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miércoles, 24 de marzo de 2010
Amelio Robles trans…centenario subversivo: guerrillero, revolucionario, coronel, marido…y fue Guerrerense
Amelio Robles trans…centenario subversivo: guerrillero, revolucionario, coronel, marido…
Alberto Sladogna
Envía
22 de Marzo, 2010 - 10:56 | 25 comentarios
El papel de Hamlet era representado frecuentemente por mujeres, resulta que un crítico había tenido la fantasía de analizar Hamlet en términos de travesti, tomándolo…al travesti en serio diciendo: allí, si Ofelia se suicida, es porque ella se dio cuenta de que Hamlet…era una mujer ¿Tal vez era una mujer? (Jacques Lacan, intervención de Jacques Aubert)
Nuestro tema está destinado al análisis de una vida articulada con los festejos del Bicentenario, un hecho del Centenario de la Revolución Mexicana. Para ello seguiremos la epopeya delCoronel revolucionario Amelio Robles. El núcleo de estas líneas será dialogar, interrogar y, quizás, demostrar la presencia de las prácticas de la república simulada durante la Revolución. Esas prácticas fueron subvertidas en acto por el Coronel Amelio Robles
Los disfraces de los géneros, de la sexualidad y de las identidades humanas quedan expuestos gracias a la vida del travesti. Ellos no se disfrazan, al contrario muestran el disfraz de la revolución dentro de la república simulada. El travestismo es una forma -como otras- de hacer vivible una vida, es tan normal o anormal como cualquier otra, solo que ella se distingue por un componente nodal: el disfraz, la máscara ponen en evidencia la falacia de lo natural en la vida humana.
¿Qué es un disfraz? Es un elemento alegre del lenguaje que pone al descubierto el conjunto de las máscaras naturales: hombres, mujeres, niños, ancianos, adolescentes. Cada una cae por la práctica del travestí, él lo provoca introduciendo la fiesta y la alegría del disfraz en la política de la Revolución. ¿De qué estamos hablando? Recordemos en varios pueblos de Veracruz se organiza la fiesta del burro: la población de hombres sin distingo de edad se travisten con la ayuda esmerada de sus familias; también se practica con empeña y participación de su nieto en el Estado de México.
En tiempo de los fastos y nefastos del bicentenario y del centenario, nada mejor que darle lugar a un coronel de la Revolución Mexicana: Amelio Robles, guerrillero que alcanzó el grado de coronel; decimos fue más que un revolucionario fue un subversivo antes de tiempo, fue precursor de la actualidad sexual y erótica (J.Lacan, Subversión del sujeto…). Esta columna cuenta con la ayuda de Enrique Esqueda Blas (Amelio Robles: un coronel trans de la revolución mexicana en http://anodis. com ) quien ha autorizado a su reproducir, en todo o en parte, su artículo. Le agradezco su gentileza, y mucho más, su gesto de abrir aún más el horizonte erótico de la Revolución Mexicana, un horizonte que la República Simulada y su intelectualidad intenta dejar en lo oscurito. ¿Cómo se atreven a sostener se vivió una Revolución y que la misma no afectaría la vida del deseo, la vida sexual y erótica del país donde se llevaba a cabo?
Su nombre fue Amelia Robles, informa Enrique Esqueda Blas: en esa época experimentó un cambio radical de su identidad como mujer posicionándose en el mundo como varón. Lejos de un travestismo estratégico se trató de un tránsito de lesbiana hombruna a una transgénero masculina.
¿Quién era el destacado guerrillero y coronel Robles?
