lunes, 12 de abril de 2010

Gatos Pardos-Nohemi, más allá del paraíso-


Gatos Pardos
Nohemí, más allá del paraíso
Hercilia Castro
“¿En qué piensas, rey?¿duermes o velas?”
Viendo que  no daban respuesta, añadió el pato:
“¿Qué hacen los habitantes de éste palacio?”
y respondió el pinche:
“Todos duermen profundamente.”
-Del cuento los 3 enanos del bosque-Hermanos Grimm

Nohemí trataba de entretener  los ojos en  lo que hacía para no ver y ser persuadida por el olor de la comida de las fondas del mercado central, mientras seguía recolectando los botes de aluminio para irlos a vender  y llevarle dinero a su madre y hermanitos, o se ponía a ver que mandados hacer. A sus ocho años su vida no era jugar  con muñequitas ni ir a la escuela, no sabía leer ni escribir. Todos los  días era lo mismo, levantarse  temprano para  ver  qué le deparaba la suerte, buscar que comer y ayudar a su madre; Pero un día Marisol, una niña más grandecita que Nohemí se acercó y le dijo que mejor  se pusieran a lavar trastes en las fondas para   tener  al menos, una comida  segura al día que comer. Asi pasaron los meses y ambas  niñas se hacían más amiguitas, tan unidas eran que un día le dijo Marisol a Nohemí, ¡que ya no iba  a pasar hambres! Porque le  había conseguido una familia  que cuidara mejor de ella, y que la esperaba  al día siguiente en la terminal de autobuses.

Los limoneros

Esa mañana, Marisol ya esperaba en la  central de autobuses a Nohemí para llevarla con la  familia  que la iba a cuidar y alimentar, con la cual, iba a estar segura. Ambas partieron  en un chilolo , y así fue, llegaron a una comunidad lejana cerca  de Yetla, y allí, Marisol cumpliendo su parte la deja con  aquella extraña familia. Tenían huerta de limones,  pero al parecer, el sueño de familia se desvaneció como aquel, de la  casita de dulces que  todo niño trae en la cabeza, diario levantaban a Nohemí para que ayudara en las tareas de la huerta, recoger limones con sus  frágiles manitas, maltratarle sí no hacía los deberes de casa; Oh! Qué vida de felicidad llevaba Nohemí lejos de  su hogar, de aquel mercado y alejada de su madre en Zihuatanejo.
Fue  entonces que un día, la señora con la que estaba y su marido, decidieron deshacerse de otra boca inútil que alimentar y la vendieron a  otro extraño, una vez más, el futuro de la pobre niña, estaba decidido sin preguntar.

60 años en Yetla

 De nuevo, Nohemí fue vendida a un hombre de 60 años qué se la llevó a Yetla, cerca de  Embarcadero, municipio de Coyuca de Benítez .Por la fuerza, la hizo su “mujer” y la obligaba  a su corta edad ya sin esperanza, a realizar labores “del hogar”, cortar leña, hacerle  al anciano aquel que abusaba  de ella, la comida, pero eso no era todo; Para que Nohemí no intentara  escapar del anciano bestial, era colgada del cuello de una viga  de la casa donde estuvo, cada día  era puesta así en lo alto con una soga al cuello, colgando su cuerpo cual muñeca de trapo mientras la bestia  con testículos se iba a trabajar y regresaba, así  pasaron casi cuatro años, aunque para Nohemí, era una condena de   60 años, cocinar y ser colgada, ser abusada sexualmente, llorar su dolor a escondidas, ser golpeada si se increpaba ante la bestia, una  y otra vez hasta que un día dejando mal puesta la soga y entre abierta la puerta, quiso la suerte y deseos de libertad, que Nohemí pudiera huir de esa vida, pidiendo ayuda  a una mujer   cercana a  la  comunidad que la llevó sana, salva, y embarazada a sus diez añitos, hasta la comunidad de Juluchuca, municipio de Petatlán donde vivía su abuelita y la tuvo  por un tiempo.

