martes, 22 de diciembre de 2009

EL QUE NO SE HA IDO

EDITORIAL

EL QUE NO SE HA IDO

El gobernador Zeferino Torreblanca Galindo hizo en este año dos movimientos importantes dentro de su gabinete: removió al procurador Eduardo Murueta Urrutia y al secretario de Salud, Luis Barrera Ríos.

Ambos funcionarios habían concentrado en sus personas las principales críticas del equipo que llegó en abril de 2005, el primero porque durante todo el tiempo que estuvo al frente de la Procuraduría, en la dependencia se acumularon los expedientes de crímenes sin aclarar, o casos muy conflictivos cuya resolución dejó varias dudas en la percepción pública; y el segundo porque tuvo una forma muy particular de conducirse en su labor, que hacía destacar las fallas más que los logros.

Sin embargo, ya se termina 2009 y sigue quedando pendiente el tercer movimiento previsible: la salida de Ernesto Rodríguez Escalona de la Secretaría de Fomento Turístico.

En todo un lustro, el sector turístico no se ha caracterizado por su crecimiento ni por una inversión impulsada desde la secretaría encargada precisamente de hacer esa promoción, inclusive se eliminaron actividades, como el festival Acapulco, que se fue por los costos que implicaba, y se le sustituyó por Guerrero Brilla, que no disminuyó el costo pero sí hizo que se perdiera de vista su realización.

Muy lejos de promover, como su encargo define, la realización de eventos trascendentales o de impulsar nuevas formas de operación entre turisteros, el trabajo de Rodríguez Escalona se ha caracterizado porque en cuanto evento de importancia se realiza, son sus familiares y allegados los que están en primera fila.

No pasa desapercibido que todos los acontecimientos relevantes quen han ocurrido en el mar tienen como eje a la Condesa, donde están los negocios de los Rodríguez Escalona, y no el centro de la bahía.

Así ocurrió con Alextremo Air Show, por ejemplo, y más atrás, cuando todavía gobernaba el PRI –pero Ernesto Rodríguez ya era titular de Sefotur–, con la fallida cena del milenio.

Sin embargo, los espectáculos populares no deben ser para los funcionarios y sus familiares, sino para el pueblo en general, y el sector turístico debe beneficiarse de ellos। Con casi una década en el cargo –cinco años en el gobierno emanado del PRD–, Rodríguez Escalona no se ha desarrollado como pudiera pensarse de alguien que ha vivido toda su vida en el sector turístico, a tal grado de que no parece que haya secretario de turismo. Quizá concluirá el sexenio sin pena ni gloria, pues a estas alturas cambiarlo ni siquiera garantiza que sea de provecho para el sector.


http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2009/12/22/index.php?section=opinion&article=002o1pol

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