Gatos Pardos
Nohemí, más allá del paraíso
Hercilia Castro
“¿En qué piensas, rey?¿duermes o velas?”
Viendo que
no daban respuesta, añadió el pato:
“¿Qué hacen los habitantes de éste palacio?”
y respondió el pinche:
“Todos duermen profundamente.”
-Del cuento los 3 enanos del bosque-Hermanos
Grimm
Nohemí
trataba de entretener los ojos en lo que hacía para no ver y ser persuadida por
el olor de la comida de las fondas del mercado central, mientras seguía
recolectando los botes de aluminio para irlos a vender y llevarle dinero a su madre y hermanitos, o
se ponía a ver que mandados hacer. A sus ocho años su vida no era jugar con muñequitas ni ir a la escuela, no sabía
leer ni escribir. Todos los días era lo
mismo, levantarse temprano para ver
qué le deparaba la suerte, buscar que comer y ayudar a su madre; Pero un
día Marisol, una niña más grandecita que Nohemí se acercó y le dijo que
mejor se pusieran a lavar trastes en las
fondas para tener al menos, una comida segura al día que comer. Asi pasaron los
meses y ambas niñas se hacían más
amiguitas, tan unidas eran que un día le dijo Marisol a Nohemí, ¡que ya no
iba a pasar hambres! Porque le había conseguido una familia que cuidara mejor de ella, y que la
esperaba al día siguiente en la terminal
de autobuses.
Los limoneros
Esa mañana,
Marisol ya esperaba en la central de
autobuses a Nohemí para llevarla con la
familia que la iba a cuidar y
alimentar, con la cual, iba a estar segura. Ambas partieron en un chilolo , y así fue, llegaron a una comunidad
lejana cerca de Yetla, y allí, Marisol
cumpliendo su parte la deja con aquella
extraña familia. Tenían huerta de limones,
pero al parecer, el sueño de familia se desvaneció como aquel, de
la casita de dulces que todo niño trae en la cabeza, diario
levantaban a Nohemí para que ayudara en las tareas de la huerta, recoger
limones con sus frágiles manitas,
maltratarle sí no hacía los deberes de casa; Oh! Qué vida de felicidad llevaba
Nohemí lejos de su hogar, de aquel
mercado y alejada de su madre en Zihuatanejo.
Fue entonces que un día, la señora con la que
estaba y su marido, decidieron deshacerse de otra boca inútil que alimentar y
la vendieron a otro extraño, una vez
más, el futuro de la pobre niña, estaba decidido sin preguntar.
60 años en
Yetla
De nuevo, Nohemí fue vendida a un hombre de 60
años qué se la llevó a Yetla, cerca de
Embarcadero, municipio de Coyuca de Benítez .Por la fuerza, la hizo su
“mujer” y la obligaba a su corta edad ya
sin esperanza, a realizar labores “del hogar”, cortar leña, hacerle al anciano aquel que abusaba de ella, la comida, pero eso no era todo;
Para que Nohemí no intentara escapar del
anciano bestial, era colgada del cuello de una viga de la casa donde estuvo, cada día era puesta así en lo alto con una soga al
cuello, colgando su cuerpo cual muñeca de trapo mientras la bestia con testículos se iba a trabajar y regresaba,
así pasaron casi cuatro años, aunque
para Nohemí, era una condena de 60 años,
cocinar y ser colgada, ser abusada sexualmente, llorar su dolor a escondidas,
ser golpeada si se increpaba ante la bestia, una y otra vez hasta que un día dejando mal
puesta la soga y entre abierta la puerta, quiso la suerte y deseos de libertad,
que Nohemí pudiera huir de esa vida, pidiendo ayuda a una mujer
cercana a la comunidad que la llevó sana, salva, y
embarazada a sus diez añitos, hasta la comunidad de Juluchuca, municipio de Petatlán
donde vivía su abuelita y la tuvo por un
tiempo.
La búsqueda,
la esperanza y ¿El regreso?
