domingo, 8 de febrero de 2015

PONENCIA DEL TADECO A LA CONVENCION NACIONAL POPULAR EN AYOTZINAPA

Compañeros Padres y Madres de Familia de las víctimas de la Normal de Ayotzinapa
Compañeros del Comité Estudiantil de la Normal de Ayotzinapa
Compañeros asistentes a la Convención Nacional Popular

Aunque la convocatoria emitida por ustedes no contiene un temario específico, en su contenido encontramos tres temas de interés que serán motivo de nuestra modesta intervención.:
1.- Se concibe a la Convención como una coordinación que nos permita crear un referente nacional, su programa político y plan de lucha a corto, mediano y largo plazo para darle rumbo al movimiento nacional.
2.- Encontrar formas de ejercer nuestros derechos y nuestra libre determinación, construir un buen gobierno desde abajo para garantizarnos una vida digna, con paz, justicia, tierra y libertad.
3.- Presentar propuestas para conformar la estructura del Referente Nacional, programa político y un plan nacional de lucha.
Suponemos que sobre esto girarán los temas de la Convención, por lo que adelantamos aquí, como Adherentes a la Sexta Declaración de La Selva Lacandona, algunos comentarios:
Sobre el punto 1, El referente organizativo.
Nosotros pensamos que históricamente, los intentos de construir una gran organización con un centro rector, un mando centralizado, un jefe, sea individual o colegiado, han fracasado. Nuestro análisis del sistema dominante, de su funcionamiento, de sus fortalezas y debilidades, nos ha llevado a señalar que la unidad de acción puede darse si se respetan lo que nosotros llamamos “las formas y los modos” de cada quien, es decir, la diversidad de pensamiento y de las formas de lucha, siempre que sean desde abajo, a la izquierda y anticapitalistas. Nuestra desagradable experiencia en lo que hace algunos años se llamó Frente de Masas nos lo confirma.
Estamos convencidos de que todo intento de homogeneizar no es más que un intento fascista de dominación, así se oculte en un lenguaje revolucionario, esotérico o religioso. Cuando se habla de “unidad”, se omite señalar que esa “unidad” es bajo la jefatura del alguien o algo, individual o colectivo. En el falaz altar de la “unidad” no sólo se sacrifican las diferencias, también se esconde la supervivencia de todos los pequeños mundos de tiranías e injusticias que padecemos los de abajo.
Convocar no es unir. Ya no son tiempos de unir bajo una dirección centralizada de cualquier filiación. Debemos renunciar a cooptar, suplantar, aparentar, simular, engañar, dirigir, subordinar o usar y respetar la diferencia, la heterogeneidad, la autonomía de los modos de caminar, sin jueces, jurados, acusados, juicios sumarísimos ni verdugos entre nosotros. Sólo compromisos y consecuencias de esos compromisos.
Debemos asumir modestamente y con un fuerte espíritu de servicio, el trabajo de base, el caminar consultando, el interés colectivo por encima del interés personal, debemos fomentar el diálogo, la participación activa, el consenso, la tolerancia, la solidaridad, la denuncia y el compromiso social en todos nuestros espacios, con la claridad de que el cambio vendrá de ahí, desde abajo, de nosotros mismos y no de los decretos de dirigencias iluminadas, aunque sean bien intencionadas.
Debemos recuperar con modestia el principio de "ser pueblo, hacer pueblo y estar con el pueblo" y renunciar a beneficios particulares o de grupo que impliquen utilizar al movimiento. Lo anterior solo puede llevarse a cabo de manera independiente del Estado, la burguesía, sus partidos y su clase política, dejando atrás las alianzas vergonzantes, el colaboracionismo y la subordinación, el luchar para empoderar a otros.
Para nosotros no se trata de crear “tribus”, sino de potenciar el movimiento popular hacia la construcción del Programa de Lucha del Pueblo, el Nuevo Constituyente y la Nueva Constitución, teniendo claro que en ese camino el pueblo irá forjando el poder popular y sus herramientas históricas para lograrlo.
Para ello esta articulación o coordinación debe reivindicarse de izquierda, independiente del Estado, los partidos políticos y las iglesias y reivindicar la lucha popular como el medio para avanzar en la construcción de un gran movimiento social que retomando críticamente las experiencias y enseñanzas del movimiento social en nuestro país, siente las bases de una sociedad justa, equitativa e igualitaria y una Patria Nueva.

