el alcalde, a mi no me daba pena criticar las tonterías de su familiar. Hasta que un día me dijo que él no era igual, me paró en seco. Antes de Leñero, Óscar, y Virginia, hubo un grupo de jóvenes que hacíamos arte, exposiciones en Café Anatma, Lore, la dueña, nos apoyaba. Hicimos un grupo grande, eramos pintores, escultores, una maestra de canto rusa, un pintor italiano, Sócrates, un fotógrafo local excelente, un escultor abstracto de Tijuana, un diseñador gráfico, modelos, y yo, la periodista y pintora. Rimabud era el psicólogo inexistente, sólo tomaba café, aunque los demás como buenos artistas, ya sabrán lo que consumían. Yo sólo café. Rimbaud era del 5 de marzo, tenía novia, pero no era feliz, con el tiempo nos hicimos amigos. Pero nada lo llenaba, ambos pasábamos nuestros propios infiernos, pero eran más pasaderos juntos. Alguna vez quiso fuera su novia, me dio miedo, dije que no.


Y así pasaron los meses de exponer arte, divertirnos con la banda, salir, platicar, hasta una noche que a solas me dijo: Me voy a matar. Respondí: Pues hazlo. La verdad no me interesaba nada, creo mi respuesta fue por mi odio a la vida, el infierno que me dominaba. Unos días después, apareció colgado en su cuarto. No pude ir al sepelio porque el alcalde nos odiaba, y porque nadie sabía que eramos amigos. No pude ir al sepelio, no pude llorarle, no pude pedirle perdón. No sabía, que me pedía ayuda, porque yo también la necesitaba.


Por eso ahora, cuando alguien me dice que se quiere morir, lo tomo en serio. Aunque como le dije a Óscar, a veces una se cansa de salvar la vida y quisiera decir que ya no se quiere ser fuerte, que dan ganas de morir. En realidad, yo me conformaría alguna vez me preguntaran.


Por eso, ahora cuido a mi Club de amigos suicidas, quiero que sepan que aquí estoy, que aveces pareceré indiferente, lejana, que vivo como Reyna Shary (mi gata negra),en mi propia galaxia, pero que los observo y los amo, y no quiero más Rimbaud en mi vida, porque les quiero mucho y deseo lo mejor para ellos. Aunque no responda a tiempo mensajes y llamadas.


Para Virginia W, Óscar W, Jane Aus, Leñero con amor


Su amiga Emily Bronte


Hercilia Gato 2022



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