Gatos Pardos
Hercilia
Castro
Las mujeres del
narco
Mucho
se ha escrito de las mujeres del narco, las chicas guapas y sexys que se bajan
de camionetas ultra lujosas, de grandes senos y ropa entallada de la mejor
marca, con altos tacones y muy fashionistas. Sin embargo, también están las
esposas de los narcos, las hermanas, y madres (todos tenemos familia).
Esas,
que no visten a la moda pero sí andan en un bora con asientos de piel y aire
acondicionado, madres que tienen a sus hijos en el control de las plazas,
cariñosas esposas, hermanas y tías que atienden y consienten a sus querubines.
Saben
que sus hombres se dedican a controlar los bisnes
en los que están metidos sus hijos, curiosamente, muchos de los sicarios,
no consumen droga, sólo se dedican al negocio del narco menudeo y mayoreo. No
visten entallado, ni con altas zapatillas, algunas de ellas sólo venden comida,
otras, se dedican al ambulantaje, y las otras, a ser simples amas de casa al
cuidado de sus hijos.
Saben
lo que hacen sus hombres, pero no objetan nada, pasan documentos a escondidas,
llevan una vida “normal” y lícita, son doctoras, cocineras, nadie pensaría que
el narco ha permeado en las profesiones más nobles y respetables.
Van
al mercado, compran el mandado para hacerle el guisado al hermano, van a
ponerle una recarga al marido, saben lo que harán sus hombres, pero no
cuestionan, no objetan, al fin y al cabo, el jefe de la plaza es el que manda.
Un
Templario anda en la plaza, se va a una lonchería y se pide una torta y un jugo
de naranja, la dueña de la fonda sabe a lo que se dedica, ya nada se oculta, el
secreto es no meterse en líos, dejarlos trabajar y seguir con una “vida normal”.
“Nosotros somos gente de bien,
narcos, pero bien”
Los sobrinos
se ufanan del trabajo de su familia –no se drogan- la droga es sólo un negocio,
y los negocios se deben de cuidar. Un líder dice: Nosotros ya no tenemos nada
que ver, está estancado señorita, los Templarios ya están metidos en el asunto
del basurero, ya nos pidieron que no nos metamos (protesten), ya por eso
dejamos las cosas en paz y pues le hicimos aprecio al señor Alejandro Bravo
Abarca para que maneje el basurero el señor Floriberto Patiño Rivera
(Secretario de Gobierno de Michoacán).
El Narco
Style forma parte de nuestras vidas (haiga sido como haiga sido). El chico de
la tienda era tímido, ahora viste como posho y porta al cuello una cadena de
plata con una AK-47. Uno ya sabe cómo visten, quiénes son.
Los
periodistas de la región se sienten amordazados, a algunos se los han llevado (…)
pero: No operan así, ellos te citan en una comunidad y te leen la cartilla,
pero si ellos quisieran, te matan.
Un
templario llega a mi casa, dice que viene a ofrecer ayuda porque “supo” hubo
amenazas de gente del gobierno: Soy Templario (se presenta). Su credencial ya
la dijo, aunque aduce es abogado penalista, alardea que todos están con ellos
(Los Caballeros Templarios Michoacanos), nos habla de sus “principios” y que
ellos están con el pueblo, te da una lista de los políticos de la región que
están involucrados, de su lado, de sus familiares metidos en el poder y se pone
a tus ordenes –El miedo cala los huesos pero hay que fingir que no temes-“La
prensa está con nosotros”-dice.
-No,
yo no-respondo- y tengo mi denuncia ante la PGR y el alto Comisionado de la ONU
ya sabe de esto.
Se
retira.”Bueno, aquí está mi número por cualquier cosa”.
Quieren que cedas, que
seas un brazo más dentro de la ilegalidad vuelta legalidad por los mismos
funcionarios.
Han cooptado
los movimientos sociales en algunas zonas, mantienen su poder a través del
miedo, la corrupción, y no temen, trabajan al amparo de los gobernantes en
turno.
Voy
por la calle diariamente, ya sé quiénes son halcones, narcos, las mujeres del
narco.
“Mi
hermano es bien buena gente”, dicen ellas.
Las hallas en Wal-Mart comprando lo más caro, presumen que les sobran
cacerolas, nadie pudiera darse cuenta la señora que va al mercado, su hijo es
halcón, todos los hijos son inocentes, santos, puros, trabajan en pro de la
sociedad.
Un
sicario cruza la calle con su niño en brazos, lo mira con amor y abraza a su
esposa con cariño, han comprado una carriola de lujo, van felices.
El
moreno llega a casa y platica con mi hermana de que está desempleado: Me voy a
unir a la maña, señora, ando sin trabajo y ellos me ofrecen sacarme de pobre,
ya no aguanto, llevo seis meses sin trabajo, estoy endeudado.
Mi hermana
responde: Sí, pero te vas a morir más pronto que si tienes un trabajo honrado,
mejor aguántate y sigue buscando trabajo, porque no querrás tu hijo se quede
sin padre. El moreno reflexiona: Sí, tiene razón.
Voy en
el micro, escucho a los de adelante cómo ovacionan al narco: Es que ellos sí
están organizados.
Los
chicos en la combi ya no tienen ganas de estudiar, platican de las narco
series, son unos héroes los sicarios ante sus ojos, las chicas quieren un novio
sicario, aplauden ese estilo de vida, así o ha enseñado las cadenas televisivas
en nuestro país, a que el narco se vuelva normal.
Los periodistas
ya no escriben los nombres de los cárteles, por seguridad, línea editorial y
temor, prefieren tomar los casos light, no meterse en problemas, no hablar de
paramilitares. Te tachan de loca si tomas esos temas: Qué valor el tuyo, qué
miedo, estás loca, ¿no te da miedo ir allá (las comunidades desplazadas por los
templarios, la maña, el Cártel Independiente De Acapulco (CIDA), el Cártel
Nueva Generación de Jalisco, los Zetas.
Pero las
mujeres siguen siendo amorosas, ayudan a sus hombres a guardar secretos, no
cuestionan, no podrían dejar esa vida solventable y segura, total, es un simple
trabajo como cualquier otro, a ellas, qué les queda decir.
Un
restaurante nuevo se abre en una zona residencial en una playa concurrida, es
el lugar de moda donde llegan los narcos con sus mujeres, las amantes en turno,
las muñequitas estilizadas y con implantes de senos, muy a la moda. El
restaurante se cierra para que los señores estén a gusto, beban, coman, se
droguen (los que lo hacen) y cojan a gusto, total, todo se los permite la
autoridad, que muchas veces son sus compadres.
"Dígame, cómo dicen los templarios que están con el pueblo si nos extorsionan, a ver, por qué no van y le sacan dinero al gobierno"-me dice molesto un prestador de servicios.
"Mire, hasta los taxistas son halcones"-aduce un alto mando de la marina.
Los
militares nada dirán, conocen a los intermediarios y los dejan trabajar, el narco empieza desde las altas esferas, donde se decide el destino de México.Nadie quiere hablar ni denunciar, te cuesta la vida.
“Mientras
estén los templarios, usted no tiene nada de qué preocuparse”- le dijo uno de
la Marina a un ex director de Seguridad Pública. –Entonces… ¿Para qué estoy?
Dígame señorita, soy un parapeto, para qué me dieron el cargo si aquí todos
alaban al narco- Me dice afligido.
La
chica se compra un nuevo celular, pero ya no le alcanza, al rato, le pedirá más
dinero a su hombre.
El
Narco Style, es el que manda ya en éste país, desde las altas esferas.

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