2.- Sobre el punto 2, nuestros derechos y libre determinación.
Nosotros no queremos sólo cambiar de gobierno, queremos cambiar de mundo y estamos claros que ésta es una lucha de largo aliento. Necesitamos desarrollar de manera coordinada en nuestros sindicatos, gremios, centros de trabajo, ejidos, comunidades, colonias, escuelas, etc., la resistencia contra el capitalismo y la globalización neoliberal, promover la rebeldía contra las políticas neoliberales del Estado y los malos gobiernos, la lucha por nuestros derechos y necesidades de manera digna y sin entreguismos, que mejoren nuestras condiciones de vida, la realización de actividades colectivas y autogestivas para construir organización popular y fuerza social que aligere la carga de la pobreza y construya conciencia de cambio social.
Se trata de orientar la lucha por las necesidades del pueblo en el terreno de los derechos humanos, no como simples demandas ni peticiones al poderoso, sino como objetivos a alcanzar para lograr una vida digna en la medida de lo posible en éste sistema.
En éste sentido, los derechos humanos debemos rescatarlos y replantearlos como valores no sólo ideológicos sino como praxis para ensayar nuevas relaciones sociales en la perspectiva de la construcción del hombre nuevo y de una sociedad más justa e igualitaria, como valores cuestionadores y alternativos a la competencia, individualismo, elitismo y de la concentración de la riqueza y la propiedad privada.
Solo así se gestará un mundo nuevo no capitalista, donde no rija la lógica económica, de lucro y de obtención de la mayor ganancia, sino una lógica de economía solidaria, donde no funcione el individualismo posesivo sino una lógica de fraternidad. Donde la tierra no sea una mercancía sino un bien común, donde el trabajo sea colectivo, donde los puestos de gobierno y representación sean servicios desinteresados y que todo individuo está obligado a participar, donde los representantes populares ocupen una función por tiempo limitado sin goce de sueldo y las decisiones sean tomadas en asambleas.
En este camino, nuestra articulación debe desarrollar el diálogo entre iguales de manera coherente entre lo que se dice, se siente y se hace; donde no se imponga la voz de unos cuantos. Se debe romper con el esquema vertical de negociación, el paternalismo, el autoritarismo o el tirar "línea" para dar paso a la reflexión sobre lo que debe ser el futuro de la sociedad. Se deben generar nuevas formas de organización a partir de la libre participación. Frente a la exclusión, la homogenización y la marginación, se debe fomentar la inclusión, el respeto a la diversidad y la participación conjunta.

Sobre el punto 3.- Presentar propuestas para conformar la estructura del Referente Nacional, programa político y un plan nacional de lucha.
Pensamos que no debemos desgastarnos en discusiones sobre la estructura del llamado referente. Si coincidimos en que no requerimos un centro rector, un mando centralizado, un jefe, sea individual o colegiado que nos homogenice, lo importante y prioritario será mantener la articulación. Las estructuras concertadas o impuestas desde arriba generalmente se burocratizan y se convierten en la manzana de la discordia y terminan por abortar los procesos democráticos.

Sobre el programa político, entendemos que nuestro reto hoy es crear una fuerza social independiente, que se rebele contra el sistema capitalista neoliberal, que organice la resistencia popular, impulse formas de organización autogestivas, construya autonomías, se articule con otros movimientos en resistencia del país y le dé perspectiva de futuro a la lucha del pueblo a través de un programa de lucha que se vaya construyendo desde abajo y se oriente a la construcción en su momento del Nuevo Constituyente y una Nueva Constitución.
Este es un proceso social que tiene sus propias reglas y dinámica, no se determina por la voluntad ni la decisión de nadie, por lo que el programa de lucha no se puede determinar al margen de la lucha del pueblo ni por encima de el, sino al contrario, deberá construirse al fragor de la lucha popular y se irá sistematizando mediante la consulta, mediante el caminar preguntando y no se le puede imponer al pueblo desde arriba, desde la visión de sus vanguardias iluminadas o los grupos de poder.

Sobre el Plan de Lucha, seguramente coincidimos en que debemos luchar por las libertades democráticas y políticas, por una vida digna para nuestro pueblo, por la solidaridad con otros movimientos de izquierda en el país y el mundo, por pan, trabajo, justicia, democracia y libertad y principalmente por la solución de las demandas de las organizaciones en lucha contra el despojo, la explotación, el despojo y el desprecio capitalista, pero hoy, de manera muy especial por verdad y justicia para nuestros hermanos de Ayotzinapa y para todos los detenidos desaparecidos y asesinados extrajudicialmente en nuestro país.
Las demandas de verdad y justicia, que son dos palabras aparentemente muy sencillas, muy chiquitas y hasta inofensivas para quienes creen pensar en grande, desprecian la diversidad de pensamiento y tratan de homogenizarlo todo a nombre de la unidad, de tirar línea, de dirigir la asonada, la insurrección popular en los actuales momentos, ahora se han convertido en dos palabras con una gran carga revolucionaria.

