El problema de Petróleos Mexicanos (Pemex) no es sólo la falta de especialistas en trabajos de exploración, sino las políticas internas que a lo largo de varias décadas han propiciado la creación de “mafias” en la paraestatal, advierte Ricardo José Padilla y Sánchez, jefe de la división de ingeniería en ciencias de la tierra de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En entrevista con La Jornada, el ex subgerente de Programación y Planeación Financiera de Pemex Exploración y Producción (PEP), y coordinador especialista de la Gerencia de Sismología y Modelado Geológico de 1995 a 2003, detalló que a causa de las liquidaciones y jubilaciones anticipadas de expertos, hechas para “favorecer a los amigos que no cuestionan y cuyas plazas elevaron a jefaturas”, Pemex enfrentará una crisis grave:
En los próximos diez años se jubilarán los más experimentados, se quedan los directivos –“que no tienen ni conocimientos ni experiencia”–, muy pocas plazas se abrirán para contratar nuevos profesionistas de aquí a 2019 (Pemex planea contratar en ese lapso, en promedio, 54 ingenieros petroleros, 20 geólogos y diez geofísicos), y al frente de la industria quedará una generación con no más de 15 años de experiencia para hacer frente a mayores desafíos.
En sus oficinas de la UNAM, el científico, “uno de los liquidados por razones políticas”, detalló que a lo anterior se suman otros retos: baja contratación de geofísicos y geólogos, “pese a ser más necesarios que los ingenieros petroleros ante la necesidad de explorar aguas profundas”; decreciente producción de crudo en Cantarell, que implica que no ingresen ya 10 mil millones de dólares menos al año; menos recursos para invertir y, en particular, que no existe en el mercado internacional disponibilidad de equipo de perforación ni tampoco los enormes barcos indispensables para trasladar en partes las gigantescas plataformas que se requieren.
El especialista, encargado del proyecto de administración de la tecnología en PEP, dijo que aun cuando se puede subsanar en dos o cuatro semestres la falta de expertos en geología y geofísica –“que somos los que encontramos las reservas de crudo”– mediante programas intensivos educativos que ya desarrollan la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional y las universidades de Nuevo León, San Luis Potosí y Sonora, “no se puede comprar ni rentar el equipo indispensable en el mercado internacional”.
Esto ocurrió debido a la visión “cortoplacista y temerosa” que también afecta a la empresa.
Ilustra: “Uno de los grandes males de Pemex es que no se exploró. Los ingenieros petroleros se echaron en la hamaca y dijeron: ‘tenemos mucho con Cantarell’. Se fueron a lo seguro y ahí se quedaron. Ahora Cantarell está declinando 16 por ciento al año y se va a ir muy rápido. Pese a ello, los últimos diez años o más, 90 por ciento de las inversiones se fueron para mantener la producción de crudo y sólo 10 por ciento para exploración”. Esas políticas se siguieron aun cuando se advirtió que “a la exploración se le tendría que dar mayor importancia”.
El integrante de la Academia Mexicana de Ingeniería y de la American Association of Petroleum Geologists, entre otras, refiere que en su labor dentro de PEP, específicamente en 2002, se logró mapear con imágenes de radar de satélite “montones de chapopoteras” en el Golfo de México. “A partir de entonces empezamos a muestrar y encontramos petróleo.”
Desde esos años, refirió, Pemex ha cuantificado y estudiado las oportunidades en aguas profundas; “hoy sabemos que hay 29 mil 400 millones de barriles de crudo que podemos explotar de un total de 54 mil millones de barriles de petróleo crudo sin descubrir en todo el Golfo de México. Por ello he propugnado que vayamos a aguas profundas, porque sabemos que hay mucho petróleo”.
Por su lado, Francisco José Sánchez Sesma, ex director de investigación del Instituto Mexicano del Petróleo y académico del Instituto de Ingeniería de la UNAM, advirtió sobre la necesidad de capacitar personal, especialistas y técnicos de la industria petrolera, además de impulsar el mercado nacional de bienes de capital para fabricar en México maquinaria de perforación.
