Silvio Rodríguez: “La voz de la Revolución cubana es
Fidel”
(En vísperas de la visita de Silvio Rodríguez a los Estados Unidos,
Judy Cantor-Navas, reportera de la revista de música Billboard, le
hizo la siguiente entrevista que el cantautor reprodujo en su blog
Segunda Cita y ha sido muy poco divulgada.)
Judy Cantor-Navas
Billboard Magazine
¿Por que le parece importante tocar en los Estados Unidos, después de
todo este tiempo y después de las barreras que se han puesto para
usted y otros artistas cubanos? ¿Que significa para Ud. personalmente,
profesionalmente, y quizás, para la música cubana en general y, más
allá, para las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos?
-Por los Estados Unidos ha pasado prácticamente toda la música del
mundo. Me veo como un músico más, de tantos que han ido por allá.
Cuando yo era joven dibujaba historietas y uno de mis referentes era
la revista MAD. No sé si será posible encontrar ejemplares de
principios de los 60, cuando esa revista contaba con un fabuloso
equipo de ilustradores como Jack Davis, Don Martin y Wallace Wood.
Entre ellos también estaba Prohías, un cubano genial. Nunca fui a la
costa del oeste y siento curiosidad por conocer esa zona, que fue
parte de México. He escrito dos discos donde aparecen ángeles y me
gustaría conocer la ciudad que se llama así. A nivel político entre
los dos países, veo mi visita como un paso de avance, porque hacía 30
años que no me daban visa. Ojalá las relaciones avancen siempre en la
dirección del respeto mutuo.
-¿Aquí en los Estados Unidos, se ve el hecho de que el gobierno
norteamericano ha otorgado un visado a Silvio Rodríguez de manera muy
simbólica - es decir, aunque hemos disfrutado de los conciertos de
otros músicos cubanos últimamente, su gira es la que ´rompió el hielo´
de manera definitiva. ¿Aparte del deseo propio de hacer esta gira, Ud.
siente una responsibilidad de ‘abrir caminos’ para otros músicos y
artistas cubanos en los Estados Unidos?
-No sé hasta qué punto eso podrá ser cierto, porque últimamente han
viajado algunas orquestas, jazzistas e incluso trovadores. Pienso en
Los Van-Van, en La Charanga Habanera, en Roberto Carcassés, en Carlos
Varela. Hoy salió que le habían otorgado la visa al grupo Mezcla, de
Pablo Menéndez, un norteamericano que vive en Cuba hace 40 años. Me
parece muy bien que esto pase y también me gustaría mucho que los
músicos norteamericanos fueran a Cuba más a menudo.
-¿Le parece injusto que los artistas cubanos no pueden ser pagados
para sus conciertos de manera normal y corriente bajo la ley de los
Estados Unidos?
-Por supuesto que me parece injusto. Y todavía me parece más injusto
que los cubanos no podamos usar lo que hemos ganado con trabajo
honrado, porque si un banco norteamericano comprueba que resides en
Cuba, confisca tu dinero en dólares, aunque no lo hayas ganado en los
Estados Unidos.
-¿Durante las últimas décadas el embargo de los Estados Unidos ha
afectado su carrera de manera directa? (De manera económica o artística)
-Hace 20 años yo impulsé la creación de tres estudios de grabación.
Para hacerlos ayudé con lo que había ganado en conciertos fuera de
Cuba. En aquel momento pudimos traer algún equipamiento de Inglaterra
y de otros lugares de Europa. Después, cuando quisimos comprar piezas,
resultó que muchas eran norteamericanas y se negaron a vendérnoslas,
por miedo a sanciones económicas. Si un cubano compra un software
norteamericano se lo venden, pero cuando necesita actualizarlo le sale
un cartel que dice que las leyes de los Estados Unidos no lo permiten.
Este año sólo podrán entrar dos alumnos de piano en cada escuela de
música cubana y, en algunas, sólo uno. Eso es por los ajustes
económicos que nos impone el bloqueo. Hay un tipo de sillas de ruedas
para niños discapacitados que no podemos comprar directamente, por ser
patentes norteamericanas. Pagarle a otros para que nos las compren nos
duplica o triplica el coste. Cualquiera en mi país tiene mil historias
parecidas sobre el bloqueo.
