Guerrero nos une: ¿”Vacas” o “personas”? Díganles como quieran; para Aguirre “vale más una vaca”

Miguel Salgado Peter
reporte.sur@gmail.com
El candidato del PRD al gobierno de Guerrero, Ángel Exterminador Heladio Aguirre Rivero, no tiene vergüenza. En un afán pendejo de limpiar la podredumbre que rodea su campaña, arremete en contra del delegado del CEN del PRI en la entidad, Fernando Moreno Peña a quien demanda que se investigue por su presunta responsabilidad en el asesinato de Silverio Cavazos, ex mandatario de Colima.
Las diligencias que se realizan en aquella entidad, fueron enturbiadas por la estúpida, como irracional expresión del gobernador colimense, Mario Anguiano Moreno quien, con una ligereza que rayó en el pendejismo, recordó que entre ambos ex mandatarios existían diferencias. La expresión, fue como el hueso al perro, los mezquinos, aquellos que norman su conducta con puntual culto a la bajeza y al oportunismo, tomaron el tema.
Aguirre Rivero fue el primer. Que se investigue a fondo, vociferó, para atraer los reflectores de medios locales y nacionales. Lo consiguió, pero sólo como un flamazo que le rebotó en la cara. Escupió al cielo. Él mismo en sus años de gobernador, persiguió, pisoteó derechos humanos, abuso sexualmente de hombres adolescentes. Sus excesos son de todos conocidos.
El mayor escándalo que enfrentó su (des) gobierno, fue cuando 11 peones del rancho de su hermano Carlos Mateo Aguirre Rivero, fueron acusados de haber robado una vaca y, como represalia, para que confesaran quién se había llevado al animal, el hermano del mandatario en turno, empezó a colgar uno a uno a los campesinos.
Primero ordenó que les dieran un buen escarmiento, por rateros. Su capataz Marino Aguirre, fuete en mano, los golpeo hasta dejarlos sangrando y casi inconscientes. Un menor de edad, casi muere en el evento.
La negativa, acompañada de desesperados juramentos de que ellos no tenían nada que ver en el asunto, Carlos Mateo la respondió con una nueva y sanguinaria decisión:
“Cuélguenlos uno por uno, hasta que nos digas que hicieron con la vaca”. Así lo empezó a hacer el capataz, apoyado por un grupo de peones afines a los intereses de Carlos Mateo.
El escándalo llegó a oídos de Ángel Heladio Aguirre Rivero y la respuesta fue contundente, como despiadada: Que se los chingue, para que se les quite lo retaros… Deben entender que un animal de alto registro, vale más que cualquiera de ellos.
La estupidez de su conducta, llegó al Congreso del Estado, en donde se documentó el asunto y, más tarde, enterado el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León del asunto, mandó a traer a Los Pinos al Ángel Exterminador Aguirre Rivero y, luego de pendejearlo hasta el cansancio, ordenó:
“Ve y resuelve tus pendejadas… No es posible que hagas ese tipo de cosas que ponen en peligro la débil estabilidad social de Guerrero… O lo resuelves o te vas”.
Aguirre se apersonó ante quienes fueron víctimas de la furia de su hermano y la propia y, luego de ofrecer una jugosa cantidad de dinero, les pidió olvidar el asunto, a lo que uno de los afectados le retó: lo vamos a olvidar, siempre que se nos pida una disculpa, porque para ustedes, una vaca, vale más que una vida humana.
Y, en el afán de mantenerse en el cargo, amasando millones de pesos a costa del erario, Aguirre se disculpó uno a uno, con los 11 jornaleros maltaratados.

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