miércoles, 15 de junio de 2011

Una visión crítica de la sociedad civil mexicana / Raúl Zepeda Gil

En el marco de una “mayoría” educada y entusiasta con la organización civil, al margen de los partidos políticos actuales, opinar críticamente sobre este, -sin lugar a dudas positiva- mecanismo democrático, que es la manifestación de los ciudadanos, puede ser odioso, pero deseo hacerlo porque el debate es sano y ayuda a mantener realista nuestras ambiciones. Es decir, critico a favor de la moderación, de un mecanismo creo apenas está madurando en nuestra sociedad y que debe seguir madurando, creo, en una dirección virtuosa.

La democracia mexicana, de reciente experimentación parece a lo que Robert Dahl identificaba como una hegemonía cerrada, alta competencia electoral pero poca participación social, entonces, a pesar que existiese partidos, la participación de la sociedad no era reflejada en las decisiones políticas y sociales. Por ello, el crecimiento gradual de la sociedad civil organizada desde los años 90 hasta ya la segunda década del nuevo siglo es positivo, pero veo en ello un camino sinuoso por continuar.

Debemos aclarar que por sociedad civil, no debemos entender a los sectores corporativos, los movimientos políticos, ni a la clase empresarial, estas se manejan por sus propias dinámicas e intereses.

Deseo expresar mis opiniones en puntos, para dirigirlas mejor.

1.- Organizados, pero en minorías: Es positiva la organización, pero creo que la sociedad civil actual, ve a la sociedad civil del mundo y desea manejarse como ella, lo cual es bueno, pero no consideran las dimensiones reales de sus alcances, ejemplifico, la sociedad civil organizada mexicana se maneja en dos niveles, la cual hace trabajo constante y solido, menos de masas, pero con mayor impacto, y una segunda más estridente, que cree manejar mayorías de opinión, en el espejismo de hablar con sus pares.

Twitter lleva una ilusión que deviene de su diseño, sigues lo que te agrada y te sigue a quien le agradas, entonces ante el mar de opiniones parecidas y concordantes sobre tus ideas, te llevas la ilusión de un México liberal, democrático, que coincide contigo, de mayorías que opinan como tú. ¿Qué sucede con las mayorías reales? Las conservadoras, las apáticas, las mediana y bajamente educadas.

La percepción de mayorías falsas hace olvidar sobre esas masas de ciudadanos, los cuales no se les trata de convencer, ese dialogo palaciego entre iguales no difunde ideas a los demás. La ambición no parece ser convencer a los más, sino convencerse y elogiarse entre los que coinciden.

2.-Organizados, pero sin impacto: Declaraciones estridentes, posiciones morales elevadas, personajes de alto impacto mediático, ¿Por qué impacto social tienen en realidad?, ¿Qué aportación social o investigación hacen a favor de sus propios objetivos?, nuestra sociedad civil vive de atacar los males, y pocas veces en hacer impactos sociales profundos. Caso destacable el de los grupos ciudadanos que han impulsado acciones como la organización comunitaria, los casos paradigmáticos, trabajar activamente en las cortes, cabildear en el congreso, incluso, aspirar a que sus agendas sean llevadas a los partidos y los gobierno, pero veo, espero mi percepción sea equivocada, son los menos.

3.-Antipoliticos, moralistas y populistas: Nuestra sociedad civil, y probablemente lo que más me preocupa, tiene una retorica anti política, es decir, va más allá de la clase política y ataca a elementos de la vida democrática como los partidos políticos, las elecciones, los parlamentos. Toda solución que ofrecen es más ciudadanos, pero sin direcciones, erosionar más los mecanismos democráticos clásicos para castigar a los políticos, y todavía peor, no castigar a los políticos por los mecanismos democráticos, ya que desconfían de ellos.

Las soluciones ofrecidas son candidaturas ciudadanas, votos en blanco, revocación de mandatos, es decir, todo fuera de los partidos, todo menos partidos, sin saber diferenciar a los partidos de sus miembros y dirigentes. Y sin comprender el potencial de un partido político, ¿Por qué no crear el propio?, si los otros no son opción, ¿Por qué no ser una opción?

La retorica anti política tiene dos caminos, ir al camino positivo de impulsar una renovación de la clase política, como el caso de Argentina, o de impulsar a actores extra políticos con retorica ciudadana, más bien populista, como en Perú. Es decir, al crítica política debe ser moderada y bien dirigida, no solo una manifestación de desapego incontrolada.

Es la delgada línea entre la búsqueda de justicia y la venganza, que en términos de lo social, puede caer más en lo popular y menos en lo racional. Mientras más popular y menos racional, la sociedad civil tenderá a buscar soluciones las cuales satisfagan sus deseos, y menos sus necesidades. El populismo sin propuesta clara, solo expresa sentimientos, que son necesarios de expresar, pero raramente soluciones estructuradas, y cree hablar por el pueblo –esa identidad inexistente-, expresa los sentimientos como soluciones, en lugar de atender los sentimientos con soluciones reales.

La tendencia a la moralidad superior, “solo los ciudadanos son moralmente correctos, no los políticos”, es en más de un sentido, una tendencia a despreciar el disenso, a exagerar la posición propia y a no comprender al contrario que piensa y estructura decisiones diferentes.

Deseo expresar estas opiniones con el interés de ver mejor direccionada nuestra sociedad civil, que vaya más del camino de Chile y Argentina, de sociedad que toma los partidos políticos y demanda a sus políticos, y menos como Venezuela o Perú, de un desprecio a la democracia, popular y sentimental, pero no abierto y dialogante.

Nuestra sociedad civil debe ampliar sus maneras de presión a la clase política, y si es necesario, suplantar al Estado en sus defectos, construir alternativas, actuar significativamente, cabildear y plantear sus agendas, más política de pasillos, menos estruendos de plazas.

Nuestra sociedad civil debe si, apoyar los mecanismos directos de la democracia, pero no exagerarlos, el referéndum da sentido a los decisiones, los candidatos ciudadanos oxigenan el espacio público, pero ninguno de estos mecanismos ha suplantado las elecciones, ni los partidos políticos, ni los parlamentos; por fortuna/desgracia, las democracias en países funcionan representativamente, solo las menos pobladas logran algunos mecanismos en asambleas, pero el asambleísmo, como en Francia, resultan a veces, caóticos.

Nuestra sociedad civil debe aspirar incluso a entrar a la política, no dejársela solo a la clase tradicional, formar partidos políticos, articular sus propuestas, llevar sus mejores personas a los órganos de elección, desmitificarse el hecho que la política solo es de unos y es inherentemente corrupta.

Nuestra sociedad civil debe ser autocritica y desmitificarse, no poseen verdades únicas y absolutas, no es moralmente superior, es diversa, heterogénea, e incluso, sufre de los mismos defectos sociales que tienen los políticos o los grupos de presión, estar conscientes de ello les permitirá diferenciarse y trabajar en dialogo abierto.

A final de cuentas, celebro la sociedad civil, su surgimiento, es tiempo de que este bien direccionada y se adapte mejor a la democracia.


Estudiante de Ciencia Política en la UNAM, campeón nacional de debate político juvenil y bloguero. Twitter: @zepecaos http://zepecaospolitico.blogspot.com
 
 
http://www.gurupolitico.com/2011/05/una-vision-critica-de-la-sociedad-civil.html

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