La búsqueda, la esperanza y ¿El regreso?

Mientras Nohemí  vivió todo ese abuso, durante esos años  su buena madre la buscaba incansablemente, es así cómo se acerca a la organización Mujeres por La Paz en Zihuatanejo, para éste  tiempo, ya era 1994. Cuándo la madre platica el caso a la organización, inmediatamente se busca el apoyo legal y de la sociedad presentando el caso,  es entonces que ya estaba de regreso Nohemí con su madre, gracias  a que la abuela la ayuda. La demanda se presentó por  violación y abuso infantil ante la instancia correspondiente de Delitos Sexuales y el ministerio público, con  apoyo de los medios locales  y radiofusoras  es  dado a la luz el caso de Nohemí, muchas mujeres  apoyaron a la niña- mujer con bebé en brazos, e incluso se logró canalizar a Nohemí a un albergue del DIF para que fuera apoyada psicológicamente  e instruida, otra opción  de ver la vida, ser educada debido a los precarios recursos de la madre, mientras que la bestia de 60 años fue detenida . Todo parecía ir bien, más  la madre no quiso por tener aún la patria potestad de la niña qué fuera al albergue, ni tampoco quiso dar más seguimiento a la denuncia para que sentenciaran a la bestia, y para variar, las fallas de la justicia, alegaron  no poder  trasladar al tipo porque “ese  caso le pertenecía  al municipio de Coyuca de Benítez”. Ante tales motivos, la organización no pudo hacer más que respetar la decisión de la madre y ofrecerle la ayuda cuando la necesitara. Meses después, la madre  vende a Nohemí a un hombre de 21 años, el cual, le pagaba a ésta  veinte pesos diarios. Ese  fue el regreso de Nohemí al “hogar”.

El final

Hace unos dos años aproximadamente, nos enteramos por medio de una amiga (de la cual  en algún momento contaremos su historia), qué una mujer que trabajaba con ella solicitaba ayuda porque la hija había abandonado a su hijo y ahora regresaba a quitárselo a la abuela, porque, se lo “peleaba”, al atar cabos nuestra sorpresa fue que se trataba de Nohemí, a quién la madre, le quitó a su hijo, Nohemí, sólo regresaba  a  pelear sus derechos de madre. El consejo que se dio, después de que Mujeres por La Paz escuchó el caso, fue que se dejara  a Nohemí luchar por lo que deseaba, su hijo, su derecho de madre.

La pobreza y miseria  hacen muchas veces   casos cómo el de Nohemí se vuelvan usos y costumbres infames en contra de las niñas, sobre todo, cuando la educación está alejada de la sociedad, tanto en  la provincia como en las urbes, la venta y reventa, la explotación  sexual infantil es pan de  cada día, hay lugares, donde venden a una niña por  mil pesos o por una vaca¿es eso de  una sociedad civilizada?.
Sigue existiendo gracias  a las  arañas capitalistas esta  desigualdad social que hace que entre moscas se enreden en  cometer  abusos contra el “futuro de México”. Lo peor  que hunde a una sociedad  es la ignorancia y el que casos como Nohemí queden sólo en lo local, pero en 1994 sin tantos recursos y la prensa local, mejor ni hablar de ella,  era un ápice la ayuda a los niños y niñas, apenas y la Comisión Nacional de Derechos Humanos empezaba a dignarse a  venir por estos lugares, cómo aún lo sigue haciendo a pesar de tantos casos de violaciones a los niños y niñas que hay, entre otros. Y volvemos a lo mismo, pudo haber sido una Nohemí  feliz para siempre…Pero eso, sólo en los cuentos existe. No hay nada nuevo bajo el sol.

*El caso de Nohemí fue llevado por la organización Mujeres por la Paz A.C en 1994(año en que también nace la org), agradecemos la anuencia  de  Graciela Álvarez Hernández para publicar el abuso infantil de Nohemí, otro caso más, que la justicia y sociedad, dejan en el olvido, en el baúl de la impunidad.


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