jueves, 13 de junio de 2013

Zihuatanejo, la lucha

ROBERTO RAMÍREZ BRAVO

Zihuatanejo, la lucha

Hace unos días se conoció en el municipio de Zihuatanejo de Azueta, mejor conocido sólo como Zihuatanejo por ser el nombre de su cabecera, una noticia importante: la empresa Fonatur Operadora Portuaria SA de CV, dejaría de operar en el puerto.
Aunque utiliza el nombre del Fondo Nacional de Turismo (Fonatur) y en su página web coloca el logotipo de la Secretaría de Turismo y el Escudo Nacional mexicano, para dar la apariencia de que se trata de un órgano de gobierno, en realidad es una empresa privada.
Según su propia información, “la empresa fue constituida en el año de 1969 con el nombre de Terrenos Recreo SA de CV. En el año de 2004 cambió su denominación por la de Singlar SA de CV y modificó su objeto social para constituirse en operadora de servicios náuticos, comercializadora y administradora, teniendo a su cargo la operación de las escalas náuticas de Fonatur”.
En su página explica que el 30 de abril de 2008, Singlar SA de CV cambió su denominación social por Fonatur Operadora Portuaria SA de CV “para incorporar en sus actividades la operación de las administraciones portuarias integrales que le han sido concesionadas por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT)”.
El caso es que esta empresa constituida con capital privado y una mínima participación accionaria del gobierno federal fue beneficiaria de una jugosa concesión en la bahía de Zihuatanejo para controlar el recinto portuario, pero además con otros proyectos manejados con exceso de celo por los ayuntamientos de Azueta y de Petatlán, en áreas como Barra de Potosí y la laguna de Las Salinas.
El 3 de junio pasado se dio a conocer que Fonatur Operadora Portuaria se retiraría de Zihuatanejo, supuestamente por decisión propia mediante el recurso de una “terminación anticipada del título de concesión”.
La de esta empresa fue una actividad expoliadora, como suelen ser las de estas compañías, que con el señuelo de un supuesto progreso e inversiones que sólo a ellas benefician, no tienen empacho en destruir el medio ambiente y, por supuesto, apropiarse de espacios que pertenecen a la nación.
Los azuetenses nunca quitaron el dedo del renglón desde la llegada de la operadora turística: denunciaron en los medios, salieron a la calle, exigieron a las autoridades la revocación de una concesión a todas luces irregular, pero encontraron poco eco. Tanto el municipio, como el gobierno del estado, así como legisladores federales, se comprometieron a intervenir, pero no lo hicieron.
Fueron las movilizaciones de los propios ciudadanos las que lograron echar abajo ese proyecto. El incidente más reciente ocurrió poco antes de la partida de la empresa, cuando sus trabajadores colocaron vallas para impedir el acceso al muelle, y los cooperativistas las retiraron.
Pero en Zihuatanejo las luchas no son nuevas, ni desconocidas. En 1988 empezaron los problemas cuando la empresa Punta del Mar construyó (en 1990) el complejo Puerto Mío, una gasolinera y un espigón, e intentó construir un muelle para cruceros en la bahía. Entre sus socios, los azuetenses identifican al ex titular de Fonatur, John McCarthy, al panista Fernando Gómez Mont y a Alfonso Chirinos
La lucha de quienes se agruparon en la Red de Organizaciones y Grupos Ambientalistas de Zihuatanejo (Rogaz) logró impedir la construcción del muelle, pero después, los alcaldes Amador Campos y Silvano Blanco Deaquino impulsaron la creación de ese mismo muelle, ahora por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, con recursos federales. Parecía imposible, pero los ambientalistas lograron impedir este propósito.
Con la operadora portuaria la situación fue similar: luchando contra viento y marea, cooperativistas, hoteleros, restauranteros y ciudadanos en general interesados en rescatar la bahía de la virtual privatización a que ha estado sometida, lograron su expulsión.
Habría que ver qué otros intereses intervinieron para que los empresarios hayan decidido simplemente retirarse, pero es claro que la lucha de los azuetenses no acabará aquí, porque hay otros proyectos, igualmente privatizadores, devastadores del ambiente e inequitativos, que están en puerta. El tema del muelle de cruceros no ha sido dejado de lado, pues hay empresarios locales que todavía insisten en que se construya uno en la bahía, a pesar de que los cruceros prácticamente se han retirado de la ruta del Pacífico, y a pesar de que nunca han dejado ni siquiera una derrama económica en el municipio, como para intentar justificar el deterioro ambiental que causan.
En resumidas cuentas, pues, Zihuatanejo conserva su bahía, mientras no ocurra otra cosa, y no haya que emprender una nueva lucha en su defensa. 

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