-Parece que esta nueva apertura para los músicos cubanos en los
Estados Unidos (no como otras veces) puede seguir para el futuro
predecible. ¿Como piensa que este intercambio puede afectar a la
música cubana a largo plazo (en términos de ser más influenciados por
la música americana por ejemplo)?
La música cubana ha demostrado ser indeleble, porque ha tenido muchas
influencias y siempre ha conservado su esencia. Cuando el trío
Matamoros estuvo grabando en New Jersey, en los años 30, absorbieron
influencias armónicas, pero su son siguió siendo son. Cuando llegaron
las Jazz Band a Cuba, Pérez Prado las puso a tocar mambo y Benny Moré
las puso a tocar montunos. El blues influyó también al bolero cubano,
pero nunca lo descaracterizó. Yo creo que es bueno que las músicas se
junten porque de esos contactos siempre salen cosas interesantes.
Gillespie decía que Chano Pozo le puso rumba al jazz norteamericano.
-Su canciones tienen cada una su propia mensaje, ¿Pero cual es el
mensaje general que quisiera transmitir a las audiencias
estadounidenses durante esta gira?
Realmente no me planteo esta visita en términos de un mensaje
especial. No creo ser un arquetipo artístico, mucho menos político. De
las muy variadas formas de música que se hacen en Cuba, yo hago trova,
que es como decir una canción poética. Y dentro de la trova, me veo
como uno de los muchos que hubo y que hay. Si he logrado cierta voz
propia es porque he trabajado duro y he tratado de superarme, como lo
hacen muchos otros artistas. Quizá me gustaría que pensaran que soy un
vecino que viene a compartir su espíritu; alguien que viene con
sentimientos de amistad y espera lo mismo.
-¿Después de los años, y de todas las experiencias de su carrera y su
país, sigue creyendo que un mundo mejor es posible, y que la música
tiene el poder de cambiar las cosas?
-La música y la poesía no tienen tanto poder como uno pudiera imaginar
a los 20 años. Pero sin dudas tampoco son nulas o inútiles. La poesía
y la música pueden ser muy influyentes en la conducta humana, porque
pueden ser reveladoras, lo mismo a nivel cognoscitivo que a nivel
sensorial. El arte mejora a las personas, de eso no tengo dudas, y son
las personas las que pueden cambiar el mundo. Hay que dar mucho arte a
la gente, para que las personas estén lo mejor inspiradas a la hora de
tomar decisiones. De esta forma un mundo mejor estará más cerca de ser posible.
-¿Tiene recuerdos de un momento especifico en lo cual sentía el poder
de una canción?
Una canción que escuché en una película, hace 10 años, me hizo dejar
de fumar. Una canción mía consiguió que convirtieran en museo a un
tren que estaba abandonado en un suburbio de una ciudad.
-Ud. tiene su propio estudio de grabación, Estudios Ojalá. ¿Como
funciona el estudio, que tipo de actividad suelen tener allí? ¿Se
limita al proyectos suyos, o es un estudio abierto a otros músicos?
-Ojalá se construyó en las dos habitaciones superiores de una pequeña
casa. Yo aporté la tecnología y los instrumentos y el estado financió
la remodelación. Yo lo dirijo, pero los estudios son propiedad
estatal, como casi todo en Cuba. Hace sólo dos días Omara Portuondo y
Chucho Valdés estaban grabando su segundo disco juntos. El primero
también lo grabaron allí. A Chucho le gusta nuestro piano, un Steinway
& Son que trajimos de Hamburgo. En él se grabó la integral de piano de
Harold Gramatges, cuando aún vivía. Leo Brouwer grabó una parte de
“Homo Ludens” con nosotros. Más del 60% de las grabaciones que hacemos
son donaciones. Hemos podido ayudar a alumnos de las escuelas de
música que necesitan enviar demos a los concursos; también a
trovadores sin casas disqueras, o a intérpretes que nunca habían
grabado un disco. Nuestro estudio se llama Ojalá, también por ser alternativo.