Mientras
Nohemí vivió todo ese abuso, durante
esos años su buena madre la buscaba
incansablemente, es así cómo se acerca a la organización Mujeres por La Paz en
Zihuatanejo, para éste tiempo, ya era
1994. Cuándo la madre platica el caso a la organización, inmediatamente se
busca el apoyo legal y de la sociedad presentando el caso, es entonces que ya estaba de regreso Nohemí
con su madre, gracias a que la abuela la
ayuda. La demanda se presentó por violación
y abuso infantil ante la instancia correspondiente de Delitos Sexuales y el
ministerio público, con apoyo de los
medios locales y radiofusoras es
dado a la luz el caso de Nohemí, muchas mujeres apoyaron a la niña- mujer con bebé en brazos,
e incluso se logró canalizar a Nohemí a un albergue del DIF para que fuera
apoyada psicológicamente e instruida,
otra opción de ver la vida, ser educada
debido a los precarios recursos de la madre, mientras que la bestia de 60 años
fue detenida . Todo parecía ir bien, más
la madre no quiso por tener aún la patria potestad de la niña qué fuera
al albergue, ni tampoco quiso dar más seguimiento a la denuncia para que
sentenciaran a la bestia, y para variar, las fallas de la justicia,
alegaron no poder trasladar al tipo porque “ese caso le pertenecía al municipio de Coyuca de Benítez”. Ante
tales motivos, la organización no pudo hacer más que respetar la decisión de la
madre y ofrecerle la ayuda cuando la necesitara. Meses después, la madre vende a Nohemí a un hombre de 21 años, el
cual, le pagaba a ésta veinte pesos
diarios. Ese fue el regreso de Nohemí al
“hogar”.
El final
Hace unos dos
años aproximadamente, nos enteramos por medio de una amiga (de la cual en algún momento contaremos su historia), qué
una mujer que trabajaba con ella solicitaba ayuda porque la hija había
abandonado a su hijo y ahora regresaba a quitárselo a la abuela, porque, se lo
“peleaba”, al atar cabos nuestra sorpresa fue que se trataba de Nohemí, a quién
la madre, le quitó a su hijo, Nohemí, sólo regresaba a
pelear sus derechos de madre. El consejo que se dio, después de que
Mujeres por La Paz escuchó el caso, fue que se dejara a Nohemí luchar por lo que deseaba, su hijo,
su derecho de madre.
La pobreza y
miseria hacen muchas veces casos cómo el de Nohemí se vuelvan usos y
costumbres infames en contra de las niñas, sobre todo, cuando la educación está
alejada de la sociedad, tanto en la
provincia como en las urbes, la venta y reventa, la explotación sexual infantil es pan de cada día, hay lugares, donde venden a una
niña por mil pesos o por una vaca¿es eso
de una sociedad civilizada?.
Sigue
existiendo gracias a las arañas capitalistas esta desigualdad social que hace que entre moscas
se enreden en cometer abusos contra el “futuro de México”. Lo
peor que hunde a una sociedad es la ignorancia y el que casos como Nohemí
queden sólo en lo local, pero en 1994 sin tantos recursos y la prensa local,
mejor ni hablar de ella, era un ápice la
ayuda a los niños y niñas, apenas y la Comisión Nacional de Derechos Humanos
empezaba a dignarse a venir por estos
lugares, cómo aún lo sigue haciendo a pesar de tantos casos de violaciones a
los niños y niñas que hay, entre otros. Y volvemos a lo mismo, pudo haber sido
una Nohemí feliz para siempre…Pero eso,
sólo en los cuentos existe. No hay nada nuevo bajo el sol.
*El caso de Nohemí fue llevado por la
organización Mujeres por la Paz A.C en 1994(año en que también nace la org),
agradecemos la anuencia de Graciela Álvarez Hernández para publicar el
abuso infantil de Nohemí, otro caso más, que la justicia y sociedad, dejan en
el olvido, en el baúl de la impunidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario