Todas las Formas de Lucha Son Validas
Votar en blanco o anular el voto son ya intentos de lucha. Es falso decir que da lo mismo que votar; implica tomarse la molestia de ir a la casilla electoral para manifestar una inconformidad en vez seguirle el juego a los partidos y al IFE. Aunque no es de ninguna manera la intención negar aquí que los abstencionistas también tengan razón al demostrar desprecio con su ausencia a un sistema electoral sucio y corrompido desde sus entrañas, y a los partidos todos, que apestan de tanta putrefacción en sus cúpulas. Cada vez más gente sabe y reconoce que en México votar no es elegir. Pero ahí no queda la cosa.
Un pasito más adelante que simplemente anular el voto es romperlo y depositarlo en cachitos, es una demostración explícita de rebeldía. Y no es cierto que hacer añicos la papeleta sea una “grosería” hacia los funcionarios de casilla, no es para ellos el mensaje, sino para todo el aparatejo electoral en el que el pueblo ya no cree por ser una gran farsa montada por el gobierno que lo sustenta y usa para sostenerse en el poder. No está mal destrozar la boleta, sin embargo aun sigue siendo insuficiente para producir un cambio que mejore la situación de la gente en el país, por la sencilla razón de que -como lo dice “El Valedor” Tomás Mojarro- “las ovejas le piden al lobo que no abuse de su condición”. Tanto candor conmovería, pero el lobo sigue siendo el lobo.
Otra cosa es si después de votar en blanco, anular el voto o romper la boleta, la gente se organiza y sale a las calles a manifestarse en contra del gobierno o autoridad, entonces los poderosos empiezan a temblar, llámense empresarios, jueces, legisladores, banqueros, televisoras, o líderes charros. Porque en ese momento el pueblo de a pie, está haciendo uso de su derecho constitucional de gritarles a todos los de arriba “¡váyanse o los sacamos!” puesto que de todos ellos no se completa uno que valga la pena por incompetentes y ladrones. Si la manifestación se convierte en marcha, el mensaje que se les envía es: “mírenos, somos capaces de organizarnos disciplinadamente en contra de ustedes”, y si la marcha termina en un mitin y después del mitin se quedan en plantón, el mensaje es más fuerte: “¡aquí estamos y aquí seguimos!”. Por eso es una gran equivocación ‘tragarse’ el cuento de que los manifestantes salen a las calles por que tienen ganas de molestar a los automovilistas; no es para ellos el mensaje; aunque los de coche tengan prisa por llegar a sus empleos en donde los explotan como oficinistas, los de a pie también están luchando por los-y-las de corbata y tacones.
Lo inmediato siguiente será hacer crecer la movilización; elaborando un plan de acción que lleve a tomar casetas de cobro en las autopistas, cerrar aduanas, puertos, bloquear edificios de gobierno y bancos; pero funciona mejor si los que se quedan en casa apoyan apagando sus televisores y celulares, a la ves que las amas de casa dejan los centros comerciales vacíos. Mientras tanto los estudiantes y maestros en escuelas y universidades se deben organizar en asambleas de apoyo a los trabajadores más combativos por sus demandas de mejores condiciones de vida.
Por razones obvias de falta de espacio, no es posible ampliarse en detalles, pero de esas asambleas puede surgir una estrategia de paros escalonados en todas las fuentes de trabajo/estudio por zonas geográficas, de suerte que rápidamente conduzcan a una convocatoria para una gran huelga nacional, que -dicho sea de paso- también es un derecho que concede la carta magna a todos los mexicanos. Entonces sin más trámite el gobierno caería irremediablemente.
Antes de caer, el gobierno contaría todavía con el recurso de la represión militar, pero para ese momento las organizaciones guerrilleras ya estarían también prestas y dispuestas a entrar en acción, en apoyo a la lucha social unitaria de todos los sectores obreros, campesinos, estudiantiles y domésticos.
El próximo 5 de julio, en las que de por si, serán las elecciones más vacías de la historia de México, tanto por el ausentismo de los votantes como por la vacuidad de las propuestas de los candidatos que lanzan muchas promesas pero no dicen como hacerlas realidad, esbozamos aquí tan solo un panorama posible en el que todas la formas de lucha son válidas. Y quien sabe, al igual que en 1810 y 1910, un nuevo movimiento revolucionario pueda sorprendernos… agradablemente.
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