Culiacán, Sin., 3 de enero. Desde pequeña Laura Elena Zúñiga Huízar, ganadora del concurso Nuestra Belleza Sinaloa 2008, quería dedicarse al modelaje; su madre María Elena Huízar Rivera, anhelaba que fuera maestra. En 2003 la joven se graduó de educadora; espetó a sus padres: “ya cumplí”, y un día después salió de su casa para iniciar carrera en las pasarelas. En julio pasado ganó el concurso de belleza más importante de su estado y cinco meses más tarde fue detenida por vínculos con el narcotráfico. Su madre, considera que “andar en eso (modelaje)” pudo haberla relacionado con criminales y, aunque asegura que su hija es inocente, señala que en Sinaloa “de una u otra manera todos están comiendo de lo que deja el narco. Todos, porque no hay otra cosa más que eso”.
Laura Elena Zúñiga cumplió 24 años este sábado. Se encuentra bajo arraigo de la Procuraduría General de la República (PGR) desde el 26 de diciembre; cuatro días antes fue detenida en el municipio de Zapopan, Jalisco, por militares junto con nueve presuntos narcotraficantes, entre ellos Ángel Orlando García Urquiza, su pareja sentimental, considerado uno de los operadores financieros del cártel de Juárez.
A la joven y sus acompañantes se les encontró en posesión de dos rifles AR-15, tres pistolas, 633 cartuchos de diversos calibres, 16 teléfonos celulares y 55 mil 300 dólares. Supuestamente irían de compras a Colombia.
La detención de Laura Elena Zúñiga ha puesto en duda la credibilidad del concurso de belleza en el cual participaron sólo 10 concursantes, y en el que la chica que resultó ganadora. “Siempre se mostró confiada en ganar y sólo en los últimos dos días del concurso entabló relación” con algunas de sus rivales, a decir de la ex candidata Carmen Rocha, quien minimizó las protestas de los asistentes al certamen por el triunfo de Zúñiga Huízar, el 8 de julio en Mazatlán.
Del kínder a la pasarela
Durante una plática con María Elena Huízar en su hogar en la calle Xicoténcatl, colonia Mazatlán, contó: “desde niña Laura Elena deseaba ser modelo.
“La primera vez que recuerdo que participó en un concurso fue cuando iba en el kínder. La vestí de hawaiana y ganó, pero hubo recelo porque obtuvo el primer lugar y entonces la dejaron en el segundo sitio. Pero como le gustó una bolsa que llevaba la niña que había obtenido el tercer lugar, le dejó la corona y el cetro para quedarse con la bolsa. Le importaba la bolsa, no el lugar.
“Mi hija siempre quiso ser modelo y yo quería que se le olvidara eso. Ella a decir que quería ser modelo y yo que lo olvidara. Yo quería que fuera maestra. No me acuerdo cuándo se graduó, pero al día siguiente de recibir el título se fue. Me dijo: ‘tú me pediste esto y ya cumplí, me voy mañana a México a lo de modelaje’. Me partió el alma, porque nunca nos habíamos separado.”
Laura Elena Zúñiga Huízar nació el 3 de enero de 1985. A los 18 años, con 55 kilogramos de peso, cabellera larga color castaño y ojos cafés, 1.78 metros de estatura, 80 centímetros de busto y 62 de cadera, llamaba la atención de sus compañeros de preparatoria.
Supuestamente, a pesar de su determinación de ser modelo, en su primera presentación salió corriendo del escenario envuelta en llanto. De acuerdo con reportes periodísticos, Zúñiga Huízar fue apoyada los primeros meses en que vivió en la ciudad de México por el cosmetólogo Eduardo Santana, también originario de Culiacán, quien posee una agencia de modelos. “Era como mi hermano, me daba consejos”, narró a un diario sinaloense.
Tres años después lograría un empleo en la empresa de modelaje que dirige Queta Rojas en la ciudad de México, en la que participan otras 70 jóvenes, y allí participó en desfiles de modas patrocinados por empresas como Fashion Week y La Fiesta Pepsi y la diseñadora Sarah Bustani, y colaboró en campañas publicitarias de Revlon, El Palacio de Hierro y DS Jeans.
La joven iba y venía de la ciudad de México a Culiacán. “Venía aquí cuando no tenía trabajo allá”, indicó Jesús Esteban Zúñiga Carrillo, padre de la ex reina de belleza, quien dice no estar “en condiciones de hablar más de la vida de ella”.
El primer concurso que ganó fue Intermodel 2005, sección México, bajo la conducción de Eduardo Santana, en la discoteca Kuwa.
En 2006 y 2007 volvió a obtener ese galardón y con ello la posibilidad de participar en el calendario Latinas Illustrated.
Para 2008 su objetivo fue el concurso Nuestra Belleza Sinaloa, donde compitió contra nueve concursantes, seis originarias de la misma ciudad donde nació, Culiacán; dos de Mazatlán, donde se efectuó la final del certamen, y una joven de Los Mochis.