En entrevista con La Jornada, el ex subgerente de Programación y Planeación Financiera de Pemex Exploración y Producción (PEP), y coordinador especialista de la Gerencia de Sismología y Modelado Geológico de 1995 a 2003, detalló que a causa de las liquidaciones y jubilaciones anticipadas de expertos, hechas para “favorecer a los amigos que no cuestionan y cuyas plazas elevaron a jefaturas”, Pemex enfrentará una crisis grave:
En los próximos diez años se jubilarán los más experimentados, se quedan los directivos –“que no tienen ni conocimientos ni experiencia”–, muy pocas plazas se abrirán para contratar nuevos profesionistas de aquí a 2019 (Pemex planea contratar en ese lapso, en promedio, 54 ingenieros petroleros, 20 geólogos y diez geofísicos), y al frente de la industria quedará una generación con no más de 15 años de experiencia para hacer frente a mayores desafíos.
En sus oficinas de la UNAM, el científico, “uno de los liquidados por razones políticas”, detalló que a lo anterior se suman otros retos: baja contratación de geofísicos y geólogos, “pese a ser más necesarios que los ingenieros petroleros ante la necesidad de explorar aguas profundas”; decreciente producción de crudo en Cantarell, que implica que no ingresen ya 10 mil millones de dólares menos al año; menos recursos para invertir y, en particular, que no existe en el mercado internacional disponibilidad de equipo de perforación ni tampoco los enormes barcos indispensables para trasladar en partes las gigantescas plataformas que se requieren.
El especialista, encargado del proyecto de administración de la tecnología en PEP, dijo que aun cuando se puede subsanar en dos o cuatro semestres la falta de expertos en geología y geofísica –“que somos los que encontramos las reservas de crudo”– mediante programas intensivos educativos que ya desarrollan la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional y las universidades de Nuevo León, San Luis Potosí y Sonora, “no se puede comprar ni rentar el equipo indispensable en el mercado internacional”.
Esto ocurrió debido a la visión “cortoplacista y temerosa” que también afecta a la empresa.
Ilustra: “Uno de los grandes males de Pemex es que no se exploró. Los ingenieros petroleros se echaron en la hamaca y dijeron: ‘tenemos mucho con Cantarell’. Se fueron a lo seguro y ahí se quedaron. Ahora Cantarell está declinando 16 por ciento al año y se va a ir muy rápido. Pese a ello, los últimos diez años o más, 90 por ciento de las inversiones se fueron para mantener la producción de crudo y sólo 10 por ciento para exploración”. Esas políticas se siguieron aun cuando se advirtió que “a la exploración se le tendría que dar mayor importancia”.
El integrante de la Academia Mexicana de Ingeniería y de la American Association of Petroleum Geologists, entre otras, refiere que en su labor dentro de PEP, específicamente en 2002, se logró mapear con imágenes de radar de satélite “montones de chapopoteras” en el Golfo de México. “A partir de entonces empezamos a muestrar y encontramos petróleo.”
Desde esos años, refirió, Pemex ha cuantificado y estudiado las oportunidades en aguas profundas; “hoy sabemos que hay 29 mil 400 millones de barriles de crudo que podemos explotar de un total de 54 mil millones de barriles de petróleo crudo sin descubrir en todo el Golfo de México. Por ello he propugnado que vayamos a aguas profundas, porque sabemos que hay mucho petróleo”.
Por su lado, Francisco José Sánchez Sesma, ex director de investigación del Instituto Mexicano del Petróleo y académico del Instituto de Ingeniería de la UNAM, advirtió sobre la necesidad de capacitar personal, especialistas y técnicos de la industria petrolera, además de impulsar el mercado nacional de bienes de capital para fabricar en México maquinaria de perforación.
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