domingo, 21 de marzo de 2010

El engaño no puede formar parte del combate al narcotráfico

El engaño no puede formar parte del combate al narcotráfico


Habrá quienes persistan en argumentar con propiedad de juicio y rebuscadas premisas, la necesidad de combatir el crimen organizado con el ejército en las calles. Hablarán del valor del presidente Felipe Calderón para enfrentar al "narco". Y a la sociedad civil la dejarán, como es costumbre, en vilo bajo la Espada de Damocles —¿propósito didáctico?— experimentar las adversidades de una "guerra" sin tregua que debe ser asimilada de manera comprensiva y solidaria. Pues al cabo, también se dirá, debe entenderse cómo la mayor responsabilidad de estos terribles estragos recae directamente en la delincuencia y el crimen organizado. Ellos son los únicos y últimos responsables del sufrimiento del país. Maldito crimen organizado. Debemos acabar con él.

Tal vez omití algunas otras explicaciones para justificar las medidas que ha implementado el Ejecutivo desde el inicio de su gestión. Pero con todo, no son suficientes.

No hay argumento que valga delante de la mentira abierta y pública de las instituciones del estado; el engaño consumado no es responsabilidad del crimen organizado, sino de la falta de honestidad y claridad, en este caso de ciertos mandos del ejército y del gobernador del Estado de Nuevo León, Rodrigo Medina. ¿Así espera el ejército credibilidad en el caso de Ernestina Ascensión Rosario, cuando públicamente ha mentido hace 48 horas? ¿Así espera credibilidad Rodrigo Medina en el caso de FEMSA, cuando mostrándose como vocero de la empresa antes que como funcionario público, ahora se suma a este engaño?

Ahora lo sabemos, no fueron sicarios las bajas de la madrugada del viernes sino tres civiles. Dos estudiantes de posgrado y una mujer.

Los altos mandos del ejército y el Ejecutivo Federal deben deslindar responsabilidades en este caso por el engaño tramado y consumado y, más allá de una simple disculpa, rendir cuentas al país con sanciones apropiadas para los responsables. La justicia debe mostrarse por delante, y no se trata de hacer rodar cabezas de funcionarios menores, sin ton ni son, sino de responsabilidad gubernamental y estado de derecho adecuados con precisión a lo que exigen las circunstancias. Así también para la masacre de los jóvenes juarenses y las muertes de los niños de la guardería ABC.

La credibilidad, en este caso, es un asunto de justicia no de disculpas.

Raul Karam www.twitter.com/raulkaram

http://www.twitlonger.com/show/ipskp

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