En
el marco de una “mayoría” educada y entusiasta con la organización
civil, al margen de los partidos políticos actuales, opinar
críticamente sobre este, -sin lugar a dudas positiva- mecanismo
democrático, que es la manifestación de los ciudadanos, puede ser
odioso, pero deseo hacerlo porque el debate es sano y ayuda a mantener
realista nuestras ambiciones. Es decir, critico a favor de la
moderación, de un mecanismo creo apenas está madurando en nuestra
sociedad y que debe seguir madurando, creo, en una dirección virtuosa.
La
democracia mexicana, de reciente experimentación parece a lo que Robert
Dahl identificaba como una hegemonía cerrada, alta competencia
electoral pero poca participación social, entonces, a pesar que
existiese partidos, la participación de la sociedad no era reflejada en
las decisiones políticas y sociales. Por ello, el crecimiento gradual
de la sociedad civil organizada desde los años 90 hasta ya la segunda
década del nuevo siglo es positivo, pero veo en ello un camino sinuoso
por continuar.
Debemos
aclarar que por sociedad civil, no debemos entender a los sectores
corporativos, los movimientos políticos, ni a la clase empresarial,
estas se manejan por sus propias dinámicas e intereses.
Deseo expresar mis opiniones en puntos, para dirigirlas mejor.
1.- Organizados, pero en minorías:
Es positiva la organización, pero creo que la sociedad civil actual, ve
a la sociedad civil del mundo y desea manejarse como ella, lo cual es
bueno, pero no consideran las dimensiones reales de sus alcances,
ejemplifico, la sociedad civil organizada mexicana se maneja en dos
niveles, la cual hace trabajo constante y solido, menos de masas, pero
con mayor impacto, y una segunda más estridente, que cree manejar
mayorías de opinión, en el espejismo de hablar con sus pares.
Twitter
lleva una ilusión que deviene de su diseño, sigues lo que te agrada y
te sigue a quien le agradas, entonces ante el mar de opiniones
parecidas y concordantes sobre tus ideas, te llevas la ilusión de un
México liberal, democrático, que coincide contigo, de mayorías que
opinan como tú. ¿Qué sucede con las mayorías reales? Las conservadoras,
las apáticas, las mediana y bajamente educadas.
La
percepción de mayorías falsas hace olvidar sobre esas masas de
ciudadanos, los cuales no se les trata de convencer, ese dialogo
palaciego entre iguales no difunde ideas a los demás. La ambición no
parece ser convencer a los más, sino convencerse y elogiarse entre los
que coinciden.
2.-Organizados, pero sin impacto:
Declaraciones estridentes, posiciones morales elevadas, personajes de
alto impacto mediático, ¿Por qué impacto social tienen en realidad?,
¿Qué aportación social o investigación hacen a favor de sus propios
objetivos?, nuestra sociedad civil vive de atacar los males, y pocas
veces en hacer impactos sociales profundos. Caso destacable el de los
grupos ciudadanos que han impulsado acciones como la organización
comunitaria, los casos paradigmáticos, trabajar activamente en las
cortes, cabildear en el congreso, incluso, aspirar a que sus agendas
sean llevadas a los partidos y los gobierno, pero veo, espero mi
percepción sea equivocada, son los menos.
3.-Antipoliticos, moralistas y populistas:
Nuestra sociedad civil, y probablemente lo que más me preocupa, tiene
una retorica anti política, es decir, va más allá de la clase política
y ataca a elementos de la vida democrática como los partidos políticos,
las elecciones, los parlamentos. Toda solución que ofrecen es más
ciudadanos, pero sin direcciones, erosionar más los mecanismos
democráticos clásicos para castigar a los políticos, y todavía peor, no
castigar a los políticos por los mecanismos democráticos, ya que
desconfían de ellos.
Las
soluciones ofrecidas son candidaturas ciudadanas, votos en blanco,
revocación de mandatos, es decir, todo fuera de los partidos, todo
menos partidos, sin saber diferenciar a los partidos de sus miembros y
dirigentes. Y sin comprender el potencial de un partido político, ¿Por
qué no crear el propio?, si los otros no son opción, ¿Por qué no ser
una opción?
La
retorica anti política tiene dos caminos, ir al camino positivo de
impulsar una renovación de la clase política, como el caso de
Argentina, o de impulsar a actores extra políticos con retorica
ciudadana, más bien populista, como en Perú. Es decir, al crítica
política debe ser moderada y bien dirigida, no solo una manifestación
de desapego incontrolada.
Es
la delgada línea entre la búsqueda de justicia y la venganza, que en
términos de lo social, puede caer más en lo popular y menos en lo
racional. Mientras más popular y menos racional, la sociedad civil
tenderá a buscar soluciones las cuales satisfagan sus deseos, y menos
sus necesidades. El populismo sin propuesta clara, solo expresa
sentimientos, que son necesarios de expresar, pero raramente soluciones
estructuradas, y cree hablar por el pueblo –esa identidad inexistente-,
expresa los sentimientos como soluciones, en lugar de atender los
sentimientos con soluciones reales.
La
tendencia a la moralidad superior, “solo los ciudadanos son moralmente
correctos, no los políticos”, es en más de un sentido, una tendencia a
despreciar el disenso, a exagerar la posición propia y a no comprender
al contrario que piensa y estructura decisiones diferentes.
Deseo
expresar estas opiniones con el interés de ver mejor direccionada
nuestra sociedad civil, que vaya más del camino de Chile y Argentina,
de sociedad que toma los partidos políticos y demanda a sus políticos,
y menos como Venezuela o Perú, de un desprecio a la democracia, popular
y sentimental, pero no abierto y dialogante.
Nuestra
sociedad civil debe ampliar sus maneras de presión a la clase política,
y si es necesario, suplantar al Estado en sus defectos, construir
alternativas, actuar significativamente, cabildear y plantear sus
agendas, más política de pasillos, menos estruendos de plazas.
Nuestra
sociedad civil debe si, apoyar los mecanismos directos de la
democracia, pero no exagerarlos, el referéndum da sentido a los
decisiones, los candidatos ciudadanos oxigenan el espacio público, pero
ninguno de estos mecanismos ha suplantado las elecciones, ni los
partidos políticos, ni los parlamentos; por fortuna/desgracia, las
democracias en países funcionan representativamente, solo las menos
pobladas logran algunos mecanismos en asambleas, pero el asambleísmo,
como en Francia, resultan a veces, caóticos.
Nuestra
sociedad civil debe aspirar incluso a entrar a la política, no
dejársela solo a la clase tradicional, formar partidos políticos,
articular sus propuestas, llevar sus mejores personas a los órganos de
elección, desmitificarse el hecho que la política solo es de unos y es
inherentemente corrupta.
Nuestra
sociedad civil debe ser autocritica y desmitificarse, no poseen
verdades únicas y absolutas, no es moralmente superior, es diversa,
heterogénea, e incluso, sufre de los mismos defectos sociales que
tienen los políticos o los grupos de presión, estar conscientes de ello
les permitirá diferenciarse y trabajar en dialogo abierto.
A
final de cuentas, celebro la sociedad civil, su surgimiento, es tiempo
de que este bien direccionada y se adapte mejor a la democracia.
Estudiante de Ciencia Política en la UNAM, campeón nacional de debate político juvenil y bloguero. Twitter: @zepecaos http://zepecaospolitico.blogspot.com
http://www.gurupolitico.com/2011/05/una-vision-critica-de-la-sociedad-civil.html
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