Había pasado tiempo de los primeros intentos del contingente por cruzar la muralla que se ubicó a más de 500 metros del hotel dónde aún no llegaba el espurio. Contingente que ya estaba listo, incluso desde antes que llegáramos los manifestantes a nuestro punto de reunión en Soriana La Cuesta.
Poco después de esto, estable ya la situación, una patrulla dela SSP intentó acercarse, por nuestro lado, a la muralla, pero nosotros nos posicionamos rodeándola, y no la dejamos moverse, en una especia de retén ciudadano improvisado. Le exigimos al conductor que, por su equipo de comunicación, pidiera la liberación de los más de 20 compañeros secuestrados entre los dos cercos de policías. El tipo solicitó, pero no tuvo respuesta de sus superiores. Fue cuando pidió por altavoz "un 03 a los RP" o algo así.
La muralla de pefepos avanzó hacia la patrulla, golpeando los toletes con los escudos. Muchos compañeros se sentaron en el pavimento. Piedras grandes habían sido colocadas en las llantas de la patrulla, por lo que en su intento por acelerar rapidamente, tuvo mucho impulso, con lo que casi atropella compañeros en la parte de enfrente.
Esto aunado a la represión física que estaban recibiendo los compañeros, siendo literalmente pisoteados por la muralla de policías, prendió los ánimos. Sectores más radicales de los manifestantes lanzaron piedras de todos tamaños, recibiendo similar respuesta de parte de los federicos.
Después de un largo rato, el ánimo ya estaba bien malavibra entre pefepos y manifestantes; hubo agresión verbal por ambas partes, de muchas formas. Fue cuando dejaron salir a los compañeros que estaban secuestrados, cuando ordenaron la retirada de los policías. Empezaron a replegarse para subir a sus camionetas (que es lo que se observa en el video), y uno de ellos, por wey nomás, no pudo agarrarse y se cayó. Esto provocó la risa tanto de manifestantes, como de sus compas arriba de la troca.
Sectores más radicales de lso manifestantes, comenzaron de nuevo con el lanzamiento de piedras desde el camellón de la Panamericana. Los ánimos se caldearon, pero los pefepos no se bajaron, más bien salieron por llantas. No se les vió intención de regresar. En la refriega, y en las prisas por salir, alcanzé a contar dos pefepos que se cayeron de las camionetas. Uno rodó como tortuga ninja en el pavimento. pero asumo que no le pasó nada grave, espero. Otro solo cayó gacho. Uno perdió su escudo y un chico lo tomó. Posó con su máscara, triunfante y orgulloso con su trofeo de batalla. Mirando al norte, iluminado en su rostro por el sol juarense y el flash de las cámaras de la prensa local.
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