Gatos Pardos
Hercilia Castro
La marcha de las
putas…¿Para pedir respeto?
¿Cómo podemos pedir respeto cuando en la praxis hacemos lo contrario?
Me queda claro vivimos en un mundo avanzado tecnológicamente pero donde sigo viendo comunidades olvidadas y literalmente muertas de hambre, pero que a convocatoria, los pasos de la mujer marchando dejan en entredicho todos los avances que hay.
Toda la semana vi pasar en la red social twitter la convocatoria a la Marcha de las Putas, y debo confesar, pensé era algo relacionado con las compañeras sexoservidoras pero cuando me informé bien los motivos pensé “¡Vaya!”.
Leo, releo los motivos y pregunto:
¿Qué definimos por acoso?, ¿Quiénes son más acosadores, hombres o mujeres?, ¿Por qué las mujeres exigen respeto cuando ellas no se lo dan ni a sus mismas compañeras de trabajo, menos a las hij*s?, ¿Irán en la marcha sin criticar cómo viste la otra, sin murmurar, sin criticar rímel, sin juzgar si la otra ya anda con otro, sin devorarse?, ¿Por qué los hombres siempre deben ser los malos del cuento y no las mujeres?, ¿hasta cuando la victimización?.
Entonces creo seguimos igual que antes, mujeres victimas y hombres victimarios, mujer que cuestiona a otra mujer es una traidora a su especie.
Todos los motivos por los que se marcha, en realidad son insuficientes para medir el acoso que hay en nuestra sociedad, por parte de los dos géneros.
Entonces defino acoso así: Entrar por una puerta a tu trabajo y que en el escritorio de enfrente hay dos mujeres que te miran con morbo porque no llevas brasier, te espulgan para ver cómo llevas pintadas las uñas y cuchichean, no lo dicen, no lo hablan, pero lo piensan, me siento acosada.
Estar con otra mujer y que te empiece a decir que mengana se acuesta con zutano pero anda con fulano y pienso- ¿¡ A mí qué carajos me importa quién se acueste con quién!?, ¡yo vine a trabajar!-
Eso lo defino como acoso(la tv y la misma sociedad es un acoso), pero las mujeres acosan más que los hombres, al menos en la experiencia me toca eso, la vida de provincia no dista de las costumbres de la ciudad en la mayoría de las veces.
Los hombres educados para no lastimar o criticar y/o acosar a una mujer están con ese objeto, “Debes ser respetuoso porque ellas son antes”, y no dejo de cuestionar ¿Quién carajos dijo que las mujeres eran antes?, ¿Por qué responsabilizar de todo al otro género?, ¿En qué momento enseñamos al hombre a ser responsable?, ¿En qué momento hicimos mujeres responsables?.
(Ha de haber sido una vieja la que se antepuso porque yo no veo ni a hombres ni a mujeres con más o menos importancia).
Creo el papel de la mujer sigue con los estereotipos plantados en un sistema opresor pero reafirmado a cada momento por las mismas mujeres, (Somos mayoría en el planeta), y sigue educando machos, aún, “hombres educados”, no por convicción.
Lo más raro para esta que escribe, es que como mujer no puedes criticar a otras mujeres, debes apoyarlas en todo, respaldarlas y cuando lo haces eres una traidora a la patria, al género, no te solidarizas.
Si me preguntaran de un porcentaje de machismo y misoginia, he visto más casos de mujeres poniéndole el pie a otras mujeres, el escarnio, la burla, la discriminación, palabras machistas, golpes bajos, intrigas, rupturas, glorias y fracasos las he visto salir de una mujer, aunque luego se hagan las victimas.
Para los hombres y mujeres está impuesto (y subrayado por la mujer), que debes usar rosita, debes ser tierna, pasional, amorosa, delicada, discreta, sensual, débil, bonita, usar cabello largo y traer falda o vestido.
En lo personal me rebelé desde los siete años a traer vestido y el cabello largo, no concibo feminismo con cabello largo porque siempre he pensado que traer el cabello largo es obedecer reglas.
Me toca criticar entonces, que por más twitter, face book, correos, ipads, y todas sus similares que haya, mientras prevalezca el canibalismo de las mujeres y no dejen en la praxis de criticar a las mujeres, poco pueden alegar respeto en cualquier marcha, aún en nombre de las putas.
Y sugeriría que las mujeres nos hiciéramos responsables de nuestros actos desde el hogar, aceptar somos culpables por crianza y enseñarle a nuestras hijas, sobrinas, primas, madres, hermanas, novias, amigas, que ni todos los hombres son malos ni todas las mujeres son buenas, todos somos victimas de la cultura de la incultura gracias a un sistema que quiere doblegar y esclavizar a las personas por medio de la mercadotecnia, de la religión y de la nula educación sexual que prevalece en muchos lugares, desde la ciudad hasta la provincia.
Ya no hay hombres malos ni mujeres buenas para esta que escribe, sólo victimas de vicios y reglas de siglos, que repetimos, en nombre de “Dios”, el Estado, y la absurda moral(que vendría para otro tema)…
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