Hay un documento: una fotografía en la que aparece Amelio Robles vistiendo orgulloso un traje oscuro, sombrero y revólver, tomada con probabilidad en el estudio de Armando Salmerón en Chilapa, Guerrero hacia 1915. Esa señal permitió a la Dra. Gabriela Cano recrear la biografía de un personaje transgénero de la Revolución mexicana [Cfr.: Cano, Gabriela, Amelio Robles, andar de soldado viejo: masculinidad (transgénero) en la Revolución mexicana”, Debate feminista, abril, 2009. Estas fotos se muestran en el siguiente links: http://bit.ly/ bWeoJF, ahí se puede consultar otro texto de ella: Inocultables realidades del deseo, Amelio robles, masculinidad (transgénero) en la Revolución mexicana)]
Amelia Roblesy nació en 1889 en Xochipala, Guerrero, en una familia ranchera de propietarios medios; durante su infancia recibió instrucción religiosa en la Congregación de las Hijas de María, aprendió a disparar y a cabalgar. Amelia quería estudiar medicina, pero los desplazamientos forzosos y el desorden social la convirtieron en soldadera, sumándose a las enfermeras, correos y espías que participaron en el Ejército zapatista. Ya tuvimos oportunidad de llamar la atención sobre las adelitas y las sorpresas que deparan cuando acreditamos detalles desapercibidos, signos no visibles que están en los documentos gráficos y los testimonios de la época (Cfr. Sladogna: El impacto de la transexualidad…, en http://bit.ly/ 9rHrau)
El coronel permite explorar, como dice Esqueda B., las maneras en que un sujeto respondió a sus necesidades vitales de autodefinició n, contravino las asignaciones sociales de género y cuestionó la rígida heteronormatividad. La normalidad se presenta bajo el disfraz de la heterosexualidad, esa sexualidad se vende como siendo natural y biológica. Sí, así fuera ¿A qué se debe la neurosis con la que vive esa naturaleza supuesta? Añadimos, ella sostenía su disfraz y con eso denunciaba el disfraz simulado de la Revolución.
Amalia experimento un cambio radical de su identidad como mujer posicionándose en el mundo como varón, de modo que lejos de un travestismo estratégico -en el que el uso de vestimenta masculina servía para proteger de la violencia sexual y facilitar las labores de las mujeres como soldados- para Amelia se trató de un tránsito que implicó una identidad como lesbiana hombruna a una persona transgénero masculina, ya que en su fuero interno se tenía por hombre. Notemos: algunas mujeres se travestían de hombres para protegerse de los hombres, con lo cual demostraban que los hombres eran un disfraz como otros. En el teatro griego las mujeres eran representadas por hombres que llevaban una máscara de mujer; en varias obras de Shakespeare ese travestimos también aparece, cuando el Lic. Calderón sostenía que rebasaría por izquierda a Amlo ¿no se estaba enmascarando? A diferencia del coronel Amelio Robles él no mentía al tomar la vida que vivió, quizás él si mostraba mucha más verdad de lo que se piensa .
La guerra y la vida cotidiana al interior de los ejércitos fueron un terreno proclive al relajamiento de las costumbres y para prácticas, que en periodos de normalidad, no tenían suficiente cabida. El periodo militar de Amelio en el zapatismo se extendió de 1912 o 1913 a 1918, y políticamente, parece poco radical; cambió en distintas ocasiones de facción político militar, del zapatismo al constitucionalismo, y después al obregonismo, luchando contra los delahuertistas en 1928. Amelio consolidaba su vida subjetiva y mantenía cambios en la arena política, hoy eso es una moneda ya común y demasiado corriente en la familia revolucionaria, en particular, en épocas de palomear las listas de candidatos: se cambian de partidos como quién se cambia de camisa o se disfraza.
Esqueda Blas amplia los avatares del guerrillero: La experiencia de militar de Amelio le permitió establecer redes sociales con sus compañeros de campañas, algunos de los cuales ocuparon puestos de elección popular -y que aunado a su membrecía a lo largo de su vida en agrupaciones sociales y políticas como el Partido Socialista de Guerrero, la Liga Central de Comunidades Agraria y la Confederación Nacional de Veteranos de la Revolución- le dio influencia y poder político en su pueblo.
