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En una plática sobre la iglesia católica, una mujer mayor citaba textos bíblicos para justificar la exclusividad de esta corporación en el monopolio del cristianismo. En ocasiones externaba conceptos absurdos para apuntalar a los actuales Neofariseos, quienes lejos de practicar las enseñanzas del “Cristo” se esmeran en escupir y defecar en su memoria; mentiras, abusos sexuales, asesinatos y complicidad con los poderosos para disfrutar de su verdadero Dios, el dinero. El grueso de la feligresía, jodida como siempre, defiende a su verdadero Dios, la iglesia católica y a sus ángeles, (Papa, obispos, curas y lacras adyacentes, una bola de parásitos) con una vehemencia que raya en el absurdo, de ese tamaño es el enquistamiento de este mal en la mente del pueblo mexicano. Dios no importa, el ser supremo, el ente más poderoso de los entes poderosos no se puede ver sin el prisma del catolicismo, ni les interesa. Lo mismo ocurre con todas las sectas protestantes, viven de los donativos, así que hacen un Dios a imagen y semejanza de cada una, traje a la medida.
Reconocen, eso sí, que tienen grandes fallas, pero que es inevitable, disculpan de todas sus porquerías a los ministros religiosos por ser los “ungidos”, porque son los que otorgan salvoconductos directos y sin escala al paraíso, el miedo a cocinarte vivo por toda la eternidad obra este gran milagro, son los que tienen “el poder” de desatar y atar en la tierra lo que Dios hace en el cielo, son los únicos que obran el milagro de convertir el vino en sangre y el pan en el cuerpo de Cristo, aunque su propio cuerpo lo tengan podrido y contaminado al desgraciar y pervertir la mente y cuerpo de un niño, ¿el argumento? “dios se vale de cosas malas para hacer cosas buenas” -(!!!!!!!)- Parece que en lugar de que Dios contagie de santidad a sus hijos, estos contagian de su estupidez a Dios. ¡Inaudito!
Lo mismo ocurre cuando se les pregunta sobre el actual sistema político, defienden un sistema corrupto, buscando argumentos necios y torpes para justificar las corruptelas de los gobernantes y sus cómplices, para “entender” por la ley del huevo, que el actual “rumbo del país” es porque así sería con cualquiera en el poder y en el colmo de su resignación y sumisión exigen que los renegados acepten sin chistar esa realidad impuesta.
Reconocen también que el gobierno tiene “errores” pero no hay problema, así es y que se le va a hacer, sus sesudas conclusiones justifican lo injustificable, la manipulación mental política y religiosa (en lo que se sustenta el poder), van de la mano, mejor dicho es una aberración monstruosa de cuatro patas cuatro brazos y una cabeza.
La gente que reconoce estos males, no acepta que es necesario salir del error, aceptarlo es inconcebible, si no ven a Dios sin la iglesia, tampoco entienden un mejor país sin corrupción, aferrarse a una mentira, a un absurdo, es el último clavo ardiente del que se sostienen para no caer en el caldero de los tontos.
Dice el refrán: “quien no conoce a Dios a cualquier barbón se le hinca” debería haber otro acorde a los tiempos que vivimos: “El que no aspira a un mejor país a cualquier enano corrupto se somete”, el pueblo de México debe aspirar a ser mejor, tener una vida y oportunidades más dignas para todos. Algunos detractores dicen: “debemos dar gracias por no estar como en África” (ya no nos falta mucho por cierto), nos comparan con el peor mundo, para obligarnos a ver un vaso medio con gotas, pero para darnos una idea real de nuestra situación comparémonos con nosotros mismos, con el México exterior. Nuestros hermanos en EU, aquellos que arriesgan la vida para encontrar trabajo, que soportan humillaciones, violaciones, golpizas y asesinatos, deportaciones y discriminación, están en mejores condiciones que los millones de marginados en nuestro país, por eso se van y así lo entendemos. Esta es nuestra realidad y es inocultable, ante esto no hay iglesia ni político que nos quiera ver la cara de tontos, el mexicano sumiso es el que se hace tonto.
Seguimos lampareando
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