miércoles, 21 de diciembre de 2011

Circo maltrata animales en Azueta


Un guepardo y un mandril, utilizados para promover las funciones, deben soportar altas temperaturas sin agua

Circo maltrata animales en Azueta

HERCILIA CASTRO
Zihuatanejo, 16 de diciembre. Los despiertan antes de las 9 de la mañana para que comiencen su jornada, encerrados en una jaula de estrecho espacio y no les dan agua en casi toda la tarde: son un guepardo y un mandril, y actúan a fuerza en el “Circo gigante de América”.
Pero como todo buen trabajador, debe cumplir su labor para ganarse el agua y alimentos, no tienen familia, no saben tal vez lo que hacen o a dónde lo llevan.
El vehículo que anuncia el circo dice por el altavoz, “vengan, vengan a ver el circo más grande de América, 20 pesos adulto y sólo a 10, 10 pesos los niños, venga a ver a la anaconda más grande de América, mide ocho metros”.
Son las 2 de la tarde y el muchacho que lleva atrás la jaula del guepardo se detiene porque lo infraccionan: el guepardo va sin agua sobre una lámina caliente, aún no es tiempo de descansar para él.
Con el mandril pasa lo mismo en el automóvil en que va, el chofer dice que sí le dan agua cada media hora aunque la bandeja luce vacía y el animal va casi con la lengua de fuera por el calor.
Para la defensora de animales de la Sociedad Protectora de Animales AC, Natalia Rodríguez, considera los circos no deben existir por el maltrato que reciben y están fuera de su hábitat, “debería de haber ya una ley que prohiba eso, ni siquiera sabes si tienen permiso de la Semarnat, tampoco las corridas de toros deberían existir, es un trato injusto el que se le da al animal”.
Son las 4 de la tarde, aún pasan por las calles las camionetas que traen al mandril y el guepardo bajo el rayo del sol.
Las carpas del circo con sus banderolas tienen el anuncio de la anaconda, hay ponis, un camello come el forraje que le llevan, ya se encuentra el guepardo en su jaula con ellos –la bandeja sigue vacía–, le late el corazón a la carrera, agitado por el calor y tal vez con el sueño de que corre por la pradera detrás de una presa.
El encargado del circo dice que no está el dueño, pero que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales sí les da permiso para tener a los animales salvajes, pero no muestran el permiso.
El guepardo sigue con su sueño, debe dormitar un poco, la función empieza a las 6 de la tarde, aún tendrá más días para laborar. Mientras, ha de soñar que corre libre.

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