En éstos momentos, las palabras verdad y justicia puestas en boca de los padres y madres de familia de los estudiantes de Ayotzinapa y de los miles y miles de familiares de los otros desaparecidos y asesinados desde la Guerra Sucia pasando por la llamada guerra de Calderón, se han convertido en la mayor amenaza para la imagen y estabilidad del Estado Mexicano, sus malos gobiernos, su putrefacta clase política, su ejército y sus malolientes partidos y debemos lograr que se mantengan en la conciencia y en el grito indignado de todos los mexicanos y mexicanas y de todos los pueblos del mundo.

Verdad y justicia son las armas más poderosas con que contamos por ahora para seguir desnudando al Estado Mexicano antes los ojos del pueblo y del mundo entero, para desacreditarlo mostrado su verdadera naturaleza, para demostrar que no es infalible, para demostrar que el Estado no puede resolver los problemas puesto que el problema es el mismo Estado y finalmente para evidenciar que no basta con cambiar de gobierno sino que es necesario cambiar el sistema.

Verdad y justicia son palabras que deben seguir resonando no solo en las calles y retumbando en las redes sociales sino en cada hogar, escuela y centro de trabajo, las que deben ser motivo de reflexión, discusión, organización y lucha en todos los modos y las formas posibles, que sean motivo de la reunión, de las conversaciones en cada espacio, en cada colectivo y será ahí donde encontraremos la respuesta a esa pregunta tan difícil ahora y que tendrá respuesta muy sencilla cuando el pueblo esté organizado, elija gobiernos que manden obedeciendo, cuando nos libremos de los aparatos de poder de cualquier clase sobre otra y entonces las palabras verdad y justicia serán tan grandes que estarán presentes en todos los momentos de nuestra vida.
Hoy no hay lucha más importante que ésta. Los padres y madres de todos los desaparecidos y asesinados y el pueblo en general, debemos persistir en la exigencia de presentación con vida de nuestros desaparecidos y justicia para nuestros asesinados, reivindicarlos, no dejar de nombrarlos, no permitir que desaparezcan de la conciencia colectiva y en su memoria, cavar más hondo la tumba del sistema capitalista exigiendo que se mantenga abierta la investigación en las líneas que han planteado los padres y madres.

En éste momento nos parece importante impulsar las siguientes acciones:

a).- Fortalecer al Comité de padres y madres reactivando las campañas de acopio y apoyo económico y hacer con ellos un plan específico de atención a sus necesidades.

b).- Abrir todos los espacios posibles de información, análisis y programación de acciones de solidaridad y apoyo encaminados al logro de la verdad y justicia.

c).- Realizar encuentros con organizaciones de familiares de víctimas y organismos acompañantes.

Paralelamente debemos persistir en las acciones de construcción de organización autogestiva y de redes de producción, abasto, comercialización, prestación de servicios, desarrollar proyectos alternativos de salud, educación, vivienda, cultura, información, etc. y conformar así una fuerza social que le exija al gobierno la solución de los problemas que el mismo genera, considerando el diálogo con el Estado necesario no como un principio, no porque reconozcamos en él una representación popular sino porque es el causante de los problemas que nos aquejan y debe resolverlos, en tanto no creemos las condiciones de imponer estos cambios con la fuerza del poder popular.

Finalmente nos parece importante puntualizar, que por un lado es necesario asumir compromisos para impulsar la democracia en todos nuestros procesos organizativos, en particular en la articulación que resulte de ésta Convención y aspirar a convertirla en la principal herramienta de la construcción de las nuevas relaciones sociales

Por otro, en nuestra lucha está implícita la construcción de la paz, que solo será posible cuando hayamos enterrado al capitalismo pues bien sabemos que mientras éste exista no habrá paz para el pueblo. Reivindicar hoy la paz en el marco de la democracia burguesa, implica buscar la concertación con el Estado y la burguesía, en detrimento de los intereses y derechos del pueblo.

Compañeros:

Podemos estar equivocados. Seguramente lo estamos. Ya aparecerán los policías y comisarios del pensamiento para juzgarnos, condenarnos y ejecutarnos… ojalá sólo sea en sus incendiados discursos y no escondan su vocación de verdugos detrás de la de jueces.

Pero así es como nosotros en el Tadeco y como adherentes a la Sexta Declaración de La Selva Lacandona, vemos hoy lo que pasa en el entorno.

Chilpancingo, Gro. a 6 de febrero del 2015

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