-¿Que efecto le parece que ha tenido la creación de más estudios de
grabación y el acceso a nueva tecnología de grabación en la última
década ha tenido sobre el sonido de la música cubana?
-Aunque el acceso a las nuevas tecnologías no lo hemos tenido fácil,
el beneficio que veo es el hecho de que existan todas esas grabaciones
que hemos podido hacer. Entre ellas hay algunos premios Granmys, y
también premios de Cubadisco, grabados lo mismo en los estudios Abdala
que en los estudios Eusebio Delfín (de la ciudad de Cienfuegos), o en
los estudios Ojalá. Cuando dentro de 100 años alguien escuche
grabaciones de estos tiempos, algunas serán las que hicimos nosotros.
Estos resultados son para mí el mejor premio, porque yo perdí muchas
canciones por no tener cómo grabarlas.
-Acaba de empezar la feria Cubadisco….¿le parece que esta nueva
apertura de los Estados Unidos a los artistas cubanos puede impactar
positivamente a la música cubana? Por otro lado, le gustaría ver a más
artistas americanos tocando y grabando en la Habana? ¿Le parece que
esto seria posible en un futuro próximo?
-Entre los músicos norteamericanos y los cubanos siempre ha existido
admiración e incluso apoyo. Cuando a fines de la década del 70 ocurrió
el Havana-Jam, ellos dejaron una mesa de sonido que la Empresa de
grabaciones de Cuba (EGREM) usó durante años. Mucho después, cuando
estábamos haciendo las primeras grabaciones en Ojalá y en Abdala,
tuvimos a un entusiasta colaborador norteamericano, el ingeniero de
sonido John Fausty, que nos enseñó secretos de la tecnología que
acabábamos de adquirir. Ojalá aprueben que los norteamericanos puedan
viajar normalmente a Cuba, eso incrementaría mucho los contactos y
creo que ambas partes nos beneficiaríamos.
-Ud. acaba de estrenar su propio blog - por qué escribir un blog?
-Lo hice porque estaba de visita en el blog de un trovador venezolano
y vi un letrero que decía ¿quiere hacer un blog? Me metí y cuando vine
a ver tenía un blog propio. Yo no sabía muy bien en qué consistía y me
he ido dando cuenta poco a poco. Lo lamentable es que a veces, por el
trabajo, pasan días y no hay tiempo de escribir nada. Uno trata de
decir cosas que tengan sentido, pero sin exagerar, porque entiendo que
el blog es un lugar para estar en confianza, como entre amigos. Es un
lugar donde uno puede jugar a Dios, porque puede poner y quitar lo que
decida. Yo no he sido capaz de suprimir ni un solo comentario adverso,
que los hay. He resultado ser un diosito bastante democrático.(*)
-En su último disco, hay reflexiones sobre la realidad cubana actual.
Muchas veces se le ha descrito a usted como “La voz de la revolución”
cubana — ¿se siente cómodo con esta descripción?
-Para nada. La voz de la Revolución cubana es Fidel. Y, cantando, lo
fue Carlos Puebla. Yo comparto los principios que fundamentaron la
Revolución. O sea, la respeto y podría decir que la siento como parte
entrañable, porque me hice hombre aprendiendo de la Revolución. Fui
miliciano con 14 años, cuando el desembarco por Bahía de Cochinos. Con
30 partí a ayudar a los angoleños, cuando la Sudáfrica del apartheid
los invadió. Esas vivencias me dictaron canciones de combate, pero si
Ud. revisa mi repertorio no encontrará loas adulatorias ni fanatismo.
Nunca he tratado de escribir panfletos políticos; el gusto que tengo
por la poesía no me lo permite. Me siento comprometido con la dignidad
de mi pueblo, que ha pasado mucho sin doblegarse. Y también tengo un
espíritu bastante autocrítico.
-He leído que tocó en Nueva York por última vez en 1978. ¿Bajo qué
circunstancias se organizó ese concierto?