Laura Elena era considerada la segunda favorita; las preferencias del público se inclinaban por a la culichi Perla Beltrán, quien tenía ocho triunfos en concursos de belleza, y las mazatlecas Idania Castellanos, quien no tenía ningún cetro, y Lucía Aikens, reina del Carnaval de Mazatlán 2007, dedicada al modelaje desde los 15 años.
Fuentes de la empresa Televisoras del Pacífico, filial de Televisa, que solicitaron el anonimato, revelaron que todo el evento tuvo un costo de producción de un millón de pesos, y que el dinero sirvió para pagar, entre otros aspectos, la renta del teatro Ángela Peralta, hoteles y comida, pero sobre todo arreglos florales, valuados en 200 mil pesos.
De acuerdo con los funcionarios de la televisora, los recursos generados por la transmisión del programa y la publicidad fueron de alrededor de 700 mil pesos, gran parte de los cualess habrían sido aportados por la Secretaría de Turismo estatal.
Los informantes aseguraron que “los resultados llevaron a los directivos de la televisora a calificar el certamen de mal negocio, en el que no se había siquiera recuperado la inversión”.
Gritos de desacuerdo
La noche del 8 de julio de 2008, en el teatro Ángela Peralta, el jurado del concurso Nuestra Belleza Sinaloa estuvo integrado por la coordinadora general del certamen Nuestra Belleza México, Ana Laura Corral; el productor general de ese evento, Carlos Rico; el productor teatral Rafael Félix; Raúl Rico, ex titular de la Dirección de Cultura del ayuntamiento de Mazatlán; la maquillista Claudia Compas; la miss Sinaloa 2003, Rosalba Yazmín Luna, y la nutrióloga Bárbara Ascencio.
La concursante Carmen Rocha recordó en entrevista con La Jornada que esa noche en el teatro surgieron protestas cuando se anunció el nombre de la ganadora, “pero creo que fue porque los familiares de cada una de las participantes querían que ganara su favorita”.
Crónicas periodísticas publicadas en el diario Noroeste de aquel momento relatan que: “las apuestas [indicaban] que la corona sería para Lucía o Perla, y cuando se anunció que la porteña ocupaba el segundo lugar, el público dio por hecho que Perla ganaría su noveno título y representaría al estado en la final nacional que se realizará en Monterrey el 20 de septiembre.
“Pero al escuchar el nombre de Laura, en el teatro Ángela Peralta se escuchó una exclamación de asombro, luego vinieron los gritos de fraude y a la salida del recinto los comentarios generalizados eran de inconformidad.
“Perla ya no salió para las fotos, en su camerino lloraba porque el resultado no le favoreció; por su parte, Lucía tomó tranquila la decisión del jurado, mientras que a la ganadora se la llevaron inmediatamente a una camioneta, aunque no se salvó de los gritos de desacuerdo de parte de los seguidores de sus adversarias.”
Laura Elena Zúñiga cumplió 24 años este sábado. Se encuentra bajo arraigo de la Procuraduría General de la República (PGR) desde el 26 de diciembre; cuatro días antes fue detenida en el municipio de Zapopan, Jalisco, por militares junto con nueve presuntos narcotraficantes, entre ellos Ángel Orlando García Urquiza, su pareja sentimental, considerado uno de los operadores financieros del cártel de Juárez.
A la joven y sus acompañantes se les encontró en posesión de dos rifles AR-15, tres pistolas, 633 cartuchos de diversos calibres, 16 teléfonos celulares y 55 mil 300 dólares. Supuestamente irían de compras a Colombia.
La detención de Laura Elena Zúñiga ha puesto en duda la credibilidad del concurso de belleza en el cual participaron sólo 10 concursantes, y en el que la chica que resultó ganadora. “Siempre se mostró confiada en ganar y sólo en los últimos dos días del concurso entabló relación” con algunas de sus rivales, a decir de la ex candidata Carmen Rocha, quien minimizó las protestas de los asistentes al certamen por el triunfo de Zúñiga Huízar, el 8 de julio en Mazatlán.
Del kínder a la pasarela
Durante una plática con María Elena Huízar en su hogar en la calle Xicoténcatl, colonia Mazatlán, contó: “desde niña Laura Elena deseaba ser modelo.
“La primera vez que recuerdo que participó en un concurso fue cuando iba en el kínder. La vestí de hawaiana y ganó, pero hubo recelo porque obtuvo el primer lugar y entonces la dejaron en el segundo sitio. Pero como le gustó una bolsa que llevaba la niña que había obtenido el tercer lugar, le dejó la corona y el cetro para quedarse con la bolsa. Le importaba la bolsa, no el lugar.
“Mi hija siempre quiso ser modelo y yo quería que se le olvidara eso. Ella a decir que quería ser modelo y yo que lo olvidara. Yo quería que fuera maestra. No me acuerdo cuándo se graduó, pero al día siguiente de recibir el título se fue. Me dijo: ‘tú me pediste esto y ya cumplí, me voy mañana a México a lo de modelaje’. Me partió el alma, porque nunca nos habíamos separado.”
