DEMASIADO FÁCIL

DEMASIADO FÁCIL

Por: Tengri

Porque es demasiado fácil echarle la culpa o responsabilidad al otro de lo que sucede, sea éste hombre o mujer, porque al crear arquetipos del villano o de la villana nos quita el peso moral y ético de una consciencia sobre nuestras "propias" responsabilidades sociales, porque convertir al otro en el malo o la mala es una forma mas de religiosidad alentada por la soberbia por no poder asumir nuestra parte, porque siempre seremos los buenos y nunca nos veremos a nosotros mismos ni mucho menos nos juzgaremos como los malos. Porque al crear al villano tenemos un punto de referencia, un objetivo, un blanco sencillo, claro y concreto, es diáfano y por ende podemos encaminar nuestra ira hacia este punto en específico, juntamos todas las iras y los odios para dirigirlos hacia el target (blanco-objetivo) , enfilamos nuestras baterías, sean de última tecnología social o modestas, lo que tengamos a la mano, nuestros recursos para atacar, y no es una guerra convencional, es un malentendido que propiciamos para poder canalizar, catafixiar, hacer catársis de nuestros resentimientos, de todo lo que nos han hecho en vida y también de lo que nos han contado, porque han exacerbado nuestros odios incipientes con "noticias", con informes a los cuales damos categoría de verdaderos porque nos dicen precisamente lo que queremos escuchar, lo que estamos predispuestos a oir.

Cuando sucede algo alguien tiene que ser el responsable o culpable, alguien que no sea yo, por supuesto. De esta manera obran religiones como la judeo-cristiana, a través de procesos inquisitoriales, nosotros desde nuestro laicicismo hemos bien heredado el proceso pero desde la bandera laica, desde nuestra posición segura de lo que piensa la mayoría, lo que ciertos intelectuales opinan y repiten los mass media, todo está orquestado, arreglado para bailar al mismo son y pobre de aquella o aquel que ose desafiar lo políticamente correcto, lo que es aceptado por la mayoría "democrática" que impone a las "minorías" su punto de vista, y aunque curiosamente estas mayorías no lo sean cuantitativamente, sino que presionan mas, ejercen el control de los pensamientos de quienes no se han puesto por sí mismos a analizar la cuestión, es una democracia deliberativa como pantalla de la autocracia, del fascismo disfrazado en piel de oveja. En el caso particular del género es parecido lo que sucede, buscamos chivos expiatorios, que hagan la expiación de nuestros propios pecados que trasladados al otro son mas convenientes que el señalarlos en uno mismo, porque siempre es mas cómodo que sea el otro o la otra la culpable, nunca es uno o si lo es es por culpa del otro o de la otra, de sus actitudes, de su forma de ser y hacer, porque nos orilló a ser y hacer cosas horribles en contra suya, el caso es que sea el otro o la otra quien cargue la responsabilidad. ¿Llegará acaso un día en que dejemos de lado tan burdos artilugios y comencemos a tomar responsabilidad por nuestros actos y también por las consecuencias de éstos?. No quiero ser pesimista, creo que tenemos todo lo necesario para pensar de una manera diferente, menos maniqueísta, porque esta cultura nos ha enseñado a blancos y a negros, a arribas y a abajos, al extremismo y al absolutismo, herencias que datan de tiempo atrás, de antes de nuestro advenimiento al mundo; ¿o de plano la mentira se ha instalado tan confortablemente en nuestras mentes que ahora la creemos de todo corazón?, porque esto es una cuestión de creencias, creemos que el otro o la otra son los villanos, son los violentos o las violentas, son los que nos hacen daño, y nosotros para defendemos hacemos "guerras preventivas" , precisamente porque no queremos ser violentados, mejor aprovechar nuestra ventaja en un momento determinado a terminar subyugados por el otro, por la otra, mejor que seamos nosotros los que los mantengamos abajo, desde el poder que nos confiere el golpe artero, no previsto por la contraparte, y así, mientras intenta recuperarse le asestamos otro golpe y uno mas, para mantenerlo, para mantenerla en shock permanente, que no tenga tiempo de recuperarse porque sabemos de su ira, de sus odios en contra nuestra, porque sabemos que el otro intentará destrozarnos tan luego se recupere, a toda costa no hay que permitirlo.

Participamos de una batalla que enarbola la bandera del amor, participamos y conjuramos la guerra santa de nuestros días: la "guerra del amor", porque ésa es nuestra bandera, la que izamos en nuestras naves de batalla, porque sería muy mal visto un estandarte con las tibias y la risueña calavera, nos recibirían a punta cañonazos, por eso hay que disimular nuestras intenciones, vistámonos de ovejas, seamos ovejas que tienen el corazón endurecido. Total, la vida está conformada por víctimas y qué mejor que la víctima sea otra mas que yo, la que tenga menos argumentos y recursos para defenderse, la que no quiera defenderse. Porque hemos decidido ganar el paraíso a toda costa aún a costa de sumergir al otro para escalar, porque tenemos una imagen demasiado bondadosa de nosotros mismos, porque el espejo que nos la refleja es indulgente pero no es mas que una imagen distorsionada la que nos ofrece dicho medio de contraste, esa imagen no somos nosotros, tal vez por eso nos da miedo enfrentarnos a los espejos de las personas que hemos destrozado con nuestra sutil artillería porque no soportaríamos ver, vernos reflejados ahí, porque no queremos ser los diablos del mundo, sin embargo a algunos nos liman la cola para que ésta no sea vista por miradas indscretas y perspicaces.

Pero que no se entienda esto que digo como que debemos ir por la vida con el mea culpa por delante, tampoco es el caso porque una vez pasado el daño ¿cuánto sentido tiene echarse la culpa o asumir la responsabilidad? , sino andar por la vida con la (ya degradada y desgastada por las políticas públicas) responsabilidad social por delante y no como retaguardia culpabilizante। Y tampoco se entiendan estas palabras como un intento por hacer la moral, no, simplemente como un recordatorio de algo incómodo en nuestras vidas y que podemos si queremos, madurar para lograr darle una salida que contenga dignidad para con uno mismo porque vamos por la vida exigiéndola al otro sin imaginar que ésta empieza en nosotros mismos y ya luego se expande hacia la alteridad.