Lo organizaron las brigadas “Antonio Maceo” (jóvenes cubanos que
cuando niños fueron llevados a los Estados Unidos) y “Venceremos”
(norteamericanos amigos de Cuba). Fue en Broadway, en un teatro
llamado Minskof, que en julio de 1978 estaba acabado de remozar. El
auditorio estaba completamente lleno y el público pedía canciones por
sus títulos . Yo no entendía cómo eso podía estar pasándome en los
Estados Unidos. Año y medio después, en febrero de 1980, volví a
cantar en Nueva York, en la Brooklyn Academy of Music. Esta vez iba
con Pablo Milanés. Fue una noche en que nevaba mucho y eso nos retrasó
dos horas. Nos llevamos una gran sorpresa cuando llegamos, pasadas las
11, y descubrimos que el teatro lleno aún nos esperaba.
-¿Con cual artista americano le gustaría compartir el escenario?
¿Habrá posibilidad de que se verá algún invitado en el escenario en
Carnegie Hall?
-Conozco a Barbara Dane, que hace 40 años publicó el primer disco de
mi generación en los Estados Unidos, en un sello llamado -imagínese-
Paredón Records. Conozco a David Byrne, que hace 20 años tuvo la
gentileza de publicar una antología de mis canciones. También conozco
a Pete Seeger y a Harry Belafonte, de quienes guardo enseñanzas
inolvidables. Lo cierto es que no me gusta estar molestando a las
personas. Así que lo más probable es que cante con mis compañeros, que
también son muy buenos músicos. Se trata del trío de cuerdas pulsadas
Trovarroco, el baterista y percusionista Oliver Valdés, y la flautista
y clarinetista Niurka González. No se los pierda, que son muy buenos.
(*) A partir de agosto o septiembre de 2010 tuve que monitorear el
blog, por el carácter soez de algunas manifestaciones. (SRD)
(tomado de Cubadebate:
http://www.cubadebate.cu/noticias/2011/04/26/silvio-rodriguez-la-voz-de-la-revolucion-cubana-es-fidel/ )
(En vísperas de la visita de Silvio Rodríguez a los Estados Unidos,
Judy Cantor-Navas, reportera de la revista de música Billboard, le
hizo la siguiente entrevista que el cantautor reprodujo en su blog
Segunda Cita y ha sido muy poco divulgada.)
Judy Cantor-Navas
Billboard Magazine
¿Por que le parece importante tocar en los Estados Unidos, después de
todo este tiempo y después de las barreras que se han puesto para
usted y otros artistas cubanos? ¿Que significa para Ud. personalmente,
profesionalmente, y quizás, para la música cubana en general y, más
allá, para las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos?
-Por los Estados Unidos ha pasado prácticamente toda la música del
mundo. Me veo como un músico más, de tantos que han ido por allá.
Cuando yo era joven dibujaba historietas y uno de mis referentes era
la revista MAD. No sé si será posible encontrar ejemplares de
principios de los 60, cuando esa revista contaba con un fabuloso
equipo de ilustradores como Jack Davis, Don Martin y Wallace Wood.
Entre ellos también estaba Prohías, un cubano genial. Nunca fui a la
costa del oeste y siento curiosidad por conocer esa zona, que fue
parte de México. He escrito dos discos donde aparecen ángeles y me
gustaría conocer la ciudad que se llama así. A nivel político entre
los dos países, veo mi visita como un paso de avance, porque hacía 30
años que no me daban visa. Ojalá las relaciones avancen siempre en la
dirección del respeto mutuo.
-¿Aquí en los Estados Unidos, se ve el hecho de que el gobierno
norteamericano ha otorgado un visado a Silvio Rodríguez de manera muy
simbólica - es decir, aunque hemos disfrutado de los conciertos de
otros músicos cubanos últimamente, su gira es la que ´rompió el hielo´
de manera definitiva. ¿Aparte del deseo propio de hacer esta gira, Ud.
siente una responsibilidad de ‘abrir caminos’ para otros músicos y
artistas cubanos en los Estados Unidos?
