Nota
Alfredo Méndez / La Jornada
Nos condenaron injustamente, pero nunca van a callarnos
Xochitepec, Mor., 16 de febrero. Nos condenaron injustamente pero nunca van a
callarnos, soltó Antonio Cerezo frente a un centenar de estudiantes
universitarios y un río de fotógrafos que esperaban atentos su excarcelación.
Héctor, su hermano, no dejaba de mostrar sonrisas, para luego, mientras
caminaba entre la muchedumbre, expresar: Ahora seguiremos luchando por los
presos políticos del país y por la presentación de los detenidos
desaparecidos de ayer y hoy.
Los jóvenes abandonaron esta tarde el penal estatal de Atlacholoaya tras
compurgar una sentencia de siete años y seis meses de prisión. Un juez y dos
tribunales federales los encontraron penalmente responsables de los delitos de
posesión de armas, cartuchos y explosivos. Los cargos que no prosperaron fueron
los de terrorismo y asociación delictuosa.
Héctor, de 31 años, y Antonio, de 29, fueron detenidos el 13 de agosto de
2001 en su domicilio, en una empinada callejuela de Xochimilco, tras haber sido
acusados por la Procuraduría General de la República (PGR) de haber hecho
estallar, seis días antes, tres petardos en sucursales de Banamex, y de
pertenecer a las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo (FRAP), junto con
otro hermano, Alejandro, y dos hombres más, Pablo Alvarado y Sergio Galicia.
Hoy todos están libres.
Datos de la Secretaría de la Defensa Nacional refieren que estos hermanos son
hijos de Francisco Cerezo Quiroz y de Emilia Contreras, seudónimos de Tiburcio
Cruz y Elodia Canseco, supuestos máximos dirigentes del Ejército Popular
Revolucionario (EPR).
En su momento, las FRAP, escisión del antiguo Procup, que actúa al margen del
esquema del EPR, precisaron en un comunicado que ninguno de los detenidos por la
explosión de las bombas de fabricación casera eran combatientes suyos.
También los Cerezo negaron desde un inicio formar parte de algún movimiento
subversivo.
Durante seis años, Antonio y Héctor estuvieron recluidos en los penales de
máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco, y Matamoros, Tamaulipas,
respectivamente, pero hace 13 meses fueron reubicados en el Centro de
Readaptación Social de Atlacholoaya.
En marzo de 2005, Alejandro, el menor de los Cerezo, fue exonerado por un
tribunal colegiado de todos los delitos que le imputó la PGR, entonces a cargo
del general Rafael Macedo de la Concha, y por ello salió del penal federal del
Altiplano. Estuvo injustamente preso durante tres años.
Ayer, frente a sus hermanos recién excarcelados, Alejandro ratificó su
postura pública de que el Estado mexicano convierte en delincuentes a quienes
disienten del régimen.
Los hermanos abandonaron la cárcel de Morelos casi a las 13:30 horas, y de
inmediato fueron rodeados por estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma
de México, por integrantes del Comité Cerezo, del Frente de los Pueblos en
Defensa de la Tierra-Atenco, del Comité 68, así como por miembros de la
pacifista organización no gubernamental Peace Brigades International.
Francisco y Emiliana, los otros hermanos Cerezo que fueron ajenos a los
petardazos, esperaban la excarcelación desde las 10 horas.
Francisco dijo que los ex reclusos buscarán la manera legal de exigir una
sanción a las autoridades que inventaron delitos y torturaron a mis hermanos;
tanto a Alejandro, quien fue exonerado de todos los cargos, como a Héctor y
Antonio, a quienes también se les torturó durante su estancia en penales de
máxima seguridad.
La libertad de estos hermanos se dio entre la algarabía de sus seguidores.
Machete en mano, habitantes de Atenco, encabezados por Trinidad Ramírez
Velázquez, Trini, esposa de Ignacio del Valle –preso en el Altiplano tras los
enfrentamientos con policías en Texcoco y Atenco, en mayo de 2006– corearon
una y otra vez: ¡Presos políticos: libertad! Luego, estudiantes universitarios
gritaron, convencidos: Los hermanos Cerezo no son delincuentes; su único delito
es ser consecuentes.
Por otra parte, el PRD exigió al gobierno federal indemnización para los
hermanos Cerezo por los daños físicos y morales que les causó la prisión.
En un comunicado, la secretaria de Seguridad Justicia y Derechos Humanos,
Socorro Ceseñas, expresó la satisfacción del partido por la liberación de
los hermanos, pero, dijo, está acompañada de indignación y de una condena
rotunda al gobierno federal por el sinnúmero de abusos y tratos crueles a los
que se les sometió durante los años que estuvieron presos.
Con información de Alma Muñoz
Información difundida por el Área de Comunicación y Visibilidad de Cencos
www.cencos.org
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