sábado, 18 de abril de 2009

Discurso de Raúl Castro

(tomado de Granma, viernes, 17 de abril de 2009)

Cuba ratifica la vocación solidaria con los pueblos de América

Discurso del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los
Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, en el
segmento público de la V Cumbre Extraordinaria del ALBA, Cumaná,
Venezuela, 16 de abril de 2009.

Compañero Chávez;

Estimados presidentes y jefes de delegaciones de las naciones hermanas
del ALBA;

Distinguidos invitados:

La crisis económica y también social ya tiene carácter global y no se
limita al sector financiero. Es un flagelo mundial con profundas
raíces estructurales. Incluye una fuerte caída de los valores
bursátiles y de la actividad productiva; la paralización y
encarecimiento del crédito y la recesión económica en las principales
potencias del primer mundo. Va acompañada del retraimiento del
comercio mundial, y del aumento del desempleo y la pobreza. Está
afectando y dañará sensiblemente la vida y el bienestar de miles de
millones de seres humanos. Los países del Sur serán, como siempre, los
que más sufrirán.

Son las consecuencias de prácticas irresponsables vinculadas a la
desregulación, la especulación financiera y la imposición del
neoliberalismo. Está también presente el uso abusivo que ha hecho
Estados Unidos de los privilegios que le confiere el actual orden
económico internacional, que le permite financiar imprimiendo billetes
sin respaldo, un guerrerismo y consumismo desenfrenado a todas luces
insostenibles.

Pero en el fondo, la crisis es un resultado previsible del sistema
capitalista de producción y distribución. Las políticas neoliberales
de las últimas tres décadas agravaron su magnitud. En la búsqueda de
soluciones, los máximos responsables terminan concentrando aún más el
poder y la riqueza, mientras los más pobres y explotados asumen el
costo mayoritario.

La respuesta no puede ser una solución negociada a espaldas de las
Naciones Unidas por los mandatarios de los países más poderosos.

Las crisis no se resuelven con medidas administrativas ni técnicas,
porque son de naturaleza estructural, tienen alcance sistémico y
afectan cada vez más la economía en un planeta globalizado e
interdependiente. Menos aún fortaleciendo el papel y las funciones de
instituciones financieras como el Fondo Monetario Internacional, cuyas
políticas funestas contribuyeron decisivamente a la génesis y el
alcance de la actual crisis.

La solución del G-20 no resuelve tampoco la inequidad, las injusticias
y la insostenibilidad que implica el sistema capitalista. Es la misma
retórica de las solemnes declaraciones de los países del Norte de que
no aplicarán medidas proteccionistas y que destinarán nuevas ayudas,
que no alteran los fundamentos del subdesarrollo al que se nos condena.

De eso ya se habló hace 6 meses en la anterior reunión del G-20 en
Washington, y de entonces a la fecha, el Banco Mundial, que no es
precisamente un defensor de los principios socialistas, contabilizó 73
acciones proteccionistas aplicadas por miembros del propio G-20.
Tampoco ha sido visible un incremento en la Asistencia Oficial al Desarrollo.

Estimados colegas:

Los países del ALBA tenemos el privilegio de contar con un modesto
esquema integrador, construido sobre bases y principios de igualdad,
cuya naturaleza niega las prácticas que originaron esta crisis.
Nuestras naciones no tienen la capacidad, por sí solas, de transformar
estructuralmente el orden económico internacional, pero sí el poder de
sentar nuevas bases y construir sus propias relaciones económicas.

Nuestros programas más importantes no están sujetos a los caprichos de
la especulación financiera, ni a la fluctuación descontrolada de los
mercados. Es innegable el daño que estamos sufriendo. Esta es una
crisis a la que nadie escapa, pero contamos hoy con instrumentos para
contrarrestar en parte sus efectos.

Dentro de estos esfuerzos, cobran particular significación los
trabajos que venimos llevando a cabo los países miembros del ALBA más
Ecuador desde noviembre del 2008, para crear el Sistema Único de
Compensación Regional de Pagos (SUCRE) que será un factor fundamental
para fomentar el comercio y la integración económica entre nosotros.

Hoy podemos constatar los avances logrados en el desarrollo de esta
iniciativa que es un primer paso hacia el objetivo de contar con una
unidad de cuenta común.

Cuba ratifica la vocación solidaria que ha caracterizado sus lazos con
los pueblos de América Latina y el Caribe. La crisis nos plantea
enormes desafíos, de dimensiones incalculables e impredecibles. No
tenemos otra opción que unirnos para enfrentarla.

Muchas gracias.

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