Amelio regresó a la vida civil y no abandonó el pantalón por la falda,… al contrario, siendo un destacado guerrillero -con el grado de coronel- en su proceso de masculinizació n asumió la valentía y el arrojo como valores, que desde el siglo XIX, se asociaban con la hombría y el nacionalismo. Es interesante, el nacionalismo era representado por una forma de masculinidad que no se llevaba con el macho, más bien Amelio desnudaba al macho menos: mostraba sus carencias.
Un personaje como Amelio no pasó desapercibido por la prensa, los reporteros que lo entrevistaron dejaron tres tipos de reacciones sobre su identidad transgresora: se le toleró en cuanto reproducía actitudes masculinas tradicionales, aún y cuando se le supiera mujer de nacimiento, y no se tuviera simpatía por los homosexuales; se le exhibió de modo morboso destacando su excentricidad; y le se negó su identidad masculina estableciendo que era una manera de enfrentar las restricciones sexistas de su tiempo. Amelio no dejo de ejercer la disimulación honestafalsificó su acta de nacimiento, y en su certificado médico apareció su nombre de varón, logrando que la Comisión Pro Veteranos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SDN) lo reconociera como Veterano de la Revolución en 1974. Quizás esa acción fue más allá del término falsificar, al contrario, su falso mostraba y demostraba una verdad: la identidad sexual y el género no son naturales.
La aceptación social de la identidad masculina transgénero de Amelio dependió en algunos casos del respeto ganado en la batalla y de la imposición a punta de pistola,.. Amelio asesinó a dos hombres que cuestionaban su virilidad y querían descubrir su secreto, por lo que purgó una condena en la cárcel de Chilpancingo; menos graves fueron los excesos de sus allegados que se dirigieran a él como coronela, gozando de cierta aceptación de su parte. Estas conductas y estas formas de enfrentar y vivir su condición revelaban la subversión que su vida implicaba, su vida era algo más que una revolución.
En su familia, Amelio recibió trato de tío y abuelo, aunque el tema de su identidad era tabú; como varón fue autoritario, bebedor y mujeriego, se emparejó en varias ocasiones, y con una de sus compañeras adoptó a una hija, que más tarde se distanciaría de él; su última mujer se ocupaba de prepararle comida y de realizar labores domésticas. Una paradoja en la historia de Amelio fue que durante mucho tiempo reivindicó su identidad masculina, pero una tendencia general -antes y después de su muerte- que pretendía visibilizar a las revolucionarias, soslayó su transgeneridad y lo presentó normalizado como mujer emblemática, dando su nombre a una escuela primaria y a una Casa — Museo en su Estado natal. Una pregunta inocente, si él era mujeriego, formó una pareja, adoptó un hijo, entonces ¿Cuál era el instrumento que desplegaba cuando tenía que poner las cartas en la cama? Esa cuestión interroga lo falso del valor delpene natural y deja abierto un horizonte novedoso como el dildo que no era fallido, sino más bien faludo pues sus mujeres no le hacían el feo al coronel.
Enrique Esqueda Blas rinde homenaje a la Dra. Cano quien sustentada en la historia oral, la consulta de archivos en la SDN, archivos privados y estudios sobre género, masculinidad e historia de la mujer; en su análisis se articulan aspectos biográficos, los discursos oficiales y las representaciones sociales sobre Amelio Robles; con una prosa fluida y amena, sin caer en excesos ni rebuscamientos, el texto permite un diálogo transdisciplinario. Es interesante observar y rescatar ese signo: lo trans disciplinario introduce el componente trans —más allá- en el orden de las disciplinas, reduce el componente autoritario de cada disciplinas para así tener acceso al estudio de las vidas subjetivas y de sus nuevos horizontes ¿Ustedes lectoras, lectores que piensan cuando aparecen estos temas?
Alberto Sladogna, psicoanalista
aslamora@yahooo. com.mx
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