-No sé hasta qué punto eso podrá ser cierto, porque últimamente han
viajado algunas orquestas, jazzistas e incluso trovadores. Pienso en
Los Van-Van, en La Charanga Habanera, en Roberto Carcassés, en Carlos
Varela. Hoy salió que le habían otorgado la visa al grupo Mezcla, de
Pablo Menéndez, un norteamericano que vive en Cuba hace 40 años. Me
parece muy bien que esto pase y también me gustaría mucho que los
músicos norteamericanos fueran a Cuba más a menudo.
-¿Le parece injusto que los artistas cubanos no pueden ser pagados
para sus conciertos de manera normal y corriente bajo la ley de los
Estados Unidos?
-Por supuesto que me parece injusto. Y todavía me parece más injusto
que los cubanos no podamos usar lo que hemos ganado con trabajo
honrado, porque si un banco norteamericano comprueba que resides en
Cuba, confisca tu dinero en dólares, aunque no lo hayas ganado en los
Estados Unidos.
-¿Durante las últimas décadas el embargo de los Estados Unidos ha
afectado su carrera de manera directa? (De manera económica o artística)
-Hace 20 años yo impulsé la creación de tres estudios de grabación.
Para hacerlos ayudé con lo que había ganado en conciertos fuera de
Cuba. En aquel momento pudimos traer algún equipamiento de Inglaterra
y de otros lugares de Europa. Después, cuando quisimos comprar piezas,
resultó que muchas eran norteamericanas y se negaron a vendérnoslas,
por miedo a sanciones económicas. Si un cubano compra un software
norteamericano se lo venden, pero cuando necesita actualizarlo le sale
un cartel que dice que las leyes de los Estados Unidos no lo permiten.
Este año sólo podrán entrar dos alumnos de piano en cada escuela de
música cubana y, en algunas, sólo uno. Eso es por los ajustes
económicos que nos impone el bloqueo. Hay un tipo de sillas de ruedas
para niños discapacitados que no podemos comprar directamente, por ser
patentes norteamericanas. Pagarle a otros para que nos las compren nos
duplica o triplica el coste. Cualquiera en mi país tiene mil historias
parecidas sobre el bloqueo.
-Parece que esta nueva apertura para los músicos cubanos en los
Estados Unidos (no como otras veces) puede seguir para el futuro
predecible. ¿Como piensa que este intercambio puede afectar a la
música cubana a largo plazo (en términos de ser más influenciados por
la música americana por ejemplo)?
La música cubana ha demostrado ser indeleble, porque ha tenido muchas
influencias y siempre ha conservado su esencia. Cuando el trío
Matamoros estuvo grabando en New Jersey, en los años 30, absorbieron
influencias armónicas, pero su son siguió siendo son. Cuando llegaron
las Jazz Band a Cuba, Pérez Prado las puso a tocar mambo y Benny Moré
las puso a tocar montunos. El blues influyó también al bolero cubano,
pero nunca lo descaracterizó. Yo creo que es bueno que las músicas se
junten porque de esos contactos siempre salen cosas interesantes.
Gillespie decía que Chano Pozo le puso rumba al jazz norteamericano.
-Su canciones tienen cada una su propia mensaje, ¿Pero cual es el
mensaje general que quisiera transmitir a las audiencias
estadounidenses durante esta gira?
Realmente no me planteo esta visita en términos de un mensaje
especial. No creo ser un arquetipo artístico, mucho menos político. De
las muy variadas formas de música que se hacen en Cuba, yo hago trova,
que es como decir una canción poética. Y dentro de la trova, me veo
como uno de los muchos que hubo y que hay. Si he logrado cierta voz
propia es porque he trabajado duro y he tratado de superarme, como lo
hacen muchos otros artistas. Quizá me gustaría que pensaran que soy un
vecino que viene a compartir su espíritu; alguien que viene con
sentimientos de amistad y espera lo mismo.
-¿Después de los años, y de todas las experiencias de su carrera y su
país, sigue creyendo que un mundo mejor es posible, y que la música
tiene el poder de cambiar las cosas?
