jueves, 29 de septiembre de 2011

El odio de la Suprema- Gatos Pardos


Gatos Pardos
Hercilia Castro
Para ellos todo, para nosotras nada…

El odio al pueblo que tiene la Suprema Corte de Justicia de la Nación queda constatado una vez más, en sus múltiples oportunidades que ha tenido para darle el lado al pueblo mexicano por enésima vez recalca el fascinante repudio que le tiene.

Pero éste día vuelve a pasar a la historia con la asquerosa (no encontramos más palabras adecuadas) decisión de abortar los derechos de la mujer, el derecho a decidir sobre su cuerpo.

Siempre criticamos los vicios sociales que nos han inculcado, pero no hay que evadir la responsabilidad del estado mexicano y el abandono a ese grupo que les dio la vida- por si lo olvidan- las mujeres.

Hoy la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) avaló la reforma antiaborto de Baja California y San Luis Potosí , la cual “protege” el derecho a la vida desde la concepción. Siete ministros se pronunciaron por la inconstitucionalidad del artículo séptimo, párrafo primero de la carta magna de esa entidad.

La decisión de la SCJN de avalar la reforma antiaborto nulifica las luchas por el respeto a los derechos a la mujer y resulta una ofensa no solo para Baja California sino para todas las mexicanas, deja en claro que México seguirá sumido en la ignorancia y que la institución más “respetada”, no sabe defender los derechos de las mujeres.

Defiende el derecho a la vida, la pregunta es: ¿Qué clase de vida?.

¿Qué clase de vida cuando existe la trata de blancas, pederastas, violadores, marginación y miseria? La mayoría de las mujeres que conozco no tiene derecho a la educación, tienen que trabajar de tiempo completo para poder mantener a los hijos-deseados y no deseados- no pueden menos comprarse un vestido o realizarse profesionalmente o abortar en una clínica privada como lo hacen las hijas y novias y esposas y amantes de esa minoría en el poder, no tienen las mujeres que trato diario derecho a una vida digna.

En 1994 cuando empezamos a andar en el camino de la lucha contra las injusticias nos marcó para siempre, me marcó-paso a primera persona-el caso de Noemí, una niña que antes de los 12 años ya se estrenaba como mamá.

Noemí fue violada por un hombre de más de 60 años, aunque apresaron al tipo fue puesto en libertad inmediatamente, en México basta con comprar al juez para que liberen al delincuente, eso es claro.

Noemí no tuvo la oportunidad de acceder al derecho a la educación, no sabía leer, no contaba su madre con recursos-también víctima de un estado donde la justicia no aplica a menos tengas dinero-tampoco tuvo derecho a decidir si quería tener o no al producto.

Noemí, solo es el reflejo de miles de casos por no decir millones, de mujeres que han sido violadas, abusadas y explotadas, un reflejo de lo que el Estado Mexicano le sigue negando a sus habitantes, educación, salud, seguridad, cultura, etc.

Los derechos fundamentales a la vida no son respetados y el gobierno exime su responsabilidad como buen hombre machista que embaraza a la mujer y la abandona para que sea ella la que mantenga al crío, total, es su hijo, no de él.

Se coartan los derechos de la libertad de expresión, la mujer no tiene derecho a expresar su sexualidad porque hasta para eso hay que pedir permiso a unas leyes absurdas, como si el ministro en turno fuera el padre.

La decisión de que siga penalizado el aborto en BC y SLP deber ser un oprobio para los mexicanos porque esto no dará más que pie a que los grupos de derecha-avalados por la iglesia- pugnen porque se criminalice los derechos de la mujer, de por sí ya inexistentes con la mala educación y la falta de cultura en sexualidad que hay en México.

Resulta un insulto también porque solo observamos que la Suprema le vuelve a dar la espalda al pueblo como lo hizo en septiembre del año pasado al desechar el dictamen en el caso de Rosendo Radilla desaparecido en los años de la guerra sucia y no acató la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Queda claro el odio de la suprema corte hacía los mexicanos, el pueblo que se parte día con día el lomo y trabaja hasta más de 16 horas sin parar, porque para poder pagar deudas en éste sexenio debes de tener dos trabajos más, y laborar más de las horas establecidas que marca la ley-la dichosa ley-.

Me queda claro como mujer y ciudadano la desigualdad obligada a la que nos someten los gobernantes y ministros en turno, me queda claro siempre llegaremos a la conclusión de que en México la justicia no es para los pobres y que no hay educación-los ministros ratifican su ignorancia  al no entender un cigoto no piensa- ni siquiera en las instalaciones de la Suprema.

No sé escribir sin volver la cara al pasado y ver que se repiten una y otra vez las humillaciones a nuestro pueblo, las violaciones a sus ciudadanos y las vejaciones en contra de quienes los parió, la mujer, que solo merece injusticia nuestro pueblo.

La conclusión es simple sin ahondar en tanto artículo legaloide ni estadísticas o demás factores, al gobierno-presidido por falos- le conviene mantener al pueblo sumido en la indolencia, la marginación, pobreza e ignorancia a México así sea alto el costo que se deba cobrar.

Martha, Elena, Noemí, Magaly, Julieta, Marysol, Guadalupe, Margarita, Tita, Cindy, Erica, María de Lourdes, Lulu, Vanesa, Clara, Jimena, Elizabeth, Danya, Bertha, Mireya, María, Mariana,  Sofía, Tania, Carmen, Isabel, Yuridia, Yanet, Lena, Natalia, Francisca, Brenda, Margarita, Elba, Concepción, Valeria, Beatriz, Selene, Remedios, Lorena, Laura, Izel, no tienen derecho a decidir sobre sus cuerpos porque éste sistema siempre las tratará como niñas.

Jorge Mario Pardo Rebolledo pasa a la historia como el hombre que destina a las mujeres a vivir en la oscuridad.

Queda en claro, el odio de la suprema corte ante los gritos de esas mujeres que aun pedimos justicia y una vida digna en todos los rincones de nuestro país.

dejen que la mujer decida y se equivoque o acierte, es simple, dejen que sea mujer.

¿Hasta cuando?...













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