Marisela Escobedo y el Estado Fallido

Marisela Escobedo y el Estado Fallido

lunes, 20 de diciembre de 2010

Los caciques detestan que se les exhiba en público, por ello César Duarte reprendió personalmente a Marisela Escobedo cuando ella lo abordó para reclamarle acciones para esclarecer el homicidio de su hija Rubí. Felipe Calderón tuvo la oportunidad de escucharle pero se negó sistemáticamente a recibirle aún cuando la constitución se lo ordena. Sin más salida Marisela optó por la resistencia a las resoluciones de jueces, gobernadores y presidentes.
La demanda de Marisela era simple, muy sencilla y que no estaba fuera del alcance de un presunto estado con instituciones fuertes con las que dicen cuenta la república. Pero su demanda se convirtió en una pena de muerte.
La primera consecuencia luego del asesinato de Marisela son las medidas efectistas. La remoción de los jueces que se encargaron de perdonarle al autor confeso del asesinato de su hija Rubí es sólo una medida que no cambia en nada un sistema judicial que está plagado de defectos pero sobre todo de corrupción; pero si recordamos que un estado simulado finge solucionar problemas mediante débiles comunicados, lamentos y remociones de funcionarios menores entonces podemos comenzar a entender la política de la apatía.
Marisela Escobedo no contaba con protección de ninguno de los tres niveles de gobierno a pesar que ella denunció amenazas contra si de parte de sujetos plenamente identificados. Pero eso no fue suficiente para César Duarte ni Felipe Calderón; tampoco era suficiente que Marisela estuviese a unos metros del palacio de gobierno expresando su inconformidad, no estaba protegida ni contra un posible atentado contra sí misma como suele suceder con los ciudadanos que tienen una evidente y desesperada exigencia. Nada de lo anterior hizo que esos burócratas hiciesen algo que dicta sino el sentido común.
Como parte de este enorme insulto ya son tres los familiares que han sido asesinados luego del homicidio de Marisela. Nadie los detiene porque no son capaces o simplemente porque no quieren hacerlo. No hay otra explicación.
Según el centro de estudios Fund And Peace un Estado Fallido se puede identificar por la recurrencia de los siguientes parámetros:
-Pérdida de control físico del territorio, o del monopolio en el uso legítimo de la fuerza.
-Erosión de la autoridad legítima en la toma de decisiones.
-Incapacidad para suministrar servicios básicos.
Tan cierto es que los cables diplomáticos liberados por Wikileaks confirman que el gobierno de Calderón teme la inminente pérdida de control sobre territorios de la república. La autoridad escasea ya que cualquier criminal puede cometer sus delitos sin temor a ser detenido, y en caso de serlo, no tendrá el menor problema en escaparse como lo hicieron los reos del penal de Tamaulipas. Ya no digamos de suministros básicos como educación, salud, agua, alimento y justicia. Tales materias se han convertido en materia de tráfico y consumo de las elites que pueden comprar y negociar luego con ellas.
Marisela Escobedo no podía comprar justicia como lo hizo Isabel Miranda o Alejandro Martí, lo único con lo que contaba era consigo misma y su coraje interminable.
Tratando de entender la brutalidad con la que Marisela fue asesinada, y despreciada por las instituciones que los conservadores se empecinan en defender, se llega a la conclusión que este gobierno, y parte de su sociedad, prefiere que esos mexicanos que han vencido al terror y luchan constantemente contra la adversidad sean exterminados.
Marisela, a sabiendas que sus reclamos quizás no serían escuchados, no se dio por vencida, hizo falta una conjunción de cobardes (ejecutor, jueces, gobernador y presidente de facto) para traicionarle y asesinar.

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