-La música y la poesía no tienen tanto poder como uno pudiera imaginar
a los 20 años. Pero sin dudas tampoco son nulas o inútiles. La poesía
y la música pueden ser muy influyentes en la conducta humana, porque
pueden ser reveladoras, lo mismo a nivel cognoscitivo que a nivel
sensorial. El arte mejora a las personas, de eso no tengo dudas, y son
las personas las que pueden cambiar el mundo. Hay que dar mucho arte a
la gente, para que las personas estén lo mejor inspiradas a la hora de
tomar decisiones. De esta forma un mundo mejor estará más cerca de ser posible.
-¿Tiene recuerdos de un momento especifico en lo cual sentía el poder
de una canción?
Una canción que escuché en una película, hace 10 años, me hizo dejar
de fumar. Una canción mía consiguió que convirtieran en museo a un
tren que estaba abandonado en un suburbio de una ciudad.
-Ud. tiene su propio estudio de grabación, Estudios Ojalá. ¿Como
funciona el estudio, que tipo de actividad suelen tener allí? ¿Se
limita al proyectos suyos, o es un estudio abierto a otros músicos?
-Ojalá se construyó en las dos habitaciones superiores de una pequeña
casa. Yo aporté la tecnología y los instrumentos y el estado financió
la remodelación. Yo lo dirijo, pero los estudios son propiedad
estatal, como casi todo en Cuba. Hace sólo dos días Omara Portuondo y
Chucho Valdés estaban grabando su segundo disco juntos. El primero
también lo grabaron allí. A Chucho le gusta nuestro piano, un Steinway
& Son que trajimos de Hamburgo. En él se grabó la integral de piano de
Harold Gramatges, cuando aún vivía. Leo Brouwer grabó una parte de
“Homo Ludens” con nosotros. Más del 60% de las grabaciones que hacemos
son donaciones. Hemos podido ayudar a alumnos de las escuelas de
música que necesitan enviar demos a los concursos; también a
trovadores sin casas disqueras, o a intérpretes que nunca habían
grabado un disco. Nuestro estudio se llama Ojalá, también por ser alternativo.
-¿Que efecto le parece que ha tenido la creación de más estudios de
grabación y el acceso a nueva tecnología de grabación en la última
década ha tenido sobre el sonido de la música cubana?
-Aunque el acceso a las nuevas tecnologías no lo hemos tenido fácil,
el beneficio que veo es el hecho de que existan todas esas grabaciones
que hemos podido hacer. Entre ellas hay algunos premios Granmys, y
también premios de Cubadisco, grabados lo mismo en los estudios Abdala
que en los estudios Eusebio Delfín (de la ciudad de Cienfuegos), o en
los estudios Ojalá. Cuando dentro de 100 años alguien escuche
grabaciones de estos tiempos, algunas serán las que hicimos nosotros.
Estos resultados son para mí el mejor premio, porque yo perdí muchas
canciones por no tener cómo grabarlas.
-Acaba de empezar la feria Cubadisco….¿le parece que esta nueva
apertura de los Estados Unidos a los artistas cubanos puede impactar
positivamente a la música cubana? Por otro lado, le gustaría ver a más
artistas americanos tocando y grabando en la Habana? ¿Le parece que
esto seria posible en un futuro próximo?
-Entre los músicos norteamericanos y los cubanos siempre ha existido
admiración e incluso apoyo. Cuando a fines de la década del 70 ocurrió
el Havana-Jam, ellos dejaron una mesa de sonido que la Empresa de
grabaciones de Cuba (EGREM) usó durante años. Mucho después, cuando
estábamos haciendo las primeras grabaciones en Ojalá y en Abdala,
tuvimos a un entusiasta colaborador norteamericano, el ingeniero de
sonido John Fausty, que nos enseñó secretos de la tecnología que
acabábamos de adquirir. Ojalá aprueben que los norteamericanos puedan
viajar normalmente a Cuba, eso incrementaría mucho los contactos y
creo que ambas partes nos beneficiaríamos.
