Golpizas a embarazadas causan abortos y malformaciones en Tlamacazapa
Las féminas llegan desangrándose y poco se puede hacer por los bebés, señala partera
CORRESPONSALIA
TAXCO, 7 DE MARZO. En Tlamacazapa la violencia hacia las mujeres ha originado otro fenómeno: los abortos y las malformaciones en recién nacidos, producidos por los golpes.
Lucía Chávez Solís, una de las cuatro parteras de la comunidad nahua, narró que en los ocho años que lleva ejerciendo esta labor, ha atendido alrededor de 300 alumbramientos, de los cuales 100 terminaron en aborto, porque las mujeres llegan desangrándose después de recibir golpizas de sus esposos, quienes por lo general se encuentran alcoholizados.
En esta población de 6 mil habitantes, dijo, es común la interrupción del embarazo por esta causa, y nunca hay sanción para el agresor.
Chávez Solís, integrante de la organización Yotlakat Non Siwatl y nativa de Tlamacazapa, en los ocho años que tiene como partera –primero empírica y luego capacitada– aseguró que las mujeres llegan a su casa, donde tiene su consultorio, con hemorragias tan severas que les impiden caminar.
Dijo que en esos ocho años ha atendido embarazos de alto riesgo, en los que los bebés nacen muertos o discapacitados; agregó que parte del problema, además de los golpes, es la mala alimentación.
Lamentó que en su comunidad no se valore a las mujeres, y que éstas se sometan a lo que digan sus esposos; ella misma se no se explica por qué los hombres les impiden desarrollarse.
“Estas golpizas que reciben en el vientre, estómago o en otras partes del cuerpo hace que aborten o que los niños salgan mal y entonces tenemos que darle los cuidados”, señaló.
Las mujeres reciben patadas y golpes con el puño cerrado “hasta que llegan ensangrentadas, a punto de abortar; son atendidas, pero sin ninguna esperanza de vida para el producto”.
Incluso algunas han estado a punto de morir “y cuando no podemos atenderlas se tienen que llevar a los hospitales de Taxco”.
A Lucía Chávez –de 47 años y con ocho hijos– ha sentido la angustia, desesperación y dolor de las mujeres –sobre todo jóvenes– que pierden a sus hijos.
“Me ha tocado atender a jovencitas que se embarazan, y como sus maridos son también jóvenes, no les importa la mujer en ese estado, por eso las golpean; llegan llorando, angustiadas, escurriendo sangre de sus genitales”, aseguró.
Se quejó de que las mujeres, en su pueblo no tienen libertad de desarrollarse en todos sentidos, por el machismo.
Por la falta de una clínica los alubramientos se deben atender en las casas, con remedios hechos por ellas mismas. La situación cambió cuando llegó la agrupación Yotlakat Non Siwatl, “nos dio capacitación y material higiénico para realizar los partos”.
“Por eso es urgente que se construya el Centro de Bienestar para la Mujer, para atenderlas, darles mejor calidad de vida”, a pesar de la oposición de los comuneros.
http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2009/03/08/index.php?section=sociedad&article=005n1soc
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