Laura Elena Zúñiga Huízar nació el 3 de enero de 1985. A los 18 años, con 55 kilogramos de peso, cabellera larga color castaño y ojos cafés, 1.78 metros de estatura, 80 centímetros de busto y 62 de cadera, llamaba la atención de sus compañeros de preparatoria.
Supuestamente, a pesar de su determinación de ser modelo, en su primera presentación salió corriendo del escenario envuelta en llanto. De acuerdo con reportes periodísticos, Zúñiga Huízar fue apoyada los primeros meses en que vivió en la ciudad de México por el cosmetólogo Eduardo Santana, también originario de Culiacán, quien posee una agencia de modelos. “Era como mi hermano, me daba consejos”, narró a un diario sinaloense.
Tres años después lograría un empleo en la empresa de modelaje que dirige Queta Rojas en la ciudad de México, en la que participan otras 70 jóvenes, y allí participó en desfiles de modas patrocinados por empresas como Fashion Week y La Fiesta Pepsi y la diseñadora Sarah Bustani, y colaboró en campañas publicitarias de Revlon, El Palacio de Hierro y DS Jeans.
La joven iba y venía de la ciudad de México a Culiacán. “Venía aquí cuando no tenía trabajo allá”, indicó Jesús Esteban Zúñiga Carrillo, padre de la ex reina de belleza, quien dice no estar “en condiciones de hablar más de la vida de ella”.
El primer concurso que ganó fue Intermodel 2005, sección México, bajo la conducción de Eduardo Santana, en la discoteca Kuwa.
En 2006 y 2007 volvió a obtener ese galardón y con ello la posibilidad de participar en el calendario Latinas Illustrated.
Para 2008 su objetivo fue el concurso Nuestra Belleza Sinaloa, donde compitió contra nueve concursantes, seis originarias de la misma ciudad donde nació, Culiacán; dos de Mazatlán, donde se efectuó la final del certamen, y una joven de Los Mochis.
Laura Elena era considerada la segunda favorita; las preferencias del público se inclinaban por a la culichi Perla Beltrán, quien tenía ocho triunfos en concursos de belleza, y las mazatlecas Idania Castellanos, quien no tenía ningún cetro, y Lucía Aikens, reina del Carnaval de Mazatlán 2007, dedicada al modelaje desde los 15 años.
Fuentes de la empresa Televisoras del Pacífico, filial de Televisa, que solicitaron el anonimato, revelaron que todo el evento tuvo un costo de producción de un millón de pesos, y que el dinero sirvió para pagar, entre otros aspectos, la renta del teatro Ángela Peralta, hoteles y comida, pero sobre todo arreglos florales, valuados en 200 mil pesos.
De acuerdo con los funcionarios de la televisora, los recursos generados por la transmisión del programa y la publicidad fueron de alrededor de 700 mil pesos, gran parte de los cualess habrían sido aportados por la Secretaría de Turismo estatal.
Los informantes aseguraron que “los resultados llevaron a los directivos de la televisora a calificar el certamen de mal negocio, en el que no se había siquiera recuperado la inversión”.
Gritos de desacuerdo
La noche del 8 de julio de 2008, en el teatro Ángela Peralta, el jurado del concurso Nuestra Belleza Sinaloa estuvo integrado por la coordinadora general del certamen Nuestra Belleza México, Ana Laura Corral; el productor general de ese evento, Carlos Rico; el productor teatral Rafael Félix; Raúl Rico, ex titular de la Dirección de Cultura del ayuntamiento de Mazatlán; la maquillista Claudia Compas; la miss Sinaloa 2003, Rosalba Yazmín Luna, y la nutrióloga Bárbara Ascencio.
La concursante Carmen Rocha recordó en entrevista con La Jornada que esa noche en el teatro surgieron protestas cuando se anunció el nombre de la ganadora, “pero creo que fue porque los familiares de cada una de las participantes querían que ganara su favorita”.
Crónicas periodísticas publicadas en el diario Noroeste de aquel momento relatan que: “las apuestas [indicaban] que la corona sería para Lucía o Perla, y cuando se anunció que la porteña ocupaba el segundo lugar, el público dio por hecho que Perla ganaría su noveno título y representaría al estado en la final nacional que se realizará en Monterrey el 20 de septiembre.
“Pero al escuchar el nombre de Laura, en el teatro Ángela Peralta se escuchó una exclamación de asombro, luego vinieron los gritos de fraude y a la salida del recinto los comentarios generalizados eran de inconformidad.
“Perla ya no salió para las fotos, en su camerino lloraba porque el resultado no le favoreció; por su parte, Lucía tomó tranquila la decisión del jurado, mientras que a la ganadora se la llevaron inmediatamente a una camioneta, aunque no se salvó de los gritos de desacuerdo de parte de los seguidores de sus adversarias.”
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