-Ud. acaba de estrenar su propio blog - por qué escribir un blog?
-Lo hice porque estaba de visita en el blog de un trovador venezolano
y vi un letrero que decía ¿quiere hacer un blog? Me metí y cuando vine
a ver tenía un blog propio. Yo no sabía muy bien en qué consistía y me
he ido dando cuenta poco a poco. Lo lamentable es que a veces, por el
trabajo, pasan días y no hay tiempo de escribir nada. Uno trata de
decir cosas que tengan sentido, pero sin exagerar, porque entiendo que
el blog es un lugar para estar en confianza, como entre amigos. Es un
lugar donde uno puede jugar a Dios, porque puede poner y quitar lo que
decida. Yo no he sido capaz de suprimir ni un solo comentario adverso,
que los hay. He resultado ser un diosito bastante democrático.(*)
-En su último disco, hay reflexiones sobre la realidad cubana actual.
Muchas veces se le ha descrito a usted como “La voz de la revolución”
cubana — ¿se siente cómodo con esta descripción?
-Para nada. La voz de la Revolución cubana es Fidel. Y, cantando, lo
fue Carlos Puebla. Yo comparto los principios que fundamentaron la
Revolución. O sea, la respeto y podría decir que la siento como parte
entrañable, porque me hice hombre aprendiendo de la Revolución. Fui
miliciano con 14 años, cuando el desembarco por Bahía de Cochinos. Con
30 partí a ayudar a los angoleños, cuando la Sudáfrica del apartheid
los invadió. Esas vivencias me dictaron canciones de combate, pero si
Ud. revisa mi repertorio no encontrará loas adulatorias ni fanatismo.
Nunca he tratado de escribir panfletos políticos; el gusto que tengo
por la poesía no me lo permite. Me siento comprometido con la dignidad
de mi pueblo, que ha pasado mucho sin doblegarse. Y también tengo un
espíritu bastante autocrítico.
-He leído que tocó en Nueva York por última vez en 1978. ¿Bajo qué
circunstancias se organizó ese concierto?
Lo organizaron las brigadas “Antonio Maceo” (jóvenes cubanos que
cuando niños fueron llevados a los Estados Unidos) y “Venceremos”
(norteamericanos amigos de Cuba). Fue en Broadway, en un teatro
llamado Minskof, que en julio de 1978 estaba acabado de remozar. El
auditorio estaba completamente lleno y el público pedía canciones por
sus títulos . Yo no entendía cómo eso podía estar pasándome en los
Estados Unidos. Año y medio después, en febrero de 1980, volví a
cantar en Nueva York, en la Brooklyn Academy of Music. Esta vez iba
con Pablo Milanés. Fue una noche en que nevaba mucho y eso nos retrasó
dos horas. Nos llevamos una gran sorpresa cuando llegamos, pasadas las
11, y descubrimos que el teatro lleno aún nos esperaba.
-¿Con cual artista americano le gustaría compartir el escenario?
¿Habrá posibilidad de que se verá algún invitado en el escenario en
Carnegie Hall?
-Conozco a Barbara Dane, que hace 40 años publicó el primer disco de
mi generación en los Estados Unidos, en un sello llamado -imagínese-
Paredón Records. Conozco a David Byrne, que hace 20 años tuvo la
gentileza de publicar una antología de mis canciones. También conozco
a Pete Seeger y a Harry Belafonte, de quienes guardo enseñanzas
inolvidables. Lo cierto es que no me gusta estar molestando a las
personas. Así que lo más probable es que cante con mis compañeros, que
también son muy buenos músicos. Se trata del trío de cuerdas pulsadas
Trovarroco, el baterista y percusionista Oliver Valdés, y la flautista
y clarinetista Niurka González. No se los pierda, que son muy buenos.
(*) A partir de agosto o septiembre de 2010 tuve que monitorear el
blog, por el carácter soez de algunas manifestaciones. (SRD)
(tomado de Cubadebate:
http://www.cubadebate.cu/noticias/2011/04/26/silvio-rodriguez-la-voz-de-la-revolucion-cubana-es-fidel/ )
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